Mediar o colaborar
ENTRA DENTRO de lo habitual que las resoluciones judiciales sobre el terrorismo sean especialmente pol¨¦micas. Sobr¨¦ todo, las que tienen que ver con el correoso mundo de la mediaci¨®n en el contexto del secuestro, la coacci¨®n o la extorsi¨®n, en el que no es f¨¢cil delimitar la l¨ªnea divisoria que separa al que act¨²a en el lado de la v¨ªctima o en el de los terroristas.La reciente sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que absuelve al abogado de Herri Batasuna (HB) Alvaro Reiz¨¢bal del delito de colaboraci¨®n con ETA no ha sido una excepci¨®n. Como tampoco lo fue la dictada hace poco m¨¢s de cuatro meses por el Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco que absolvi¨® del mismo delito al tambi¨¦n abogado de HB Jos¨¦ Mar¨ªa Elos¨²a, mediador en el prolongado secuestro del industrial Emiliano Revilla.
En el caso del abogado ?lvaro Reiz¨¢bal la sentencia del Supremo llama m¨¢s la atenci¨®n porque anula otra anterior dictada por la Audiencia Nacional que conden¨® a dicho abogado por mediar en el cobro del impuesto revolucionario exigido por ETA a un empresario vasco. Esta circunstancia explica, sin duda, las reacciones un tanto crispadas con que ha sido acogida en los medios de la lucha antiterrorista del Pa¨ªs Vasco.
El viceconsejero de Interior del Gobierno vasco, Jos¨¦ Manuel Martiarena, no ha dudado en afirmar que el Tribunal Supremo "se ha dejado enga?ar por los abogados de HB". M¨¢s sutil, pero no menos claro, el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, se ha limitado a decir: "Sabemos qui¨¦n es el se?or Reiz¨¢bal, en qu¨¦ cosas ha andado el se?or Reiz¨¢bal, y tenemos nuestra opini¨®n; si bien, jur¨ªdicamente, el se?or Reiz¨¢bal es inocente".
Sin duda, lo dicho por Arzalluz refleja la realidad con mayor exactitud que el juicio de intenciones que el viceconsejero vasco de Interior hace de la actuaci¨®n del. Tribunal Supremo. Los abogados de HB habr¨¢n intentado, sin duda, enga?ar al Supremo con sus argucias legales habituales. Pero algo muy distinto es que hayan tenido ¨¦xito en su empe?o y, sobre todo, que el Supremo se haya dejado enga?ar.
Seguramente, el viceconsejero vasco de Interior pretend¨ªa decir otra cosa que imputar al Tribunal Supremo nada menos que un delito de prevarica ci¨®n. M¨¢s bien, el problema radica en la dificultad que plantea trasladar de un modo fehaciente al pro ceso judicial la realidad que describe Arzalluz (es decir, lo que se sabe de las cosas en que anda el se?or Reiz¨¢bal). Si, a la postre, eso que saben algunos se reduce judicialmente a presunciones, indicios- o interpretaciones m¨¢s o menos fundadas, pero que no alcanzan el car¨¢cter de prueba exigible en un proceso penal, a un tribunal de justicia no le queda otra salida que declarar la inocencia jur¨ªdica a la que, se refiere Arzalluz.
La Audiencia Nacional conden¨® a Reiz¨¢bal en virtud de una deducci¨®n l¨®gica, pero insuficiente: la de que su pertenencia a HB le impulso m¨¢s a facilitar el cobro de la extorsi¨®n que a ayudar al empresario extorsionado a librarse de la amenaza que pesaba sobre ¨¦l. El hecho de. que la iniciativa de la mediaci¨®n partiera del empresario y no del abogado s¨®lo fue considerado como una atenuante para aminorar la condena. El Supremo, obliga do a hilar m¨¢s fino -sus resoluciones -crean jurisprudencia-, ha estimado, en cambio, que la afinidad o simpat¨ªa ideol¨®gica de determinadas organizaciones por los m¨¦todos criminales de ETA merece, sin duda, el reproche de una sociedad-democr¨¢tica, pero por s¨ª misma "no constituye un dato cierto de valor inculpatorio".
Se comprende que este tipo de sentencias no sean muy apreciadas en los medios m¨¢s directamente implicados en la lucha contra el terrorismo. Pero mejor que lamentarse por ellas o hacer cr¨ªticas m¨¢s o menos acertadas es procurar que el atestado policial sea lo m¨¢s completo posible, que la instrucci¨®n sumarial est¨¦ bien hecha y que la acusaci¨®n del ministerio fiscal no sea, como sucede a veces, un mero tr¨¢mite burocr¨¢tico. Es la v¨ªa m¨¢s eficaz en un Estado de derecho para que todos aquellos que subrepticiamente sirven a ETA, emboscados a veces en mantos profesionales, no puedan librarse de la condena que merecen.
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