La despedida del Pr¨ªncipe
Enfermo, m¨¢s solitario y popular que nunca, Fran?ois Mitterrand se dispone a concluir su 'reinado'
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
En el palacio del El¨ªseo hay. 1340 relojes de p¨¦ndulo que marcan, minuto a minuto, el fin de una ¨¦poca. Fran?ois Mitterrand se acaba. Si triunfa su voluntad dejar¨¢ la presidencia de la Rep¨²blica Francesa en mayo pr¨®ximo. Si vence el c¨¢ncer, todo acabar¨¢ antes. El Pr¨ªncipe de la pol¨ªtica europea se mantiene sereno, l¨²cido y maquiav¨¦lico, con una recobrada popularidad, mientras las columnas de su reinado se desmoronan alrededor. Sus m¨¢s viejos amigos est¨¢n muertos, procesados o ca¨ªdos, en desgracia. Su Partido Socialista est¨¢ hundido. S¨®lo el, viejo seductor sigue en pie, con una sonrisa de esfinge.Mitterrand tuvo en el tiempo un aliado. Como ministro de la IV Rep¨²blica y opositor al general Charles de Gaulle, como eterno perdedor en las elecciones presidenciales de la V Rep¨²blica, siempre supo esperar su momento. Ya como presidente, desde 1981, prefiri¨® que el tiempo tomara las grandes decisiones: que fuera la realidad, y no ¨¦l, la que acabara defini¨¦ndose y comprometi¨¦ndose. "Hay que dar tiempo al tiempo", le gusta decir. Pero, a sus 77 a?os, el tiempo se termina. "Mi esperanza de vida no sobrepasa los tres a?os", le dijo en 1992 a un amigo. Su segunda operaci¨®n de c¨¢ncer de pr¨®stata, hace dos semanas, ha recordado a los franceses algo que Mitterrand sabe muy bien: la cuenta atr¨¢s sigue en marcha.
El hermano menor de Mitterrand, muri¨® por un c¨¢ncer de pr¨®stata, y quienes tratan al presidente hablan de su obsesi¨®n por la enfermedad y la muerte. No es una obsesi¨®n hist¨¦rica, sino m¨¢s bien intelectual. "Siento aut¨¦ntica curiosidad por saber cu¨¢l ser¨¢ el primer ¨®rgano afectado por la met¨¢stasis", dijo recientemente. "No tiene m¨¢s que dos obsesiones: el dinero y la muerte", afirm¨®, poco antes de morir a su vez, uno de sus m¨¢s antiguos amigos, el misterioso Fran?ois de Grossouvre.
Fran?ois de Grossouvre se peg¨® un tiro el pasado 7 de abril, en su despacho del El¨ªseo. Como si hubiera querido gritar al mundo que en aquel palacio, coquet¨®n, que fue de madame Pompadour, estaba desarroll¨¢ndose un drama. Los portavoces del El¨ªseo se refirieron inmediatamente a una presunta "demencia senil" de Grossouvre, de 76 a?os, y el propio Mitterrand dijo ignorar "los motivos de un acto as¨ª".
Pero quienes conoc¨ªan a Grossouvre le hab¨ªan visto tan l¨²cido como siempre en sus ¨²ltimos d¨ªas. Si eligi¨® el El¨ªseo para el pistoletazo fue por algo. Tampoco era el primer suicidio. Pierre B¨¦r¨¦govoy, ex secretario del El¨ªseo, ex primer ministro socialista, uno de los hombres m¨¢s fieles al presidente, se peg¨® tambi¨¦n un tiro un a?o antes. Y eligi¨® una fecha tan significativa como el Primero de Mayo. "El dinero y la muerte", hab¨ªa dicho Grossouvre.
Dinero y muerte. Ambas cosas dibujan la estela de Mitterrand. Basta con repasar qu¨¦ ha sido el equipo de amigos personales, veteranos de la Resistencia, los pocos autorizados al tuteo, que el Pr¨ªncipe se llev¨® con ¨¦l al El¨ªseo, hace ya 13 a?os. Roger-Patrice Pelat, ¨¦l hombre del Rolls-Royce dorado, el m¨¢s ¨ªntimo: muerto por causas naturales, tras protagonizar varios esc¨¢ndalos financieros que salpicaron a Mitterrand. Fran?ois de Grossouvre, el cazador, el esp¨ªa del presidente, el segundo en la escala afectiva: se dio la muerte tras denunciar, ante quien quiso escucharle, la frialdad y la venalidad del Pr¨ªncipe. Pierre B¨¦r¨¦govoy, el secretario leal, el hombre para todo: se dio la muerte tras conocerse que Roger-Patrice Pelat le hab¨ªa proporcionado dinero; Mitterrand no respondi¨® a sus ¨²ltimas llamadas telef¨®nicas.
Mucha muerte en torno al Pr¨ªncipe. Muchas pasiones. El actor Roger Hanin yerno de Mitterrand, ofrece una explicaci¨®n: "Mitterrand ha suscitado m¨¢s fen¨®menos amorosos entre los hombres que entre las mujeres". Lo cual es decir mucho, teniendo en cuenta la larga lista de mujeres, que, seg¨²n la leyenda, han ca¨ªdo en sus brazos. "Mitterrand puede ser g¨¦lido, despiadado. Pero tambi¨¦n es capaz de mostrarse inesperadamente atento y profundamente humano. Eso le hace especial", dijo una vez Mithel Rocard, el eterno rival dentro del Partido Socialista, el hombre al que el Pr¨ªncipe situ¨® en s¨¦ptimo lugar, inmediatamente despu¨¦s de su perro, cuando le pidieron una lista de posibles herederos pol¨ªticos.
La muerte y la maldici¨®n del dinero han acabado con el entorno de Mitterrand. ?l mismo se ha salvado casi inexplicablemente de verse implicado en asuntos financieros muy turbios, fraguados desde el mismo El¨ªseo, por Pelat o por alg¨²n otro de sus amigos. La formidable autoridad que otorga la V Rep¨²blica al presidente y su propio carisma personal le han permitido esquivar esc¨¢ndalos que, como el de P¨¦chiney (uso de informaci¨®n privilegiada por parte del entorno presidencial), parec¨ªan pol¨ªticamente mortales. Su astucia y su capacidad para sorprender son legendarias. Lo que nadie sabe en estos momentos es si se reserva un ¨²ltimo golpe de efecto, una jugada maestra para se?alar a un sucesor (?Jacques Delors? ?Jack Lang?) o si ser¨¢ neutral por una vez.
?Qui¨¦n le queda ahora a Mitterrand? Le queda Danielle, su esposa-c¨®mplice, convaleciente de una operaci¨®n de coraz¨®n. Le queda Anne Pingeot, la mujer que comparte sus fines de semana en el castillo de Souzy-la-Briche (cercan¨ªas de Par¨ªs) y reside en las dependencias del El¨ªseo. Le queda Paulette Decraene, su secretaria de siempre. Le quedan sus hijos. Y algunos amigos, como Andr¨¦ Rousselet, ex presidente de Canal Plus, con quien juega al golf los lunes.
El n¨²cleo pol¨ªtico del mitterrandismo ha desaparecido, aunque el Pr¨ªncipe siga siendo capaz de derribar a Michel Rocard y colocar a uno de sus fieles, Henri Emmanuelli, al frente del Partido Socialista, y aunque siga ejerciendo una fascinaci¨®n ins¨®lita sobre l¨ªderes de todas las tendencias: desde el centrista Raymond Barre hasta los conservadores Fran?ois L¨¦otard (ministro de Defensa) o Philippe S¨¦guin (presidente de la Asamblea Nacional). "S¨®lo tengo cortesanos a mi alrededor. Tendr¨¦ el final de Carlos V", confi¨® recientemente a un pr¨®ximo.
Carlos V, el emperador, muri¨® solo en el monasterio extreme?o de Yuste. El 30 de agosto de 1558 hizo que celebraran su funeral, a¨²n en vida, para poder apurar hasta el ¨²ltimo trago de su muerte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.