Grave riesgo de cat¨¢strofe nuclear en las ciudades secretas de Rusia
Dirigentes de ciudades secretas militares de Rusia han advertido al Gobierno de Bor¨ªs Yeltsin que la desidia a la hora de facilitar recursos para evitar el deterioro de submarinos at¨®micos, plantas de tratamiento de residuos radiactivos y otras instalaciones nucleares b¨¦licas puede producir accidentes peores que el de la central nuclear de Chern¨®bil (Ucrania), en 1986. Este inquietante pron¨®stico fue compartido por los tiburones del complejo militar industrial, que se reunieron el martes en Mosc¨² bajo los auspicios del Comit¨¦ de Industria de la Duma (C¨¢mara baja del Parlamento).
A finales de los a?os cuarenta, y bajo las ¨®rdenes de Laurenti Beria, se empezaron a crear en diferentes puntos de Rusia las ciudades secretas: un conjunto de 35 localidades prohibidas, cerradas al exterior y destinadas a producir y mantener armas nucleares, qu¨ªmicas o convencionales. Cincuenta a?os despu¨¦s, dos millones de personas residen en esas ciudades, que se han convertido en un grave peligro. Diez de estas localidades pertenecen al Ministerio de Energ¨ªa At¨®mica; 24 dependen del Ministerio de Defensa, y una, del Comit¨¦ de Industria Militar.Dependientes de las empresas b¨¦licas, pol¨ªgonos de prueba y centros de investigaci¨®n instalados en estas ciudades secretas han entrado en una profunda crisis al finalizar la guerra fr¨ªa y se resienten de las restricciones presupuestarias aplicadas al sector b¨¦lico.
Nuevos accidentes como el de Chern¨®bil, o m¨¢s graves, pueden ocurrir en diversos puntos del territorio ruso, desde M¨²rmansk, en la zona europea del c¨ªrculo polar ¨¢rtico, donde est¨¢n las principales bases de submarinos de la flota del Norte, hasta los Urales, donde persisten las secuelas del accidente de 1957 en la ciudad cerrada de Cheli¨¢binsk 65, que oblig¨® a evacuar a 20.000 personas.
El riesgo nuclear es m¨²ltiple. Rusia tiene 113 submarinos nucleares que deben ser desguazados, pero carece de la tecnolog¨ªa necesaria, seg¨²n P¨¢vel Steblin, director de los astilleros Nerpa, un centro de reparaci¨®n en la ciudad cerrada M¨²rmansk 60.
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Los jefes de ciudades secretas advierten del riesgo de otros 'Chern¨®bil' por la desidia del Gobierno
Viene de la primera p¨¢gina"Cada submarino tiene dos reactores", se?al¨® Steblin, que aludi¨® al peligro de una repetici¨®n de Chern¨®bil y advirti¨® sobre las dificultades para formar tripulaciones completas, en vista de la fuga de los t¨¦cnicos competentes por falta de condiciones de trabajo aceptables.
En conjunto, la flota militar rusa posee 62 submarinos at¨®micos con cohetes estrat¨¦gicos a bordo, seg¨²n datos oficiales de finales de 1993. El n¨²mero total de submarinos at¨®micos es secreto. En una conversaci¨®n con esta corresponsal, Steblin aclar¨® que, al construir los submarinos nucleares, que tienen una vida media de 20 a 30 a?os, no se previ¨® su desguace, y se?al¨®, sin querer entrar en detalles, que los submarinos pueden resistir lo s seis a?os que quedan de siglo. Estados Unidos ha ofrecido gratuitamente a Rusia tres equipos de instrumental para efectuar el desguace, dijo Steblin, seg¨²n el cual el principal obst¨¢culo estriba en las reticencias del Gobierno ruso a dar el dinero necesario, miles de millones de pesetas.
Por otra parte, Victor Fet¨ªsov, director de la empresa nuclear Mayak, situada en Cheliabinsk-65, en, los Urales dijo que la zona afectada por el accidente de 1957 (una explosi¨®n qu¨ªmica que disemin¨® residuos radiactivos) sigue siendo la de m¨¢s contaminaci¨®n del mundo, y que ¨¦sta afecta a los recursos hidr¨¢ulicos y a las aguas subterr¨¢neas. Aun as¨ª, las leyes para descontaminar la zona y para ayudar a los que sufrieron en el accidente son papel mojado, seg¨²n Fetisov, porque el Estado no cumple sus obligaciones y no transfiere recursos.
Situaci¨®n l¨ªmite
La situaci¨®n "llega al l¨ªmite tras el cual pueden ocurrir procesos catastr¨®ficos incontrolados de car¨¢cter global como los de Chern¨®bil y la aver¨ªa de 1957 en la empresa Mayak, se afirma en las recomendaciones al Parlamento por el Comit¨¦ de Industria. Entre los motivos de la reuni¨®n de los dirigentes de las ciudades cerradas estaba el introducir modificaciones en la ley que regula estas entidades y pedir que se apruebe una ley que garantice la financiaci¨®n de la producci¨®n y actividades nucleares especialmente peligrosas desde el punto de vista de la radiactividad. "La seguridad de la producci¨®n e instalaciones especialmente peligrosas desciende a un ritmo amenazadar", se?alan las conclusiones del Comit¨¦ de Industria.
Varios de los dirigentes reunidos en Mosc¨², entre ellos Fetisov y el director de la empresa Arzam¨¢s-16, VIadimir Beluguin, compart¨ªan la opini¨®n de que los pa¨ªses con capacidad industrial para procesar residuos nucleares, como el Reino Unidos y Francia, pretenden eliminar a Rusia de este mercado mundial. Arzam¨¢s-16, en la provincia de Nizhnin¨®vgorod, es la cuna de la bomba at¨®mica sovi¨¦tica y ayer recibi¨® la visita del jefe del Gobierno ruso, V¨ªctor Chemomirdin, quien dijo que Rusia necesita las centrales nucleares y no las cerrar¨¢. En esta ciudad, viven 81.600 personas, de las que un 80% est¨¢ de alg¨²n modo relacionado con el centro de investigaci¨®n y las plantas nucleares.
Del total de 35 ciudades secretas del complejo industrial militar ruso hay 10 nucleares: una de fabricaci¨®n en serie de componentes (SverdIovsk-44), dos de dise?o de cabezas nucleares (Arzam¨¢s-16 y Cheli¨¢binsk-70), dos de fabricaci¨®n en serie de cabezas at¨®micas (Penza-19 y Zlata¨²st-36), tres de elaboraci¨®n de plutonio (Cheli¨¢binsk-65, Krasnoyarsk26 y Tomsk-7), una de enriquecimiento de uranio (Krasnoyarsk-45) y otra de procesamiento de uranio y metales estrat¨¦gicos (SverdIovsk-45). Adem¨¢s, hay 24 ciudades secretas militares dependientes del Ministerio de Defensa, de las que se ignora si son s¨®lo bases militares o si tambi¨¦n incluyen f¨¢bricas, nucleares o no. Finalmente, hay otra dependiente del Comit¨¦ de la Federaci¨®n Rusa de la Industria Militar.
Un residuo del sistema sovi¨¦tico
Ah¨ª estaban, sudando para tratar de evitar que lo que queda de su imperio se desmorone y arrastre en su ca¨ªda a toda Rusia, y quien sabe si a parte de la humanidad tambi¨¦n.Eran los antiguos privilegiados del sistema sovi¨¦tico, dirigentes de las ciudades militares secretas, que se reun¨ªan en Mosc¨² para contar que tienen miles de trabajadores parados, cadenas de producci¨®n vac¨ªas, instalaciones que se deterioran a ojos vista y todos los problemas de la sociedad rusa elevados a la en¨¦sima potencia.
Ah¨ª estaban esos hombres cuyos rostros y nombres han sido secretos hasta hace poco, al igual que sus empresas y sus domicilios, que a¨²n no figuran en los mapas, aunque pronto lo har¨¢n con nombres antiguos y m¨¢s agradables que las cifras que les han identificado hasta ahora.
Entre ellos estaba Valeri L¨¦bedev, director del combinado Krasnoyarsk-26, dedicado a fabricar plutonio. Entre sus recientes problemas est¨¢ el encierro de 30 empleados en protesta por un retraso de dos meses en el cobro del salario.
"No se puede permitir que gentes irritadas est¨¦n al, frente de empresas que tienen que ver con armas nucleares", se?alaba L¨¦bedev, que lamentaba que algunas zonas dedicadas a la industria militar est¨¢n tan contaminadas que han quedado inutilizadas para la reconversi¨®n al sector civil, la esperanza de salvaci¨®n de las ciudades secretas.
Ah¨ª, en un mundo en transici¨®n, con un pie puesto en el pasado y otro en el futuro, estaban dirigentes como Vlad¨ªmir Beluguin, el director de Arzam¨¢s-16, que pidi¨® una actitud clara sobre las ciudades secretas, para que ¨¦stas se mantengan cerradas o sean abiertas con todas sus consecuencias.
Y entre las consecuencias est¨¢ la propiedad de la tierra y la privatizaci¨®n de las viviendas de quienes residen en estas villas, que se incorporan con retraso al sistema de econom¨ªa de mercado. La vida, sin embargo, impone sus leyes, y los funcionarios, jubilados no quieren abandonar sus viviendas en las ciudades secretas porque no tienen adonde ir.
Eljefe de la Administraci¨®n de Penza-19 asegura que tiene un ¨ªndice de paro declarado del 7% y otro 10% m¨¢s de encubierto. Los puestos de trabajo suplementarios creados en la ciudad hab¨ªan quedado reducidos a la nada por falta de encargos estatales.
Ninguna de las ciudades cerradas de Rusia ha recibido del Estado lo presupuestado en 1993 y 1994, seg¨²n el diputado de la Duma Step¨¢n Sulakshin, quien puso el ejemplo de la ciudad secreta Tomsk-7, donde hubo un grave accidente en 1993.
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