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La captura de Carlos el Chacal puede incluirse en el programa de festejos que, en la actualidad -por llamar de alguna forma lo que pasa-, cultivamos para escribir con una lengua muerta los hechos que murieron mucho antes. Ese feroz terrorista, cuya imagen barrigona y calvita exhiben los medios, ya es s¨®lo ¨¦l mismo casi 20 a?os despu¨¦s: es decir, nada, porque en una ¨¦poca en que cualquier viajante de comercio nos puede aterrorizar transportando un sandwich de plutonio, lo de Carlos es casi una referencia tur¨ªstica en un mapa que bosteza de aniversarios, que es como decir epitafios, y as¨ª lo ha entendido el Gobierno sudan¨¦s, qu¨¦ de un ¨²nico golpe queda bien con la comunidad internacional y se ahorra una pasta en hoteles.Superada la ci¨¦naga de Woodstock -pero qu¨¦ digo, la ci¨¦naga es lo ¨²nico que no pasa: de ah¨ª el negocio-, conmemorados los 20 a?os del congreso socialista de Suresnes y de la entronizaci¨®n de F. G. al frente del PSOE, los 25 de la designaci¨®n de Juan Carlos I como sucesor de lo que nunca debi¨® ser sucedido, aplaudida convenientemente la in¨²til llegada del hombre a la Luna -que llegara fue, con todo, bueno; la pena es que no se qued¨®-, cumplido el medio siglo del desembarco de Normand¨ªa, jaleado el cuarto de siglo que llevan los ingleses pacificando el Ulster -mal: todav¨ªa queda gente en ambos bandos-, prepar¨¢ndonos todos para celebrar, el a?o que viene, las dos d¨¦cadas que estamos cumpliendo sin el Paco, inmersos en el 300 aniversario de los 25 A?os de Paz -que a su vez jalonaban lo innombrable-, pasado el 200 aniversario de la ejecuci¨®n del anarquista Salvador Puig Antich y metidos en la harina del primer centenario del cine -realidad rescatable: lo dem¨¢s fue ficci¨®n-, s¨®lo me quedan ¨¢nimos para suplicar:

Devu¨¦lvanme el presente.