Virtud y fortuna
La dolorosa derrota de nuestra selecci¨®n frente a Italia, con la sangrante estampa de Luis Enrique v¨ªctima de un codazo criminal, pareci¨® inspirada en la ¨¦pica de los perdedores filmada por Sam Peckinpah. Los jugadores espa?oles lucharon brav¨¢mente -polvo, sudor y Hierro- frente a la squadra azzurra, inspirada por el esp¨ªritu de c¨¢lculo y por el deseo de ahorrar esfuerzos. El gol de la victoria marcado por Roberto Baggio cuando faltaban pocos minutos para que terminase el encuentro fue el mejor ejemplo de la concepci¨®n del f¨²tbol italiana: jugadores geniales como el crack de la Juve se justifican precisamente por su capacidad excepcional para resolver un partido. El fallo de Julio Salinas, por el contrario, mostr¨® el buen fundamento de las razones que asist¨ªan a Cruyff para mantenerlo como reserva en el Bar?a.Antes del encuentro, Clemente se hab¨ªa jactado de que la victoria de la selecci¨®n espa?ola hubiese sido tambi¨¦n su victoria personal, que Manolo el del Bombo y Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa el del Tromb¨®n hubiesen coreado entonces con entusiasmo. Aunque cabe sostener ahora que la derrota del s¨¢bado fue igualmente su derrota, la simetr¨ªa no es del todo acertada: el partido contra Italia no lo perdieron tanto los jugadores espa?oles, que se vaciaron en el terreno con una admirable entrega, como el propio seleccionador, obstinado en sus experimentos t¨¢cticos de reb¨®tica a costa de la continuidad y el talento. As¨ª como algunos directores de escena se han adue?ado del teatro a costa de los dramaturgos y de los autores, entrenadores como Clemente tratan de usurpar a los jugadores su condici¨®n de protagonistas de los encuentros. Con Michel -posiblemente nuestro jugador m¨¢s inteligente- de comentarista forzoso de televisi¨®n, el banquillo tambi¨¦n alberg¨® el s¨¢bado a Guardiola y a Guerrero: ?hubiera alineado Clemente a Roberto Baggio o a Stoichkov frente a Italia de haber sido espa?oles?Clemente achaca a la suerte la victoria italiana. Sin embargo, un florentino ilustre, estudiado por el anterior jefe de la Casa del Rey, refut¨® hace siglos la opini¨®n "de que las cosas del mundo est¨¢n gobernadas por la fortuna, hasta tal punto que los hombres, a pesar de toda su prudencia, no pueden. corregir su rumbo ni oponerles remedio alguno". Maquiavelo manten¨ªa, por el contrario, que muchas acciones despreciadas como fruto de la buena suerte -digamos, el gol de Roberto Baggio- no eran deudoras de la fortuna, sino de la oportunidad: "Sin esa oportunidad, la virtud de su ¨¢nimo se habr¨ªa perdido; y sin dicha virtud, la oportunidad habr¨ªa venido en vano". Tal vez fuese bueno para el f¨²tbol espa?ol que Clemente leyese alguna vez El Pr¨ªncipe.
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