M¨¦xico electoral en el a?o de Chiapas
CINCO D?AS antes de las elecciones en M¨¦xico hay algo que cabe decir con seguridad: esta vez, la campa?a ha sido completamente diferente de las que han tenido lugar en ocasiones anteriores. El pluralismo ha sido real en los medios de comunicaci¨®n, incluso en la televisi¨®n, cuyo papel es esencial. Ser¨ªa exagerado decir que el candidato oficial, el del Partido Revolucionario Institucional (PRI), no se ha beneficiado de un trato preferente, pero no en unas proporciones que hayan borrado a los otros partidos, como ocurri¨® en otras campa?as.Aunque la mayor¨ªa de los sondeos otorgan al candidato del PRI, Zedillo, una ventaja considerable, muchos mexicanos est¨¢n convencidos de que Fern¨¢ndez de Ceballos, de centro-derecha, tiene posibilidades de triunfar; y otros conf¨ªan en el ¨¦xito de C¨¢rdenas, candidato que se sit¨²a en la izquierda del espectro pol¨ªtico.
Por otra parte, el M¨¦xico de 1994. es distinto en aspectos esenciales del de hace pocos anos. Es parte, con EE UU y Canad¨¢, del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte, lo que abre ante ¨¦l unas perspectivas econ¨®micas nuevas y permite pensar en una modernizaci¨®n que abarque no s¨®lo la econom¨ªa, sino la forma de hacer pol¨ªtica. Al mismo tiempo, este a?o ha sido el del levantamiento zapatista de Chiapas, lo que ha situado en lugar prioritario de la campa?a los grav¨ªsimos problemas de la desigualdad social y cultural del pa¨ªs. Es posible que el aldabonazo que supuso el levantamiento del 1 de enero haya obligado a la clase pol¨ªtica a bajar a tierra el discurso de la modernizaci¨®n, poni¨¦ndolo en relaci¨®n con la realidad de la miseria de amplios sectores de la poblaci¨®n.
Un s¨ªntoma de ese contraste entre discurso y realidad es el asesinato del primer candidato designado por el PRI, Luis Donaldo Colosio, y las investigaciones que lo han seguido: una primera, negando la conspiraci¨®n, sospechosa de estar encubriendo responsabilidades, y una segunda, ordenada por el propio presidente, Salinas de Gortari, todav¨ªa sin concluir. Se?ales de la pervivencia de la vieja pol¨ªtica en sectores de la jerarqu¨ªa del PRI.
Estas v¨ªsperas electorales han estado marcadas por la iniciativa de los dirigentes del levantamiento de Chiapas de convocar una Convenci¨®n Nacional Democr¨¢tica, celebrada la pasada semana. Despu¨¦s de unas largas negociaciones con el Gobierno, que no desembocaron en ning¨²n acuerdo, el autodenominado subcomandante Marcos lanz¨® esa iniciativa, a la que han respondido representantes de grupos y movimientos campesinos, estudiantiles, ciudadanos, con varias orientaciones izquierdistas. Lo m¨¢s llamativo de sus resoluciones es que, habiendo sido convocada por un movimiento armado, se pronuncian por una v¨ªa pol¨ªtica y pac¨ªfica. Al lado de textos muy radicales, destaca el apoyo al candidato C¨¢rdenas. Ello permite esperar un proceso de incorporaci¨®n a la vida pol¨ªtica de esos sectores marginados.
El pr¨®ximo domingo, para que M¨¦xico acelere el paso por la ya emprendida v¨ªa de la democratizaci¨®n pol¨ªtica y la modernizaci¨®n econ¨®mica, es preciso que funcionen plenamente y con toda independencia los mecanismos puestos en marcha para garantizar la limpieza, transparencia y honestidad de los comicios. Y es menester que, si estos mecanismos cumplen su. misi¨®n, los perdedores acepten con franqueza el resultado de las urnas. El d¨ªa siguiente ser¨¢ en M¨¦xico tan importante como el de las elecciones. Todo ser¨¢ redondo si los nuevos gobernantes revisten trajes menos tecnocr¨¢ticos y vinculan esa democratizaci¨®n y esa modernizaci¨®n a las realidades sociales del pa¨ªs.
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