"Podemos ganar las pr¨®ximas elecciones hacemos una pol¨ªtica socialdem¨®crata"
Pregunta. Tres meses despu¨¦s de las elecciones europeas, que supusieron una fuerte derrota socialista, ?qu¨¦ medidas va a adoptar el Gobierno para tomar la iniciativa? Usted ya ha descartado pr¨¢cticamente la cuesti¨®n de confianza y el cambio de Gobierno.Respuesta. Las propuestas pol¨ªticas con las que vamos a tomar la iniciativa est¨¢n en el programa electoral de junio de 1993. No es bueno echar mano de inventos para salir del paso. Sobre todo porque aquel programa mantiene su fuerza innovadora y es nuestro compromiso con los electores. Creo que la situaci¨®n empieza a ponerse mejor. En el terreno de la econom¨ªa las cifras empiezan a ser m¨¢s positivas y hay un cambio de actitud psicol¨®gicamente muy favorable para la recuperaci¨®n econ¨®mica.
El comienzo del curso pol¨ªtico va a estar marcado por dos asuntos de gran importancia: el debate presupuestario y el debate auton¨®mico.
P. Pero ?los resultados del 12 de junio no dan para ning¨²n cambio o regate en esa l¨ªnea recta que plantea?
R. No planteo exactamente una l¨ªnea recta. Hay que intentar cambiar el modo de hacer pol¨ªtica y tambi¨¦n alguno de los contenidos de las pol¨ªticas. Hay que tener mucha m¨¢s presencia en el Parlamento y en la vida p¨²blica. Y adem¨¢s vamos a hacer un esfuerzo econ¨®mico para aprovechar todas las oportunidades que haya de creaci¨®n de empleo. El objetivo fundamental en esta etapa inmediata es consolidar la recuperaci¨®n. Pero tambi¨¦n hay que completar el desarrollo auton¨®mico mediante un proceso de negociaci¨®n con las comunidades.
P. Las elecciones del 6 de junio del a?o pasado las ganaron b¨¢sicamente con tres puntos la recuperaci¨®n econ¨®mica y el pacto social, el impulso democr¨¢tico y el Estado del Bienestar. La recuperaci¨®n econ¨®mica parece estar consolid¨¢ndose. ?Y el resto? El impulso democr¨¢tico...
R. Vamos a hacer un esfuerzo, con generosidad, para concluir la renovaci¨®n de ¨®rganos institucionales en el mes de septiembre; espero que haya cooperaci¨®n por parte del Partido Popular, porque ¨¦sta es una cuesti¨®n que sobrepasa la opini¨®n partidaria. Pero la revitalizaci¨®n de la vida pol¨ªtica no acaba ah¨ª. Por ejemplo, en la comisi¨®n de partidos habr¨¢ que tratar de llegar a un consenso -y nos otros tenemos preparados algunos textos- para una nueva legislaci¨®n de partidos pol¨ªticos, tanto en materia de financiaci¨®n como de funcionamiento, que los haga m¨¢s transparentes, m¨¢s participativos y m¨¢s accesibles a los ciudadanos.
Voy a intentar avanzar en ello desde septiembre, con el PP sobre todo, salvo que est¨¦ obsesionado con la idea de la disoluci¨®n de las c¨¢maras. Espero que no, que tenga pol¨ªticas alternativas a la de la petici¨®n de disoluci¨®n de las c¨¢maras, que es poco respetuosa con los resultados electorales.
P. ?Y las posibilidades de firmar un pacto social?
R . Hay mejor clima de di¨¢lo-
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go con los sindicatos. Sin embargo, se debe plantear, m¨¢s que como un pacto global o de car¨¢cter general, como un clima de di¨¢logo permanente que ayude tambi¨¦n a la consolidaci¨®n de la recuperaci¨®n econ¨®mica.
P. ?La reforma laboral no es un fantasma que va a surgir permanentemente en estas negociaciones?
R. Espero que no. La reforma laboral da un margen a la negociaci¨®n entre las partes mucho mayor del que ten¨ªan 'hasta ahora, y ¨¦sa es su esencia fundamental. Por consiguiente, hay una responsabilidad de sindicatos y de empresarios, que va a afectar a la ordenaci¨®n de las relaciones industriales en el pr¨®ximo futuro.
P. ?Est¨¢ interesada la patronal en alg¨²n tipo de pacto social que apuntale al Gobierno? Este verano el ministro de Econom¨ªa ha tenido alguna confrontaci¨®n con representantes empresariales, a los que acus¨¦ de estar trabajando para el PP.
R. Ha habido algunas manifestaciones excesivamente politizadas por parte de la c¨²pula de la CEOE. Esto no significa que los empresarios no est¨¦n -y yo he hablado con bastantes empresarios en los ¨²ltimos meses- muy interesados en que se consolide la recuperaci¨®n econ¨®mica y en que haya acuerdos para la consolidaci¨®n de esa recuperaci¨®n econ¨®mica.
P. En cuanto al Estado de bienestar, ?c¨®mo queda en los Presupuestos del a?o que viene? ?Se cumplir¨¢ el compromiso de que la inversi¨®n p¨²blica est¨¦ por encima del 5% del PIB?
R. Los Presupuestos de 1995 ser¨¢n unos presupuestos rigurosos, porque mantendr¨¢n como objetivo la contenci¨®n del d¨¦ficit. As¨ª que tendr¨¢n que priorizar rigurosamente sus objetivos. La preferencia estar¨¢ en el apoyo a la econom¨ªa productiva y en las pol¨ªticas sociales.
En cuanto a la inversi¨®n p¨²blica, si se puede se mantendr¨¢ el compromiso de estar por encima del 5% del PIB; ahora bien, si ha de haber alguna restricci¨®n, probablemente uno de los elementos de ajuste ser¨¢ la inversi¨®n p¨²blica, nunca el gasto social.
P. Hablemos de las malas relaciones con el PP. Estamos en medio de una fort¨ªsima pol¨¦mica sobre la reinserci¨®n de terroristas, en la que se han cruzado palabras muy gruesas. En una ocasi¨®n dijo que no quer¨ªa que el PP gobernase para que Espa?a no tuviese otro noventa y ocho, y ahora ha acusado a los conservadores de "populistas".
R. Las relaciones son en el ¨²ltimo periodo especialmente tensas porque el, PP ha creado un clima de tensi¨®n y de confrontaci¨®n muy fuerte, en particular a partir del 12 de junio, con un solo, objetivo: la disoluci¨®n del Parlamento. Voy a seguir haciendo un esfuerzo porque ese clima sea de mayor entendimiento, incluso en el inicio de este nuevo curso pol¨ªtico intentar¨¦ de nuevo hablar con Aznar. Lo hicimos antes de las vacaciones de verano y lo volver¨¦ a hacer ahora, a pesar de que no fue bueno el resultado de la ¨²ltima entrevista, seg¨²n sus manifestaciones, por mas que yo piense que esas manifestaciones no responden al clima de la misma entrevista.
En asuntos tan delicados como los de terrorismo, todos los partidos pol¨ªticos coinciden en que la estrategia antiterrorista es la misma que se venia siguiendo desde hace mucho tiempo. Pero hay un partido -el PP- que decide en un momento determinado separarse de esa pol¨ªtica de consenso. Tiene derecho a hacerlo, naturalmente, pero hay que tener mucho cuidado con las pol¨ªticas de Estado, porque puede que alg¨²n d¨ªa a ellos les toque la responsabilidad de tomar decisiones en materia de lucha antiterrorista.Pr¨¢cticamente en todos los asuntos estamos viendo al PP en una actitud bastante populista, una mano por el suelo, y otra por el cielo. Todo lo qu¨¦ creen que les puede favorecer, desde el punto de vita electoral lo lanzan.
P. Acaba de asumir que el PP puede gobernar. Hay muchos socialistas que manifiestan, desde hace meses, una sensaci¨®n de derrota irremediable en las pr¨®ximas elecciones generales, sean cuando sean.
R. No participo de esa opini¨®n. Es la sensaci¨®n que se. produce cuando hay una derrota electoral como la del mes de junio, a la que se a?ade el an¨¢lisis de que, adem¨¢s, se est¨¢ al final de un ciclo pol¨ªtico. Pero es una situaci¨®n perfectamente superable; nadie tiene por qu¨¦ resignarse a esto dentro del Partido Socialista. ?Por qu¨¦ ser fatalista si tenemos el programa m¨¢s conveniente para los intereses generales de nuestro pa¨ªs: el programa socialdem¨®crata? Se pueden ganar las pr¨®ximas elecciones generales si cumplimos el programa del 6 de junio: crecimiento y empleo, justicia social y transparencia.
P. Si sus compa?eros se lo pidiesen, ?Felipe Gonz¨¢lez estar¨ªa dispuesto a presentarse otra vez?
R. Si me lo piden los compa?eros, estar¨ªa dispuesto a presentarme otra vez, como he dicho en otras ocasiones. Estoy dedicado vitalmente a esta tarea y ser¨ªa incoherente que hubiera una petici¨®n de presentarme como candidato y no la aceptara.
P. ?Y qu¨¦ opina de estas ¨²ltimas declaraciones de algunos de sus compa?eros de que hay que empezar tambi¨¦n a mover el banquillo del secretario general?
R. Despu¨¦s de veinte a?os de secretario general, que cumplir¨¦ en el mes de octubre, puedo comprender perfectamente esas peticiones, y las respeto.
P. Volvamos al resultado electoral. ?No cree que el 12 de junio se ha producido un vuelco sociol¨®gico en Espa?a, de izquierda a derecha?
R. Creo que las del 12 de junio son unas elecciones muy espec¨ªficas, y que no tiene por qu¨¦ repetirse esa correlaci¨®n de fuerza en otro tipo de elecciones. El gran volumen de la abstenci¨®n que se produce el 12 de junio afecta fundamentalmente a un voto de advertencia, de castigo, al Partido Socialista. En unas elecciones con una participaci¨®n mayor el resultado ser¨ªa probablemente distinto. Adem¨¢s, las elecciones europeas se celebran en un momento especialmente dram¨¢tico, porque no se percibe todav¨ªa con claridad la recuperaci¨®n econ¨®mica y, sobre todo, porque se estaba bajo el impacto de casos de corrupci¨®n extraordinariamente graves. Ha habido un enfado generalizado de los ciudadanos contra el partido que gobierna y contra el Gobierno. Eso puede cambiar.
P. ?C¨®mo? ?C¨®mo puede cambiar?
R. Con las pol¨ªticas que dec¨ªa antes: trabajando para la recuperaci¨®n econ¨®mica y la generaci¨®n de empleo; y combatiendo la corrupci¨®n.
P. Entre los aspectos que han da?ado los resultados electorales del Gobierno ?no cree que tambi¨¦n figura la imagen de que el Gobierno est¨¢ hipotecado por los nacionalismos? Por ejemplo, ?qu¨¦ opina de que Jordi Pujol aparezca como el personaje m¨¢s, influyente de este pa¨ªs en una encuesta?
R. Las encuestas no me alteran mucho el ¨¢nimo. Nuestro empe?o es incorporar al nacionalismo moderado a las tareas de Estado. Algunos han llegado m¨¢s lejos. Yo nunca he ofrecido a Pujol que sea presidente del Gobierno y, sin embargo, el Partido Popular se lo ha ofrecido en alguna ocasi¨®n.
P. ?Pero esa imagen no genera un problema pol¨ªtico?
R. S¨ª. Genera un problema pol¨ªtico que es necesario madurar y superar. ?Cu¨¢l es el problema de fondo? Si Espa?a, como realidad hist¨®rica, como pa¨ªs, como naci¨®n, se v . a a plantear la incorporaci¨®n del nacionalismo moderado a las tareas de su construcci¨®n y desarrollo. ?S¨ª o no? Nuestra respuesta es rotundamente positiva. Hay otros que dicen que no, que el nacionalismo moderado defiende intereses -me parece que han dicho- "ajenos y minoritarios". A mi juicio, no es cierto. La realidad de Espa?a es Catalu?a, y es el Pa¨ªs Vasco, y es Andaluc¨ªa, y es Castilla-La Mancha, y es Castilla y Le¨®n. ?sa es la realidad de Espa?a. Y esa realidad no puede dejar fuera ni a Catalu?a ni al Pa¨ªs Vasco, ni a fuerzas pol¨ªticas que, son hegem¨®nicas, desde el punto de vista pol¨ªtico en algunos casos y cultural en otros.
Por consiguiente, hay que incorporarlos. ?sta es una tarea de integraci¨®n de Espa?a y una visi¨®n de Espa?a mucho m¨¢s correcta que la visi¨®n cicatera y mezquina de la confrontaci¨®n entre Comunidades.
P. ?Hay un renacimiento del nacionalismo espa?ol? .
R. Yo no le llamar¨ªa nacional¨ªsmo espa?ol, porque Espa?a incluye al Pa¨ªs Vasco y a Catalu?a. A lo mejor se podr¨ªa hablar de nostalgia centralista. Hay una utilizaci¨®n delicad¨ªsima de este asunto; cuando en Espa?a se han superado conflictos hist¨®ricos de una gran envergadura, no deber¨ªamos caer en la tentaci¨®n de crear enfrentamientos territoriales.
P. ?Y la recuperaci¨®n de la figura de Aza?a para esta operaci¨®n?
R. Eso s¨ª es una contradicci¨®n., Hist¨®ricamente Aza?a fue muy bien considerado en Catalu?a porque tuvo la visi¨®n de incorporarla a las tareas del Estado. Se ha utilizado a Aza?a y se lo sigue utilizando de manera tortidera.
P. En toda la entrevista surge el concepto nacionalismo como si fuese un problema que ha renacido con mucha virulencia o con mucha fuerza en Espa?a.
R. No con mucha fuerza, pero est¨¢ empezando a nacer un discurso centralista excluyente. Que haya alguien que afirme solemnemente que Espa?a no s¨®lo es un Estado, sino una naci¨®n, me parece una obviedad. Pues s¨ª. Est¨¢ en la primera l¨ªnea del pre¨¢mbulo de nuestra Constituci¨®n. Pero tambi¨¦n es plural y hay que aceptar esa plurafidad para que el proyecto sea integrador. Todo lo que sea desintegrador me parece un disparate.
P. Una de las cr¨ªticas que ha tenido este verano ha sido su mutismo ante problemas de primera magnitud como la cat¨¢strofe de los incendios forestales o la guerra del bonito. ?Asume usted estar en una posici¨®n autista, silente, durante largos periodos?
R. En absoluto. No s¨®lo no lo reconozco, sino que no se corresponde con la verdad. Estoy en todos los procesos importantes para nuestro pa¨ªs, y estoy sobre los temas diariamente. Pero voy a estar m¨¢s presenteante el Parlamento y ante los ciudadanos.
"No he perdido la capacidad de comunicar con Fidel con una cierta cordialidad"
Pregunta. Entremos en la pol¨ªtica exterior. H¨¢bleme de la crisis cubana de este verano.R. Nuestra actitud con Cuba es muy clara: propiciar el tr¨¢nsito entre una situaci¨®n como la actual y otra de democracia. No hemos sido partidarios del bloqueo y seguimos opinando igual. Hemos intentado hacer algunas cosas pr¨¢cticas, como, por ejemplo, favorecer una evoluci¨®n hacia una econom¨ªa m¨¢s abierta, de mercado, sabiendo que ello tiene consecuencias pol¨ªticas. Recientemente, gente del PP, Creo que Aznar entre ellos, han declarado que quieren una pol¨ªtica de consenso respecto a Cuba, lo cual me parece muy positivo siempre que ello no suponga una actitud de boicoteo o de ruptura de relaciones con Cuba, como he o¨ªdo decir en los ¨²ltimos meses a algunos responsables de ese partido.
P. Desde la derecha. espa?ola y desde algunos sectores del exilio cubano se le ha acusado personalmente de legitimar a Fidel Castro, con sus gestos y sus conversaciones.
R. Bueno, soporto bien la acusaci¨®n. La legitimaci¨®n de Fidel Castro, la que haya tenido hist¨®ricamente, depende muy poco de su relaci¨®n conmigo; su legitimaci¨®n proven¨ªa de la lucha contra Batista y del respaldo que le dieron durante muchos a?os intelectuales de todo el mundo.
Yo tengo una relaci¨®n personal con Fidel que es una relaci¨®n cordial, desde el punto de vista humano, y relativamente conflictiva desde el punto de vista pol¨ªtico, porque los criterios que tenemos son muy discrepantes. Pero no hemos perdido nunca la capacidad de comunicar con una cierta cordialidad.
P. ?Cree que las conversaciones con Estados Unidos sobre el tema de la emigraci¨®n pueden desbordar ese marco y hacerse m¨¢s amplias?
R. La emigraci¨®n no es un asunto que se pueda aislar del contexto de la problem¨¢tica cubana. La emigraci¨®n es un producto estricto de los problemas de Cuba y de la relaci¨®n, adem¨¢s, espec¨ªfica con los Estados Unidos. Por tanto, aislar esa discusi¨®n me parece un ejercicio pr¨¢cticamente imposible, aunque creo que es la pretensi¨®n de la Administraci¨®n norteamericana.
P. Otro tema relacionado con la zona: Hait¨ª. ?Cu¨¢l es la posici¨®n del Gobierno espa?ol sobre la intervenci¨®n, quiz¨¢ inmediata?
R. Lo ideal ser¨ªa que no tuviera que llegarse a una intervenci¨®n, pero ¨¦sta puede ser inminente. De hecho, ya hay un respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ah¨ª, como siempre, hay que se?alar a los responsables, que son el equipo de Gobierno, por llamarle de alguna manera, de Hait¨ª, que se niega a aceptar no s¨®lo la legalidad interna, sino la internacional.
P. El Magreb, progresivamente m¨¢s conflictivo...
R. Es uno de los ejes de la pol¨ªtica exterior espa?ola -Europa, Am¨¦rica Latina y el Magreb-, y es verdad que atraviesa por una situaci¨®n muy complicada. La evoluci¨®n argelina es un motivo de preocupaci¨®n; he estado con el primer ministro argelino hace muy poco tiempo hablando de ello, pero ¨²ltimamente, adem¨¢s, se han agriado las relaciones entre Argelia y Marruecos. Espero que estas tensiones se superen cuanto antes, porque me parece que a?adir m¨¢s tensi¨®n en el Magreb es negativo.En la medida en que nosotros podamos contribuir a la distensi¨®n de esa relaci¨®n, lo vamos a hacer. De hecho, estamos facilitando el tr¨¢nsito de ciudadanos argelinos, que tratan de retornar a sus puestos de trabajo, hacia Europa, por la dificultad que se ha creado ahora con los visados.
P. Irlanda: el acuerdo de alto el fuego con el Ej¨¦rcito Republicano Irland¨¦s (IRA).
R. Es una noticia muy positiva porque si se deja de matar se abren siempre unas posibilidades que no exist¨ªan hasta entonces. Algunos tratan de hacer comparaciones, pero son muy dif¨ªciles de establecer, por no decir imposibles. Siempre que hay un fen¨®meno de terrorismo y de violencia es f¨¢cil hacer una traslaci¨®n y decir que se parece a otro fen¨®meno de violencia y de terrorismo. Pero hay razones hist¨®ricas que hacen imposible la comparaci¨®n.
P. Por ¨²ltimo, la Uni¨®n Europea. Estamos en un periodo casi previo a una nueva presidencia de Espa?a y los vientos europe¨ªstas que corren no son muy fuertes, precisamente.
R. Soy de los que est¨¢n convencidos de que el destino hist¨®rico de Espa?a como naci¨®n est¨¢ muy unido al ¨¦xito o al fracaso del proceso de construcci¨®n europea. Hay gente a la que esta simple reflexi¨®n le molesta, y le molesta cada vez m¨¢s, puesto que empieza a resurgir un cierto discurso hipernacionalista.
Durante treinta a?os hemos estado lamentando no estar en Europa. Ahora llevamos menos de nueve a?os en la Comunidad Europea y hay quien quiere resucitar lo que algunos llaman la Espa?a profunda, de rechazo a lo exterior. Me parece un disparate. Tenemos que contribuir a que la Uni¨®n Europea sea un ¨¦xito no s¨®lo por razones de principio, sino porque los intereses reales de nuestro pa¨ªs est¨¢n absolutamente vinculados a los europeos. Yo voy a seguir defendiendo esta posici¨®n, est¨¦ donde est¨¦, porque creo firmemente en ella.
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