Una incr¨¦dula salida por la puerta grande
Rodolfo N¨²?ez abri¨® el s¨¢bado la puerta grande de Las Ventas, lo que le debiera suponer un paso importante en su carrera taurina. Pero lo cierto es que el espigado novillero, mientras le llevaban a hombros, iba serio y en el rostro pintada la incredulidad.A N¨²?ez le dieron una oreja f¨¢cil en cada uno de sus dos novillos por dos faenas en las que corri¨® la mano con desigual fortuna. En su primer novillo sobresali¨® en los pases de pecho, en los que se ech¨® al burel por delante y le marc¨® muy bien la salida. Se templ¨® en el toreo con la mano derecha, y aunque pec¨® de cierta frialdad, di¨® alg¨²n redondo de buena factura.
La faena al cuarto novillo de la noche, se sostuvo sobre la mano izquierda. Como su primero, este tambi¨¦n fue noble y distra¨ªdo. Sin mucho celo el morlaco repiti¨® sus embestidas, y el novillero tore¨® al natural en tandas cortas; muletazos rematados hacia adentro, en los que falt¨® la emoci¨®n necesaria, muy principalmente por el endeble empuje del novillo.
Pasquau / N¨²?ez, Mar¨ªn, Contreras
Novillos de Jim¨¦nez Pasquau, desigualmente presentados, blandos, mansos. Rodolfo N¨²?ez: bajozano (oreja); media ca¨ªda (oreja); sali¨® a hombros. Agust¨ªn Mar¨ªn: dos pinchazos, media desprendida y descabello (silencio); media desprendida (silencio). Roberto Contreras: pinchazo, otro delantero y estocada pescuecera (silencio); pinchazo y otro hondo bajo (silencio). Los dos ¨²ltimos nuevos en esta plaza.Plaza de Las Ventas, 16 de julio (noche). Un cuarto de entrada.
A Agust¨ªn Mar¨ªn se le adivinan buenas maneras, pero qued¨® su labor in¨¦dita, por mor de la poca colaboraci¨®n de sus novillos. El primero se le par¨® en los primeros compases de la faena de muleta, en la que se salv¨® alg¨²n natural; y su segundo era un insufrible marmolillo. A su primero lo recibi¨® en chiqueros, hincado de rodillas y a porta gayola, suerte en la que perdi¨® el capote, despu¨¦s de que la res le hiciera un extra?o. La faena de muleta al quinto la comenz¨® de rodillas, en un intento, que se le agradece, de caldear al p¨²blico. Ganas de agradar y ser no le faltaron.
Roberto Contreras tampoco pudo desarrollar sus faenas a gusto, aunque puso voluntad e intervino en quites. Malos novillos y su torpe manejo del acero, le procuraron silencios.
Y termin¨® el festejo, y resulta que nadie se mov¨ªa del tendido ?Qu¨¦ suced¨ªa? Pues que el respetable esperaba la suelta de vaquillas, tres en total, que le iban a ofrecer a la sana afici¨®n con ganas de corretear delante de las becerras, o de darlas pases, mientras Rodolfo N¨²?ez traspasaba la Puerta Grande, a hombros, camino de la calle de Alcal¨¢.
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