El Capit¨¢n Trueno
Epi sigue, a los 35 a?os, con capacidad para decidir un partido
Hace muchos a?os, 21 para ser m¨¢s exactos. Herminio San Epifanio, en aquel momento el ¨²nico Epi conocido, hizo una arriesgada predicci¨®n en el aeropuerto de Barcelona, de camino hacia Bilbao, donde estaba iniciando su carrera deportiva: "En cinco a?os, mi hermano ser¨¢ el mejor jugador espa?ol". ?Tu hermano, pero tienes un hermano? Lo que parec¨ªa amor filial se convirti¨® en realidad en el plazo previsto. Pero lo que seguro que ni siquiera Epi I pod¨ªa pensar en aquel momento es que Epi II, adem¨¢s de robarle hasta el apellido, fuese el mejor durante tanto tiempo. Porque con 35 a?os, cercano a los 250 partidos internacionales y con un poco menos de pelo, sigue siendo el mejor. No porque contin¨²e jugando 38 minutos, metiendo 25 puntos por partido, defendiendo como un perro de presa y corriendo sin parar de arriba abajo como lo hac¨ªa no hace mucho, que no lo hace (nadie es eterno). No, es el mejor porque ning¨²n otro jugador tiene su capacidad para decidir un partido. Ninguno como ¨¦l tiene la ascendencia sobre sus compa?eros, que saben que, con Epi haciendo de Epi, nada malo puede ocurrir.Epi arrastr¨® de nuevo a Espa?a hacia un, triunfo fundamental. El partido frente a Brasil marcaba un punto de inflexi¨®n en el camino hacia la rehabilitaci¨®n que se tiene marcado la selecci¨®n espa?ola. Hab¨ªa que apuntalar las buenas maneras mostradas ante EE UU, era necesario el triunfo para confirmar y seguir alentando la ilusi¨®n por un equipo que respira aires nuevos. Y Epi, que ha sufrido como nadie los rigores de la ¨¦poca oscura, lo sab¨ªa. ?l, que ha vivido el ¨¦xito, el fracaso y las consecuencias de ambos, conoce los efectos que producen las actuaciones de la selecci¨®n.
Epi ha alcanzado ese punto en su carrera deportiva en el que domina perfectamente el dif¨ªcil arte del cu¨¢ndo, d¨®nde, y por qu¨¦ razones debe gastar las mermadas energ¨ªas que le restan despu¨¦s de 19 a?os parti¨¦ndose el pecho en el Barcelona y la selecci¨®n. En el encuentro inaugural ante EE UU dio la sensaci¨®n de no hallarse fino, pero era un espejismo. Aqu¨¦l no era su partido. La cuarta falta de Villacampa hizo sonar la se?al de alarma en su cerebro. "Hoy me toca a m¨ª", debi¨® de pensar. Se ajust¨® el pantal¨®n, tens¨® los m¨²sculos y sali¨® a hacer lo que mejor sabe. Decidir.
Aficionado en sus a?os mozos a los comics (lleg¨® a poseer una colecci¨®n impresionante que le ocupaba una habitaci¨®n entera), sospecho que finalmente ha decantado sus favores por el Capit¨¢n Trueno. Llega a los sitios con sus amigos, que le ayudan y apoyan, pero al final es ¨¦l quien coge el mando de las operaciones y, con una buena mezcla de inteligencia, valent¨ªa y tambi¨¦n fuerza, acaba salvando a su gente. El viernes, al acabar el partido, Lolo Sainz se deshac¨ªa en elogios hacia su capit¨¢n. No era para menos. Y es que Sainz, como otros muchos, pensamos que m¨¢s vale ma?a que fuerza. En este caso, ma?o.
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