El estigma de llamarse Libertad
Una mujer de 58 a?os lleva 13 recorriendo juzgados para intentar recuperar su nombre de pila
Libertad Padial Bustos quiere morirse con el nombre que le impuso su padre cuando naci¨® en M¨¢laga el 17 de agosto de 1936, un mes menos un d¨ªa despu¨¦s de estallar la guerra civil. Su padre Enrique era un hombre culto, capaz de expresarse en cinco idiomas, comunista, director del peri¨®dico Nosotros y "rojo hasta las cachas".La expectativa de conocerlo la llen¨® de ansiedad. "Me imaginaba que tendr¨ªa el pelo y la piel de color rojo porque dec¨ªan que era rojo". Cuando lo vi¨® al salir de la c¨¢rcel su p¨¢lida piel y su aspecto blanquecino la dejaron at¨®nita. Entonces comenz¨® a comprender a qu¨¦ le llamaban ser rojo y el estigma asociado en la Espa?a de la posguerra.
"Mi padre y mi madre se fueron con salvoconductos a Barcelona en 1945. ?l a trabajar como metal¨²rgico y ella de cocinera en una pasteler¨ªa", recuerda Libertad. La familia sobreviv¨ªa modestamente en la Barcelona de la posguerra. "Mi padre insist¨ªa en que alg¨²n d¨ªa ser¨ªamos libres pero por desgracia para ¨¦l fue libre enseguida porque se muri¨® en 1950". Hu¨¦rfana y sin medios econ¨®micos, Libertad se lanz¨® a buscar trabajo sin presumir de lejos lo que implicaba disponer de un carn¨¦ de identidad como el suyo.
-En muchos sitios no me quer¨ªan porque mi nombre les dar¨ªa problemas.
Tambi¨¦n se prestaba a bromas. En el metro de la Plaza de las Glorias un compa?ero le susurr¨® al o¨ªdo: "?Quieres pasar la noche en la c¨¢rcel? ?Venga, voy al otro extremo del and¨¦n y te llamo a gritos, '?Libertad!, ?quedamos para esta noche?". No fueron ni una ni dos las veces que fue retenida por la Polic¨ªa Armada al comprobar su documentaci¨®n. Muchas m¨¢s. Cuando peor lo pas¨® fue en un viaje en tren desde Barcelona a M¨¢laga con 18 a?os. En una inspecci¨®n de rutina los guardias civiles la conminaron a abandonar el tren en la estaci¨®n de Aspe (Alicante). Pas¨® toda la noche en el cuartelillo hasta que comprobaron que su nombre y apellidos eran legales. Al d¨ªa siguiente reanud¨® el viaje hasta M¨¢laga custodiada por la Guardia Civil.
Decidi¨® casarse en 1960: "Voy a pedir los papeles y me dicen que no me pueden dar la partida de nacimiento porque no estaba suficientemente identificada; que Libertad no era mi nombre. Y me confiscaron la documentaci¨®n. Yo no me pod¨ªa llamar Libertad. Me dieron a escoger entre Liberata o Jacinta, pero mi madre se enfureci¨® y, dijo que ni hablar. Que en todo caso Josefa, y con Josefa me qued¨¦ desde que me cas¨¦.
A pesar del tiempo transcurrido, Libertad no vuelve la cabeza si no le llaman por su nombre de pila, aunque en todos sus documentos actuales figure como Josefa. S¨®lo sus clientas del peque?o comercio que abri¨® en Benidorm la conocen as¨ª.
Los intentos por recuperar su nombre real no han cesado desde que en 1981 la Administraci¨®n levant¨® la prohibici¨®n a que los espa?oles se llamen como les d¨¦ la gana, sin tener que recurrir al santoral del calendario cristiano.
Primero lo intent¨® en los juzgados de Barcelona, despu¨¦s en M¨¢laga y ahora en Benidorm, a donde ha ido a residir por su clima benigno. De sus idas y venidas de los juzgados apenas ha recibido otras noticias que las de "se est¨¢ tramitando". "Me pon¨ªan todas las trabas posibles; tampoco me daban la partida de nacimiento porque tienes que explicar para qu¨¦ la quieres. Harta ya, me invent¨¦ que para una herencia y me la dieron. ?Sabe qu¨¦ pon¨ªa? Que el nombre Libertad se hab¨ªa tachado por una orden del Ministerio de Justicia del 9 de febrero de 1939".
Despu¨¦s de 13 a?os pendiente de los juzgados, ayer acudi¨® a una cita del de Benidorm. Sus fr¨¢giles piernas le imped¨ªan acudir hasta la ventanilla. El funcionario amable se prest¨® a descender a su encuentro para sellar la devoluci¨®n de su original identidad.
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