El rey del tiro libre

Branco no se llama Branco. Se llama Claudio Ibrahim Vaz Leal, apellidos que revelan un lejano origen espa?ol. Ya ha cumplido los treinta -naci¨® el 4 de abril del 64- y fue al Mundial en principio como suplente. El extrav¨ªo de Leonardo, que propino al norteamericano Tab Ramos un codazo terrible dio paso a su suspensi¨®n por cuatro encuentros y nos ha permitido ver a Branco.Porque Branco promet¨ªa, y lo cumpli¨®, algun tiro libre excepcional. El tiro libre es una suerte espec¨ªfica, reservada a jugadores que a¨²nen toque y potencia, m¨¢s un porcentaje de picard¨ªa para enga?ar. Hace algunos a?os que sospecho que Branco es quiz¨¢ el mejor lanzador de tiros libres del mundo (?o quiz¨¢ Koeman?), y cuando menos, el m¨¢s espectacular. A veces le han acusado de refugiarse demasiado en eso. De no ser un jugador de esfuerzo continuo y de dar menos rendimiento del que deber¨ªa por sus condiciones t¨¦cnicas excepcionales. De hecho, cuando sali¨® de Brasil para vivir la aventura europea empez¨® con un fracaso. Fue en el Brescia, modesto equipo italiano cuyas perspectivas no cubri¨®. Tras dos temporadas tuvo que dejar el equipo como un fracasado. Pero no quiso regresar a Brasil y se qued¨® a medio camino, en el Oporto, donde las cosas le fueron suficientemente mejor como para regresar al calcio, esta vez a un equipo de m¨¢s campanillas, el G¨¦nova. Y all¨ª triunf¨® por fin. Pero, como siempre, lo mejor fueron sus tiros libres, sobre todo los que lanza desde larga distancia, unos diez metros fuera del ¨¢rea. Su especialidad es pegarle dur¨ªsimo, con el exterior del pie izquierdo, aunando potencia y un efecto diab¨®lico. De esta manera le marc¨® uno, del que todav¨ªa se habla en Italia, al Juventus que dej¨® a la Vechia Signora sin Copa de la UEFA, sin participaci¨®n en Europa por primera, y hasta ahora ¨²nica, vez en su historia. En su plaza se meti¨® precisamente el G¨¦nova, que alcanz¨® las semifinales gracias a otro tirazo libre de Branco.

Esta temporada ha vuelto a Brasil, al Fluminense. Y a las pantallas de televisi¨®n de todo el mundo, con un tirazo vencedor muy de su marca. Con el exterior del pie izquierdo, terrible potencia y efecto diab¨®lico. Un tirazo casi dirigido por control remoto, que sorte¨® la cintura de Wouters, rectific¨® su direcci¨®n para ajustarse al espacio m¨ªnimo que se separaba los costados de Romario y de Valckx y, libre de obst¨¢culos, pic¨® su trayectoria hacia abajo para entrar por la cepa del palo. Inolvidable.