Botero y Caja de Madrid
Que la Caja de Madrid haya auspiciado la invitaci¨®n del excelent¨ªsimo Ayuntamiento, para que nuestra villa y corte disfrute de la gran manifestaci¨®n escult¨®rica de Botero y nuestro pueblo pueda observarlas y tenerlas al alcance de su mano, es una magn¨ªfica iniciativa -hoy realizaci¨®n-, m¨¢xime cuando en otras capitales, adelantadas en el arte y cultura, siempre en porfia, ofrecieron de igual modo y en parecidos escenarios la magn¨ªfica muestra.Hemos le¨ªdo que la Caja de Madrid se propone adquirir, en la galer¨ªa multinacional que tiene Botero en exclusiva, tres esculturas, y que Botero donar¨¢ una de las exhibidas, que hubiere sido de elecci¨®n popular, al pueblo de Madrid. Se presupone Mujer del espejo.
Si en este trato Caja de Madrid obtuviera un precio excepcional -se ha de tener en cuenta la situaci¨®n aleatoria para el coleccionismo de la pieza fundida- pudiera ser una ocasi¨®n afortunada. Si bien, Caja de Madrid, preceptivamente no compra obra de arte.
Lo que encontramos dudoso de justificar que al amparo del gran reclamo se organice de forma paralela una exposici¨®n de Botero en la galer¨ªa d¨¦ su exclusiva, con fines estrictamente comerciales; es decir, para la venta de sus obras: pintura, dibujos, etc¨¦tera.
La Caja de Madrid y nuestro Ayuntamiento, de buena fe -acaso por desconocimiento y cierto papanatismo- han servido en exclusiva el negocio del arte, en el periodo Botero, a una sola galer¨ªa.
El resto de galer¨ªas y artistas sufren ahora, por esta causa, una situaci¨®n doblemente agravada, en las presentes dificultades econ¨®micas. Muy cerca de nosotros existen tambi¨¦n valores de internacionalidad; por hacer menci¨®n, el prestigio universal de la Escuela Internacional del Realismo Espa?ol.
Si se pretende que Botero, coincidiendo con su periodo madrile?o, hubiera sido presentado en su m¨¢s amplia ambici¨®n creadora: pintura, dibujo, etc¨¦tera, debiera de haberse habilitado otro recinto adecuado, como se ha hecho con el espaci¨® para la exhibici¨®n escult¨®rica. La Biblioteca Nacional, ponemos por caso. Se hubiera revestido de solemnidad.
Ello, con el fin ineludible de preservar la "gran manifestaci¨®n Botero" de cualquier prop¨®sito especulativo. Iniciativa e intervenci¨®n de Caja Madrid y Ayuntamiento implican el principio estrictamente cultural del cometido.
Por el contrario, en la sala de Botero de Madrid, se ha realizado, coincidente con el gran reclamo, la exposici¨®n y venta de las obras exhibidas: pintura, dibujos, etc¨¦tera, causando de inmediato el grave da?o, irreparable, a galeristas y pintores, como se ha se?alado, y nuestras instituciones utilizadas en el negocio Botero y su galer¨ªa.
Bien merecen por consiguiente, Botero y directivos de su galer¨ªa multinacional, ser condenados a permanecer encerrados un tiempo de regeneraci¨®n en la caldera de Pedro Botero, que fue un t¨ªo del artista, el inventor del artefacto.-
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