"?D¨®nde est¨¢ Peralada?"
"?D¨®nde est¨¢ Peralada?". Eso preguntan siempre los m¨²sicos cuando son contratados para tocar, cantar o dirigir en el Festival de Peralada. De poco le sirve a un m¨²sico extranjero buscar esta localidad en un mapa de carreteras de Espa?a porque en muchos ni aparece. Pero el festival que se celebra en los jardines del bello castillo amurallado del siglo XIV -hoy convertido en casino- de esta peque?a poblaci¨®n (1.250 habitantes), situada a unos 10 kil¨®metros al norte de Figueres (Gerona), tiene rango intemacional y es miembro de la Asociaci¨®n Europea de Festivales.A diferencia del resto de festivales de m¨²sica que se celebran en Catalu?a durante el verano, el p¨²blico que acude a los conciertos que se celebran en Peralada no es habitante de la poblaci¨®n. Sus residentes tienen otros menesteres cuando hay concierto. El casino y el festival les dan trabajo de forma directa o indirecta, y no hay que desaprovechar el dinero que los cerca de 2.000 barceloneses, gerundenses y franceses se dejan en los restaurantes y bares cuando hay concierto.
El de Peralada es, en general, un p¨²blico adulto. La media de edad ronda los 45 a?os. En un 60% es gente acomodada de Barcelona, que veranea en la Costa Brava o se desplaza expresamente desde la capital catalana -150 kil¨®metros por autopista de peaje, cena, visita al casino y probablemente noche en un hotel ya que los espect¨¢culos suelen terminar a la una de la madrugada.
El p¨²blico extranjero se reduce principalmente a los franceses. Peralada est¨¢ a escasos kil¨®metros de la frontera. Pero si la oferta es muy atractiva -Pl¨¢cido Domingo y Jos¨¦ Carreras-, la variedad de nacionalidades es mayor. Cuando el 13 de agosto de 1988 Jos¨¦ Carreras ofreci¨® un recital se llegaron a organizar vuelos ch¨¢rter desde Viena. La reina Sof¨ªa, que presidi¨® el recital, se traj¨® desde Mallorca a la princesa Diana de Gales, cuya visita a Peralada conmocion¨® a los habitantes de la poblaci¨®n, que ni siquiera sab¨ªan qu¨¦ cara tienen los condes de Peralada, que en 1923 vendieron el castillo a Miquel Mateu.
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