CIinton 'recorta' su reforma sanitaria con un plan menos duro para los empresarios
La cobertura del seguro m¨¦dico no ser¨ªa universal, sino del 95%
La reforma sanitaria del presidente de Estados Unidos ya ha sufrido su primer rev¨¦s antes de llegar al Senado. Bill Clinton confirm¨®, en un mensaje televisado al pa¨ªs, el recorte sufrido por su propio proyecto al invitar a los estadounidenses a abrazar el llamado plan Mitchell, el m¨¢s moderado de los barajados por los dem¨®cratas, que rebaja la cobertura sanitaria al 95% y, sobre todo, reduce la repercusi¨®n que la reforma tendr¨¢ sobre el empresariado, que tendr¨¢ que afrontar el 50% del coste de los seguros y no el 80% propuesto en un principio.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, hizo ayer un llamamiento a la naci¨®n. en un ¨²ltimo esfuerzo para salvar lo poco que queda de su plan de cobertura sanitaria universal que se debatir¨¢ en el Senado la semana pr¨®xima.En su tercer discurso televisado, el presidente, seriamente perjudicado por las encuestas de opini¨®n p¨²blica y la doble crisis en Ruanda y Hait¨ª, apel¨® a los ciudadanos norteamericanos para que pidan a sus representantes en el Senado y en el Congreso "que renuncien al partidismo y s¨®lo piensen en el pueblo norteamericano, sus intereses y sus necesidades". Aludi¨® a "la oportunidad hist¨®rica para reformar el sistema de seguridad social" la primera. vez desde hace 60 a?os, y expres¨® su apoyo al plan de George Mitchell, l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata en el Senado.
El plan Mitchell intenta dar cobertura al 95% de la poblaci¨®n para el a?o 2000 a trav¨¦s de una serie de reformas del sector de los seguros, desgravaciones fiscales y subvenciones para quienes no pueden costearse el seguro m¨¦dico.
'Autob¨²s de la salud'
S¨®lo se acudir¨ªa a la controvertida opci¨®n de obligar a las empresas a pagar el 50% del seguro de sus trabajadores en el caso de que estas medidas no tuvieran el efecto deseado. Existe un gran abismo entre el plan Mitchell y la propuesta inicial del presidente norteamericano que exig¨ªa a los empresarios pagar un 80% del seguro. Sin embargo, la elecci¨®n de Clinton de apoyar ahora a Mitchell obedece al hecho de que cree que as¨ª lograr¨¢ la cobertura universal para todos los norteamericanos.Poco antes de la alocuci¨®n del presidente, Hillary Rodham Clinton, inspiradora y motor de la reforma sanitaria, recibi¨® a unas 400 personas que hab¨ªan hecho el viaje a Washington a bordo una caravana de autobuses, el llamado autob¨²s de la salud, para conseguir "la reforma sanitaria que da a los norteamericanos de clase media la misma seguridad que ya tienen los ricos, los pobres de solemnidad y los funcionarios".
Esta expedici¨®n, que cruz¨® de costa a costa el pa¨ªs para llegar ayer a la capital, ven¨ªa acompa?ada en algunos tramos por la. primera dama Hillary Rodham Clinton e importantes miembros del Gabinete de Clinton, entre ellos el secretario de Vivienda Henry Cisneros, el secretario de Transportes Federico Pe?a y el secretario de Educaci¨®n Dick Riley.
En los jardines de la Casa Blanca, la esposa del presidente fue vitoreada por sus seguidores, que luc¨ªan camisetas con el nombre impreso de la expedici¨®n. Hillary Rodham Clint¨®n hizo un apasionado requerimiento a los "ciudadanos de la naci¨®n m¨¢s rica de la tierra" para que luchen por "el derecho a tener seguridad en la asistencia m¨¦dica".
Sus comentarios sobre el estado de la seguridad social en Estados Unidos se hicieron a¨²n mas conmovedores por la intervenci¨®n de tres de los participantes del viaje en autob¨²s, entre ellos, John Cox, cuya mujer muri¨® de c¨¢ncer sin haber logrado un seguro m¨¦dico.
"?ste es un asunto moral que dir¨¢ mucho sobre el tipo de gente que somos y la naci¨®n que vamos a ser", dijo la primera dama antes de presentar a Daniel Lumley, un joven que perdi¨® un brazo en un accidente de moto y ahora no encuentra ninguna compa?¨ªa de seguros que cubra su invalidez.
El presidente, quien tambi¨¦n estuvo presente en el acto, se mostr¨® conmovido por las historias dram¨¢ticas de quienes le rodeaban, hasta el punto de que tuvo que contener las l¨¢grimas. Clinton declar¨®, con voz llena de emoci¨®n, que "el Congreso tiene que decidir si va a escuchar a las compa?¨ªas de seguros o al ¨²ltimo deseo de Jan Cox", es decir, la garant¨ªa de disponer de una seguridad social para todos los norteamericanos.
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