"No apoyar¨ªa la invasi¨®n de Hait¨ª, pero la entender¨ªa"
Ernesto P¨¦rez Balladares, de 48 a?os, l¨ªder del Partido Revolucionario Democr¨¢tico (PRD), en el que se apoy¨® el denostado Manuel Antonio Noriega, hoy preso en Miami por narcotr¨¢fico, vive con la sombra del general a su espalda. Como una cruz. Sin renegar de su pasado, P¨¦rez Balladares tiende a adornar algunos pasajes comprometidos. En su curr¨ªculo oficial ya no aparece, por ejemplo, su jefatura de la campa?a del PRD en las elecciones de 1989, las que precipitaron la invasi¨®n estadounidense. Es alto. Hace honor a su apodo, el Toro, un mote que arrastra desde el patio del colegio. De la mu?eca derecha cuelga un gran rolex de oro macizo. Tiene manos inmensas que mueve con calma. Parece acostumbrado a sentirse importante.Pregunta. ?Cu¨¢l es el motivo de su visita a Espa?a?
Respuesta. Incentivar las inversiones espa?olas, privadas y p¨²blicas, en Panam¨¢. S¨¦ que en los pr¨®ximos cinco a?os se van a dar oportunidades muy buenas, no s¨®lo por nuestra pol¨ªtica de liberalizaci¨®n, sino porque ya se empiezan recuperar ¨¢reas pr¨®ximas al Canal que han sido subutilizadas y que pueden servir como centro de exportaci¨®n y de redistribuci¨®n en los mercados de Am¨¦rica Latina y de Estados Unidos.
P. ?C¨®mo explicar¨ªa usted que el partido que estaba con Noriega hace cinco a?os vuelve ahora por las urnas al poder? ?Es el mismo partido?
R. Lo ¨²nico que tiene de igual es el nombre. Es un partido totalmente diferente. Un partido que responde a un esfuerzo de reorganizaci¨®n del que yo formo parte. Un esfuerzo que empez¨® pasada la invasi¨®n. Empez¨® por hacer la autocr¨ªtica que era absolutamente necesaria, permitiendo ganar credibilidad ante el pueblo paname?o. Afortunadamente, la ayuda inconsciente de un Gobiemo muy incapaz [el de Guillermo Endara] hizo m¨¢s f¨¢cil nuestra recuperaci¨®n. Yo me hab¨ªa preparado para un proceso de reorganizaci¨®n y de lucha de 10 a?os y no de cinco.
P. Usted fue jefe de la campa?a del PRD en 1987. ?Qu¨¦ diferencia hay entre aquella y la de la de 1990
R. ?Toda! Aquella fue una campa?a polarizada. Hubo fuerzas extranjeras que tuvieron mucho juego. Fue un proceso marcado por la inseguridad, los insultos... por la violencia. Desafortunadamente no se reconoci¨® el triunfo que obtuvo Endara. Las elecciones de este a?o fueron justo lo opuesto: un proceso electoral que el mundo reconoce como ejemplar. Es la piedra angular de lo que va a ser el proceso democr¨¢tico en Panam¨¢.
P. ?Sirvi¨® de algo la invasi¨®n estadounidense?
R. Es una pregunta muy dificil. Para poder saber si una acci¨®n tuvo un resultado positivo hay que medirla contra su objetivo. Todav¨ªa no s¨¦ cu¨¢l fue ¨¦ste. Si el fin era atrapar a Noriega, lo hubieran podido conseguir de una forma menos costosa para todos. La invasi¨®n es un hecho muy doloroso de nuestra historia. Pero ya hemos volteado esa p¨¢gina. Mi intenci¨®n es mirar al futuro, sin regresar atr¨¢s.
Perdonar es un imperativo
P. ?Tiene usted tentaciones de perdonar?R. No es siquiera una tentaci¨®n. Es un imperativo hist¨®rico. Necesario para consolidarnos como pa¨ªs. Para hacer frente al reto que tenemos.
P. ?Y ese perd¨®n ser¨¢ legal? ?Habr¨¢ amnist¨ªa?
R. Ya hubo un perd¨®n que dio el presidente actual, el se?or Endara... Creo que lo denomin¨® indulto. All¨ª se perdon¨® a la inmensa mayor¨ªa que ten¨ªan delitos pol¨ªticos. No es mi intenci¨®n indultar o perdonar a nadie que est¨¦ encarcelado por un delito com¨²n.
P. Hay un problema inmediato. El de los 10.000 refugiados haitianos. El Gobierno paname?o dijo que los aceptaba y dos d¨ªas despu¨¦s se desdijo. Estados Unidos no sabe d¨®nde colocarlos. Se les trata como a una mercanc¨ªa...
R. El problema de Hait¨ª es hemisf¨¦rico. Existe el reconociento de un Gobierno democr¨¢ticamente electo. Existe una dictadura represiva y sangrienta. Evidentemente las sanciones adoptadas por Estados Unidos y apoyadas por las naciones industrializadas hacen m¨¢s pat¨¦tica la situaci¨®n, provocando este ¨¦xodo de personas que, desesperadas, se tiran al mar. La actitud de todos los latinoamericanos debe ser de coadyuvar en el objetivo final: lograr que haya una democracia.
P. ?Usted apoyar¨ªa pol¨ªticamente una invasi¨®n de Hait¨ª?
R. No la apoyar¨ªa, pero la entender¨ªa. Una acci¨®n armada de ese tipo, de producirse, deber¨ªa ser propiciada no por un pa¨ªs en particular [EE UU] sino por la ONU. Y s¨®lo como una medida desesperada, si todas las dem¨¢s fracasaran.
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