FELICIANO FIDALGO Torrevieja: el mundo a 20 duros
Nunca se debe incurrir en el rechazo del afortunado por compasi¨®n del desgraciado..."Nos asesora don Ildefondo Orungo, hijo principal de Torrevieja, licenciado en saberes de muy diversa ¨ªndole como el bell canto, la habanera y el ta?ido de casta?uelas. Dice don Ildefondo: "Torrevieja es el l¨ªmite m¨¢s inferior que puede aguantar la clase media en materia de veraneo". Al sol y al mar en Torrevieja lo han santificado ya muchas generaciones como "el veraneo de las tres p: pipas, paseo y playa".
Torrevieja durante el a?o no estival ronda los 30.000 habitantes o poco m¨¢s; en estas semanas caniculares, desde hace d¨¦cadas, Torrevieja, donde la construcci¨®n a lo loco alcanz¨® el primer puesto en Espa?a en los a?os sesenta, setenta y ochenta, llega a aglutinar cerca de 600.000 seres humanos vivos. ?Qu¨¦ ocurre? Eso no est¨¢ escrito. Hay dos clasificaciones groseras de turistas torrevejenses: los huelgas, espa?oles, y los chanos, extranjeros. Suelen decir los buenos creyentes del lugar: "Dios existe, porque Torrevieja es". Con Dios y sin ¨¦l Torrevieja en agosto es la colmena antropol¨®gica m¨¢s incre¨ªble de Espa?a y merece muchas palabras de entendimiento, o de confusi¨®n: el mediterr¨¢neo besa estas playas, a 48 kil¨®metros est¨¢ Alicante y Murcia a 50, y a 40 los aeropuertos de San Javier y de Alicante. Hace menos de medio siglo los torrevejenses alquilaban sus propias viviendas para aliviar el hambre. "Son 100 a?os de hambre los que han hecho este pueblo de veraneo": lo certifica do?a Aurora, tendera nocturna en verano de camisas de cierto valer a mil pesetas. Aqu¨ª hay centenares de tiendas que lo venden todo durante las 24 horas de cada d¨ªa de agosto por 20 duros m¨¢s o menos.
En el origen de este barbarismo del descanso est¨¢n los suecos jubilados que crearon aqu¨ª una colonia para invernar; despu¨¦s acamparon en Torrevieja los guiris, lo que consideran aqu¨ª el turismo m¨¢s mediano de Madrid, Francia, Alemania, es decir, de honrados mec¨¢nicos y chapistas, sirvientas, taxistas... Y las construcciones no repararon; aquello del annus horribilis de la reina de Inglaterra en Torrevieja son quinquenios y quinquenios horribilis y sinverg¨¹enzas de constructores y pol¨ªticos y responsables desalmados; hay urbanizaciones abandonadas al quehacer de mosquitos y otras pestes y bichos; los servicios p¨²blicos funcionan por un casual de tiempo en tiempo, la luz p¨²blica..., existe; para medio mill¨®n de habitantes hay una farmacia de guardia, o pharmacie, chemiste o apotheke. El mundanal ruido no se estremece, aqu¨ª est¨¢, presente, un ano y otro: dicen que "hay marcha", y hay coches que no les falta un cent¨ªmetro para subirse por las paredes. En un apartamento de dos dormitorios respiran esta noche y todas las noches dos matrimonios con familia numerosa. ?Y a vivir! Por el d¨ªa van. a la playa, gratis, y por la noche los mayores se asoman al balc¨®n y ven la gente que pasa en espera de un hilo de vientecillo; se empapan camisas y camisetas, se miran y miran a la calle y al cielo con una nostalgia, es el veraneo. Eso s¨ª, en Torrevieja hay torrevejenses con un estilo. Se ocultan, no van a la calle del Hambre a tomar pescaditos y litronas que liquida la clientela sentada en la acera; ni van a la calle Ram¨®n y Cajal y aleda?as, capital mundial del copeo a tres gordas con espectadores en coche que se inflan bebiendo cerveza en el interior del veh¨ªculo.
La "gente bien" de Torrevieja se hace al mar con alguno de los 2.000 barcos que reposan en su club n¨¢utico y Marina Internacional; ahora mismo estamos tocando con las manos un yate que nos dicen que vale 3.000 millones de pesetas. Nos topamos con Ram¨®n, dicho El Nene, que dice: "Torrevieja es lo m¨¢s grande que ha parido madre"; naci¨® en la calle de Heraclio y con el turismo ha hecho su av¨ªo, y como sus coterr¨¢neos espera a que retornen a su otro trabajo los chanos, huelgas y el guirismo todo.
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