El har¨¦n de un hedonista
Carlos es un hombre de doble personalidad. Una es la del terrorista internacional, que ha matado a decenas de personas y herido a centenares, el hombre que ha mantenido en jaque a las principales fuerzas de seguridad del mundo durante dos d¨¦cadas. La otra es la de un hedonista amante de la vida lujosa, proclive a la obesidad y, sobre todo, compulsivo buscador de los placeres del sexo.Durante sus estad¨ªas en Londres y Par¨ªs, a mediados de los setenta, Carlos dispuso de un verdadero har¨¦n compuesto por mujeres que compart¨ªan sus ideas, le proporcionaban escondites y, adem¨¢s, le otorgaban sus favores. Una de ellas era Mar¨ªa Nydia Romero de Tob¨®n, una colombiana residente en Londres. Otra era una vivaz j¨®ven vasca, ?ngela Otaola Baranca, llegada a la capital brit¨¢nica para conocer la ciudad y aprender ingl¨¦s.
Simult¨¢neamente, en Par¨ªs, Carlos contaba con otra colombiana, Amparo Silvia Masmela. Tambi¨¦n estaba unido a dos venezolanas, Nancy S¨¢nchez y Mar¨ªa Teresa Lara, que viv¨ªan en el n¨²mero 9 de la Rue Touiller, donde Carlos mat¨® en 1975 a dos agentes del contraespionaje franc¨¦s cuando iban a detenerle.
En los per¨ªodos que mediaban entre sus acciones, Carlos se acostumbr¨® a una vida de lujo: grandes hoteles, buena ropa y licores caros. Antes de la acci¨®n contra la OPEP en 1975, estaba tan gordo que tuvo que realizar una dr¨¢stica dieta. Uno de sus m¨¢s fieles colaboradores, Johannes Weinrich, le consegu¨ªa mujeres.
Una de ¨¦stas era Magdalena Kopp, una alemana de peque?a estatura y ojos casta?os nacida en Ulm en 1948, que recorri¨® todo el espectro del izquierdismo alem¨¢n hasta llegar a Weinrich y Carlos. Su detenci¨®n en Par¨ªs, en 1982, impuls¨® al terrorista a una campa?a de atentados antifranceses. Kopp fue condenada a cinco a?os de c¨¢rcel y, tras su liberaci¨®n, se traslad¨® a Damasco, donde se reuni¨® con Carlos, con quien tuvo una hija.
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