"No me averg¨¹enzan los errores"
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A ?lvaro Siza (Matosinhos, 1933) le horrorizan por igual la proliferaci¨®n de hamburgueser¨ªas en lo que fue coraz¨®n del imperio ultramarino de Portugal, El Chiado, y los perjuicios que acarrear¨ªa una demora en la reconstrucci¨®n del barrio lisboeta. Al arquitecto, cuya obra ha sido analizada en uno de los cursos de la Universidad Complutense de Almer¨ªa que mayor entusiasmo ha desatado, le preocupan los litigios de propiedad que est¨¢n prorrogando el fin de las obras.
Pregunta. Al recibir el encargo de reconstruir El Chado tras el incendio, admiti¨® haber sentido miedo.
Respuesta. Sent¨ª tal preocupaci¨®n que me negu¨¦ a responder inmediatamente. Luego, acept¨¦ y tanto el plan como las obras han avanzado con rapidez hasta que surgieron conflictos de propiedad en algunos inmuebles que est¨¢n frenando la intervenci¨®n. Si no se expropia con rapidez habr¨¢ un retraso enorme que perjudicar¨¢ la actividad comercial de toda esta zona m¨ªtica. Se necesita una inversi¨®n p¨²blica decidida.
P. ?Le atemorizan las cr¨ªticas a su actuaci¨®n en El Chiado?
R. De eso no tengo miedo. Es evidente que no todo me satisface; la ocupaci¨®n de las tiendas es contraria a lo, que hubiera deseado. Veo la viabilidad futura de El Chiado ligada a la especializaci¨®n de sus tiendas y eso no est¨¢ sucediendo. Me horroriza que se instalen hamburgueser¨ªas en lugar de restaurantes de gran calidad aunque conf¨ªo en que se regenerar¨¢, el sector para atender su verdadera vocaci¨®n.
P. ?La intervenci¨®n podr¨ªa ser una buena oportunidad para la recuperaci¨®n de la hegemon¨ªa de anta?o?
R. En absoluto. Aunque el plan re¨²ne esas condiciones depender¨ªa de otros factores, como la rapidez de la construcci¨®n y la ampliaci¨®n del proyecto de recuperaci¨®n del casco hist¨®rico. Habr¨ªa que iniciar una renovaci¨®n en toda la zona baixa para evitar que El Chiado quede como un islote.
P. ?C¨®mo resuelve la disyuntiva entre el proteccionismo que acostumbran- defender las administraciones para los cascos hist¨®ricos y las tendencias innovadoras?
R. Una ciudad hist¨®rica que no se transforma entra en crisis porque su ambiente no pu de sustentarse artificialmente. La intervenci¨®n nueva, irresponsable o demasiado voluntarista, por su parte, tambi¨¦n conduce a p¨¦simos resultados. Se necesit¨¢ una tensi¨®n y una complementariedad; es una cuesti¨®n de medida. Las ciudades saludables, que no est¨¢n en decadencia, experimentan deseos de transformaci¨®n m¨¢s fuertes que el dise?o Y' cuando ¨¦ste pretende sustituir esa din¨¢mica sobreviene el desastre. Hay que respetar esa fuerza de cambio porque acostumbra a ser coherente y l¨®gica. No hay nada peor que pretender decir m¨¢s de lo que piden las circunstancias.
P. ?C¨®mo ha evolucionado su visi¨®n de la arquitectura desde las piscinas de Le?a de Palmeira de la d¨¦cada de los sesenta?
R. Los cambios no son una especie de traici¨®n, sino el desarrollo natural de nuevas experiencias que proceden de mudanzas sociales o de aportes multidisciplinares. Con la actividad arquitect¨®nica he ganado la capacidad de cuestionarme, de poner en duda las ideas brillantes.
P. ?Se sigue reconociendo en todas sus obras?
R. Sin duda, incluso los errores no me averg¨¹enzan nada Aquello que puede parecer un error es un paso de aprendizaje nada irrelevante que podr¨¢ significar mejoras en el futuro. Hay una m¨¢xima que dice que s¨®lo los arrogantes ignoran sus errores.
P. ?Tambi¨¦n le estimula esa tendencia hacia la pereza que ha reconocido?
R. Sin la pereza ya habr¨ªa sucumbido a la completa alienaci¨®n. En muchos casos, la pereza es buena amiga y consejera.
P. Su obra est¨¢ muy influenciada por sus ra¨ªces portuguesas; han llegado a considerarle un heter¨®nimo de Pessoa,
R. Toda mi obra est¨¢ influenciada por mis ra¨ªces. Siempre hay una s¨ªntesis entre ellas y el mundo donde nos expresamos.
P. ?Por qu¨¦ le interesan especialmente las intervenciones en viviendas sociales?
R. Es un trabajo muy ingrato por una visi¨®n que casi considera una injerencia que el arquitecto luche por la calidad de estas viviendas. Me resulta atractiva y sugerente la contenci¨®n expresiva en estas intervenciones en las que no se debe caer en la tentaci¨®n de hacer cosas brillantes que quebrar¨ªan el equilibrio urbano. Hay que mantener ese equilibrio para evitar el caos.
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