La presentaci¨®n de la moda invernal no tapa los problemas de la alta costura
Los grandes dise?adores inician en Par¨ªs sus pases de temporada
El invierno empez¨® ayer en Par¨ªs. Un invierno artificial, tan imposible como las piernas de las supermodelos o los precios de los vestidos que exhiben. Esta semana se presentan en la capital francesa las colecciones de alta costura para la temporada oto?o-invierno 1994-1995, bajo el signo de la industrializaci¨®n. Las p¨¦rdidas econ¨®micas se acumulan y las grandes casas de moda caen inexorablemente en la ¨®rbita de las corporaciones financieras. S¨®lo la casa Chanel puede presumir a¨²n de independencia.
El silbato de salida lo dio el italiano Gianni Versace, el domingo por la noche. Pr¨¢cticamente todas las supermodelos (Linda Evangelista, Cindy Crawford Claudia Schiffer, Naomi Campbell ... ) y algunas celebridades ultramarinas, como el cantante Prince y el actor Sylvester Stallone, se congregaron en el hotel Ritz para celebrar por todo lo alto el estilo Versace. Fue la primera fiesta de una semana abarrotada de desfiles y actos publicitarios de gran presupuesto.La moda se ha industrializado, eso es ya un t¨®pico. La corporaci¨®n financiera LVMH (Louis Vuitton-Moct-Hennesy) controla las firmas Dior, Givenchy y Christian Lacroix, y colabora con el modisto japon¨¦s Kenzo. El grupo Bic posee Guy Laroche; el grupo Sanof¨ª tiene Yves Saint-Laurent y Ricci; la Compa?¨ªa Financiera Edmond de Rothschild posee Carven... S¨®lo Chanel, propiedad de la familia Wertheim, es capaz de exhibir su independencia y mantener bajo secreto su contabilidad.
La alta costura es, en general, muy deficitaria, y las corporaciones la utilizan como escaparate para productos de consumo masivo, como perfumes y complementos. La inversi¨®n de cada colecci¨®n, nunca inferior a los 30 millones de francos (unos 700 millones de pesetas) y casi nunca recuperada, se consigna al presupuesto de promoci¨®n. Christian Lacroix se estableci¨® en 1987 y ha tenido un ¨¦xito razonable. Y, sin embargo, perdi¨® 20 millones de francos (casi 500 millones de pesetas) en 1993. Pero mientras la gran mayor¨ªa apuesta por la v¨ªa de la concentraci¨®n empresarial, la diversificaci¨®n de productos y la publicidad masiva, algunos temen que los profesionales de las finanzas y sus montajes espectaculares acaben con los modistos y con los artesanos de la costura.
"Creo en la creatividad, pero con una visi¨®n industrial. Sin eso, no hay desarrollo posible", declar¨® ayer Fran?ois Baufum¨¦, director general de Dior, al diario Le Figaro. Seg¨²n Baufum¨¦, "el buen sentido y las cifras llevan a pensar que es mejor reunir bajo un mismo techo la costura, los vestidos, los accesorios y los perfumes". El director de Dior admiti¨® que se hab¨ªa registrado "un ligero descenso en la calidad" de la alta costura, pero a cambio de "una importante reducci¨®n en los precios en todos los mercados del mundo".
El m¨ªtico Pierre Cardin piensa exactamente lo contrario que Baufum¨¦. Cree que la alta costura debe recuperar la exclusividad de anta?o y, por tanto, se ha negado a presentar sus modelos durante la gran semana. Cardin har¨¢ su desfile en enero, ante un p¨²blico compuesto exclusivamente de clientes. El modisto no hace ascos, sin embargo, a la industrializaci¨®n del pr¨ºt a porter ni a la masificaci¨®n de los perfumes.
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