"La verdadera m¨²sica no se aprende"
Con sus discos Bachata rosa (1990) y Are¨ªto (1992), Juan Luis Guerra (Santo Domingo, 1957) ha situado la m¨²sica de su pa¨ªs, la Rep¨²blica Dominicana, en el mascar¨®n de proa de la latinidad. Gracias a Guerra, el trepidante merengue y el romanticismo boler¨ªstico de la bachata se han codeado con el rock en los ¨²ltimos cuatro a?os, y las ventas de estos dos discos se cuentan por millones. El artista dominicano, regresa ahora con Fogarat¨¦!, un trabajo que toma el nombre del polvillo que desprende una planta y que es sin¨®nimo de energ¨ªa y vitalidad: "Si una mujer tiene fogarat¨¦, ya puedes salir corriendo", dice Guerra. En este trabajo, vuelve a mirar a ?frica como fuente de inspiraci¨®n, intenta alejarse del academicismo de sus estudios en el Berklee College, de Boston, y pretende ense?ar nuevos ritmos. El autor de Ojal¨¢ que llueva caf¨¦ y La bilirrubina se plantea como nuevo reto divulgar una m¨²sica de ra¨ªz, con enorme tensi¨®n r¨ªtmica y din¨¢mica.Pregunta. Primero populariz¨® el merengue, despu¨¦s la bachata. Ahora intenta dar a conocer el perico ripiao.
Respuesta. La mecha que impuls¨® este disco fue cuando escuch¨¦ a Fernando Ulloa y su perico ripiao. Es un ritmo del norte del pa¨ªs, que por mala suerte hist¨®rica ha topado con un muro en la sociedad dominicana y no ha llegado a todos los sectores. Tocar el perico de o¨ªdo, con esa rapidez y virtuosismo, s¨®lo puede salir del pueblo. Todos esos jaleos de acordeones y saxos est¨¢n dictados con la boca, sin partituras. No es acad¨¦mico y esa es una virtud que hay que apoyar, porque el ritmo es contagioso y bailable. Nunca me siento satisfecho de lo que hago, pero s¨ª lo estoy del rescate de m¨²sicos y ritmos dominicanos.
P. ?Significa un alejamiento de la ortodoxia de sus estudios musicales en Estados Unidos?
R. Es el contacto con la verdadera m¨²sica, la que se lleva dentro, la que no se aprende. Si no, preg¨²ntale a Paco de Luc¨ªa. Me despoj¨¦ del academicismo de la ense?anza estadounidense, pero siempre quedan los toques del rock. La idea de popularizar un aire tradicional como es el perico ripiao es una propuesta consciente de riesgo, algo inseparable a la evoluci¨®n art¨ªstica.
P. ?El riesgo puede ser un camino para huir de la repetici¨®n de la f¨®rmula del ¨¦xito?
R. La gente siempre espera algo diferente. Es una forma de situar la m¨²sica dominicana en la vanguardia, de hacer lo que uno siente, y yo me siento merenguero y bachatero.
P. Parece un planteamiento a medio camino entre lo ideol¨®gico y lo musical.
R. Estoy satisfecho porque es un sentimiento dual, que toma aspectos de ambos. Mi ansia es ense?ar a la gente nuestra realidad cantando y bailando.
P. La vertiente ideol¨®gica de sus canciones, ?es una vacuna contra la presi¨®n de la popularidad?
R. No me cuesta salir de la presi¨®n del ¨¦xito, porque tengo la enorme suerte de que se acepta lo que hago. Mi negativa a repetir una f¨®rmula musical se debe, entre otras cosas, a que los Beatles fueron mi escuela, y siempre sal¨ªan con una cosa nueva y arriesgada. Me gusta la innovaci¨®n, y lo hago con las m¨²sicas de mi pa¨ªs.
P. Su idea de mostrar la m¨²sica aut¨®ctona de la Rep¨²blica Dominicana contrasta con su mirada musical hacia ?frica, iniciada en Are¨ªto, que parece cada vez m¨¢s evidente.
R. El merengue es tan fuerte que aunque se mezcle con el soukous zaire?o mantiene su identidad. La tambora y la g¨¹ira defienden el ritmo dominicano, que se enriquece con la guitarra africana de Diblo Dibala, con quien trabaj¨¦ muy a gusto en Fogarat¨¦! Es una buena persona, y las dificultades de comunicaci¨®n -tremendo problema: ¨¦l no habla ingl¨¦s y yo no entiendo franc¨¦s ni africano-, se solucionaron cuando establecimos c¨®digos de trabajo y aprendi¨® la palabra clave: ?candela!
P. Su relaci¨®n con la Rep¨²blica Dominicana permanece semioculta. Dicen que all¨ª ha creado una fundaci¨®n.
R. Los recursos que obtenemos con nuestra m¨²sica en nuestro pa¨ªs se quedan en la isla. Se utilizan en operativos m¨¦dicos y en infraestructura deportiva, principalmente en baloncesto.
P. ?C¨®mo vive la situaci¨®n actual de la Rep¨²blica Dominicana y la de su vecino insular, Hait¨ª?
R. Estamos en un periodo de indecisi¨®n. Tenemos que unimos y esperar. Lo de Hait¨ª es mucho m¨¢s complicado; es una cuesti¨®n de planteamiento democr¨¢tico.
P. ?Nunca ha sido tentado para adoptar una opci¨®n pol¨ªtica concreta, como su colega Rub¨¦n Blades?
R. Nac¨ª m¨²sico y es lo ¨²nico que s¨¦ hacer. Nunca he tratado de involucrarme pol¨ªticamente, aunque me gustar¨ªa que hubiera una nueva generaci¨®n de pol¨ªticos, que aparecieran nuevos l¨ªderes. Me cuesta trabajo llevar una orquesta, as¨ª que ?como para pensar en llevar un pa¨ªs! Incluso en las pasadas elecciones quise apartarme y no definirme, aunque el d¨ªa que me sienta comprometido con alguna opci¨®n pol¨ªtica es posible que me decida a ejercerla. Por ahora, si aporto algo a la Rep¨²blica Dominicana prefiero que sea a trav¨¦s del canto.
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