Convergencia bis
MUCHAS SON las cosas que han cambiado desde marzo de 1992, cuando el Gobierno logr¨® un amplio respaldo parlamentario al primer programa de convergencia. En ¨¦l se establec¨ªa la estrategia para integrar a Espa?a en el grupo de pa¨ªses que realicen en 1997 la tercera y definitiva fase de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria (UEM). La diferencia, m¨¢s importante, sin duda, es la intensa recesi¨®n que ha afectado a la generalidad de las econom¨ªas comunitarias. Entre sus consecuencias est¨¢ el desdibujamiento de ese horizonte de la integraci¨®n.Como efecto de la recesi¨®n, los Estados miembros de la UE- se sumieron en su mayor¨ªa en una introspecci¨®n -un desplazamiento de las prioridades comunitarias- que indujo al cuestionamiento expreso de algunos de los m¨¢s relevantes objetivos definidos en el Tratado de Maastricht: los que especificaban cuantitativa y temporalmente las condiciones de convergencia nominal que las econom¨ªas deb¨ªan satisfacer. en 1997. La suspensi¨®n de hecho de la disciplina cambiar¨ªa en que concluy¨® la larga crisis del Sistema Monetario Europeo (SME) al principio de agosto del pasado a?o constituy¨® un claro exponente de esa mayor discrecionalidad con que se empezaban a interpretar las exigencias definidas en el Tratado, de la Uni¨®n Europea.
La econom¨ªa espa?ola ha sido una de las que ha sufrido con mayor severidad los efectos de esa recesi¨®n. No es extra?o, por tanto, que los espa?oles hayan respondido con una viva decepci¨®n al proyecto integrador. El programa de convergencia de 1992 enunciaba en su cap¨ªtulo cuarto las reformas estructurales que era necesario abordar no s¨®lo para que ¨¦sa convergencia fuera alcanzable, sino para garantizar un funcionamiento m¨ªnimamente eficiente de la econom¨ªa. Con contadas y menores excepciones, esas medidas tardaron en concretarse m¨¢s d¨¦ dos a?os. Las finalmente abordadas, como la reciente reforma del mercado laboral o la introducci¨®n de un mayor rigor en la administraci¨®n de las finanzas p¨²blicas, lo han hecho en el contexto econ¨®mico m¨¢s adverso de los ¨²ltimos 10 a?os.
El Gobierno actual ha revisado aquel programa y, al igual que otros pa¨ªses comunitarios, lo presentar¨¢ a consideraci¨®n en la Comisi¨®n Europea. Previamente ser¨¢ objeto de debate en el Parlamento espa?ol.
Esta segunda edici¨®n del programa de convergencia se presenta con mayores dosis de memoria de actuaciones que de efectiva programaci¨®n de decisiones. El objetivo expuesto de conseguir una tasa media de crecimiento. durante los pr¨®ximos tres a?os del 3,4% (2,8% en 1995 y 3,9% entre 1996 y 1997) exige. aprovechar plenamente la fase expansiva que han iniciado las econom¨ªas europeas, sin perder de vista la necesidad de controlar la inflaci¨®n.
Con algo m¨¢s de escepticismo cabe contemplar el prop¨®sito de reducir el d¨¦ficit p¨²blico hasta el 3% del PIB en 1997, a tenor de la importancia que reviste el d¨¦ficit estructural en nuestras cuentas p¨²blicas y las actuaciones previstas en este programa para su consecuci¨®n: mantenimiento de los compromisos asumidos en materia de bienestar social y de inversi¨®n p¨²blica y renuncia a aumentos de la presi¨®n fiscal individual. Es al menos dudoso que el, aumento de la recaudaci¨®n tributaria pueda basarse exclusivamente en el ¨¦xito de la lucha contra el fraude y la progresividad global del sistema tributario.
El nuevo debate parlamentario deber¨ªa centrarse preferentemente, en las reformas estructurales que enuncia el actual programa -alcance de la reforma laboral, actuaciones en- materia de formaci¨®n profesional, investigaci¨®n y desarrollo, teledomunicaciones, vivienda y suelo, sistema financiero, sector seguros, modificaciones fiscales, reforma administrativa y nueva Ley General Presupuestaria, mejora de la eficiencia del sector p¨²blico empresarial, reformas de car¨¢cter sectorial- y aquellas otras que propongan los partidos de la oposici¨®n. Es una ocasi¨®n, en definitiva, de verificar hasta qu¨¦ punto el Gobierno y los partidos que apoyan. sus actuaciones disponen de algo m¨¢s que voluntad para reconducir la econom¨ªa espa?ola a la senda de la recuperaci¨®n y de la convergencia con Europa durante lo que resta de legislatura.
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