Un desaf¨ªo para Rusia
Resulta parad¨®jico que mientras una serie de pol¨ªticos y analistas extranjeros acusan a Rusia de tener insaciables ambiciones y miran con recelo sus esfuerzos pacificadores en el Alto Karabaj, Georgia, Moldavia y Tayikist¨¢n, en la misma Rusia el presidente, el ministerio de Exteriores y el Gobierno en general tienen una actitud bastante fr¨ªa ante las ideas de reintegraci¨®n en el espacio postsovi¨¦tico. La falta de fundamentos de las acusaciones de neoimperialismo con relaci¨®n a Rusia queda demostrada por el hecho innegable de que todos los impulsos que han existido en los ¨²ltimos meses hacia una integraci¨®n m¨¢s estrecha en el citado espacio vienen de las rep¨²blicas de la desaparecida Uni¨®n Sovi¨¦tica.Es precisamente la direcci¨®n de Bielorrusia la que presiona en favor de la uni¨®n monetaria con Rusia, de la creaci¨®n de una aduana y de fronteras comunes, etc¨¦tera. Bajo la consigna de mayores lazos -no s¨®lo econ¨®micos sino tambi¨¦n pol¨ªtico-militares- con Rusia y del fortalecimiento de estructuras coordinadoras supranacionales de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), Leonid Kuchma gan¨® recientemente las elecciones presidenciales en Ucrania. El l¨ªder de Kazajst¨¢n, Nursult¨¢n Nazarb¨¢yev, adelant¨® hace poco la idea de crear una Uni¨®n Euroasi¨¢tica, que prev¨¦ una integraci¨®n m¨¢s es trecha en el espacio postsovi¨¦tico, y trat¨® as¨ª de atenuar el efecto negativo de las declaraciones que hab¨ªa hecho en Occidente, donde dijo que Rusia utiliza el problema de los rusohablantes como Hitler el problema de los alemanes de los Sudetes con la intenci¨®n de expandirse a costa de otras rep¨²blicas de la ex URSS. Por el momento, es precisamente Rusia la que se abstiene de hacer propuestas para acelerar los procesos integradores en los marcos de la CEI. S¨®lo la Duma estatal -la C¨¢mara baja del Parlamento ruso- da signos de cierta actividad en esta direcci¨®n. Cabe destacar en este sentido los recientes debates sobre la formaci¨®n de la CEI y sus perspectivas, que en realidad estuvieron dirigidos contra las exigencias de los comunistas y los patriotas radicales de denunciar el Tratado de Minsk sobre la liquidaci¨®n de la URSS. En la misma l¨ªnea estuvo la iniciativa de la Duma -adelantada en la reuni¨®n celebrada en julio entre los dirigentes de los Legislativos de Rusia y Ucrania en Mosc¨²- de realizar un encuentro de los parlamentarios de los cuatro principales pa¨ªses de la CEI (Belorrusia, Kazajst¨¢n, Rusia y Ucrania) para elaborar las posibles formas de los procesos integracionistas y determinar su ritmo.
La frialdad del presidente y del Gobierno rusos a la presi¨®n que ejercen otras rep¨²blicas de la ex URSS para lograr una integraci¨®n m¨¢s estrecha no es casual. En todos los otros pa¨ªses de la CEI las reformas econ¨®micas pr¨¢cticamente ni siquiera han comenzado. El proceso de privatizaci¨®n se encuentra en un estado embrionario. Una uni¨®n m¨¢s estrecha con Rusia para muchos pol¨ªticos y electores en estos pa¨ªses significa convertir nuevamente a Rusia en un donante-abastecedor de materias primas y combustibles baratos y en un mercado para sus productos de baja calidad. Y debido a la debilidad de la actual econom¨ªa rusa, esto ser¨ªa una carga insorportable, bajo cuyo peso se podr¨ªa desplomar la econom¨ªa y las reformas rusas.
Tambi¨¦n es importante tener en cuenta que con semejante redestribuci¨®n de los recursos de Rusia a favor de la rep¨²blicas de la ex URSS empeorar¨ªa sensiblemente la situaci¨®n socioecon¨®mica de los ciudadanos rusos. Fuerzas pol¨ªticas rusas influyentes consideran que Mosc¨² enfrenta hoy un dilema: o reformas o reintegraci¨®n. El fracaso de las reformas rusas abrir¨¢ el camino a los comunistas y patriotas, que sobre una base antireformista pueden unir a una sustancial parte de la ex URSS. Al mismo tiempo, se piensa que negarse a la reintegraci¨®n y continuar las reformas disminuir¨¢ las posibilidades de las fuerzas antireformistas de llegar al poder en la misma Rusia y permitir¨¢ a este pa¨ªs salir, solo, de la crisis.
Creo que este enfoque es bastante especulativo. Rusia no se puede aislar de los pa¨ªses de la CEI. Esto asestar¨ªa un fort¨ªsimo golpe a la idea de Rusia como n¨²cleo de una nueva comunidad de las rep¨²blicas de la ex URSS y desacreditar¨ªa la misma idea de la reintegraci¨®n. El presidente y su c¨ªrculo se ver¨ªan bajo el fuego de la cr¨ªtica de los comunistas y patriotas. Bor¨ªs Yeltsin ser¨¢ acusado de obstaculizar el restablecimiento del Estado debido a su participaci¨®n personal en la confabulaci¨®n de Minsk para disolver la URSS. Teniendo en cuenta que en oto?o, de acuerdo con muchos pron¨®sticos, se esperan serias complicaciones en las esferas socioecon¨®mica y pol¨ªtica, el problema de la reintegraci¨®n y de la actitud frente a ella se convertir¨¢ en otro de los aspectos del enfrentamiento pol¨ªtico entre las autoridades y la oposici¨®n. El fracaso de los l¨ªderes que llegaron al poder en las rep¨²blicas sobre la base de la idea de una mayor integraci¨®n con Rusia desestabilizar¨¢ la situaci¨®n sociopol¨ªtica en estos pa¨ªses y radicalizar¨¢ tanto al electorado como a las fuerzas pol¨ªticas. Y ellas -si estos procesos coinciden con la posible agudizaci¨®n de la crisis econ¨®mica y sociopol¨ªtica en Rusia-, en uni¨®n con las fuerzas de oposici¨®n, tratar¨¢n de derrocar al actual poder, convertido en un obst¨¢culo en el camino de los procesos integracionistas.
Considero que el citado dilema -o reformas o reintegraci¨®n- est¨¢ lejos de los procesos reales que tienen lugar en el espacio postsovi¨¦tico. Es evidente que Rusia debe elaborar una pol¨ªtica que combine pasos tanto hacia la profundizaci¨®n de las propias reformas econ¨®micas como hacia un eficaz control de los procesos integracionistas. Idealmente, semejante programa debe estar dirigido a mantener los vecinos a distancia, ayud¨¢ndoles a realizar los cambios de mercado necesarios y apoyando en la misma Rusia la estabilidad en las esferas socioecon¨®mica y pol¨ªtica.
Como conclusi¨®n, se puede decir que son igualmente peligrosos para el futuro de las reformas y la democracia rusas tanto el aislamiento de Rusia, y la aspiraci¨®n a realizar sus reformas interiores sin tener en cuenta los procesos sociopol¨ªticos en los pa¨ªses de la CEI, como la exigencia de una reintegraci¨®n estrecha inmediata del espacio postsovi¨¦tico. El resultado tanto de la primera como de la segunda l¨ªnea pol¨ªtica -en el caso que se apliquen- ser¨¢ la total desestabilizaci¨®n pol¨ªtica y socioecon¨®mica de la situaci¨®n en el territorio de la ex URSS, el fracaso de las reformas rusas y el restablecimiento de un r¨¦gimen autoritario en una gran parte del territorio de la ex URSS.
La ¨²nica salida posible de la actual situaci¨®n puede ser una pol¨ªtica de las autoridades rusas basada en la idea de que Mosc¨² no puede realizar su reforma econ¨®mica distanci¨¢ndose de las crisis econ¨®micas en los pa¨ªses de la CEI, que la estabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica de Rusia en gran medida dependen de la estabilidad econ¨®mica y pol¨ªtica de estos pa¨ªses.
Por ¨²ltimo, quisiera detenerme en la posible reacci¨®n de Occidente con respecto al reforzamiento de las tendencias integracionistas en el espacio postsovi¨¦tico. Por supuesto que Occidente no es homog¨¦neo. Existen diferencias en las posiciones de Estados Unidos y de los pa¨ªses de Europa occidental, como tambi¨¦n entre estos ¨²ltimos pa¨ªses. Creo que los pa¨ªses occidentales, en general, lo comprendan o no actualmente, est¨¢n frente a un dilema al elaborar su pol¨ªtica repecto del espacio postsovi¨¦tico y de los procesos que se desarrollan en ¨¦l. 0 comprender y aceptar el papel de Rusia como n¨²cleo de las tendencias integracionistas y le ayudan a avanzar en sus reformas, ya que s¨®lo este camino puede garantizar la reintegraci¨®n de este espacio en base a mecanismos de mercado y de valores democr¨¢ticos, en contraposici¨®n a la autoritaria variante de una reintegraci¨®n antimercado y antidemocr¨¢tica. O seguir los consejos de una serie de pol¨ªticos y analistas como Brzezinski y crear un "pluralismo geopol¨ªtico" en territorio de la ex URSS. Esto significar¨¢ la creaci¨®n de varios centros de fuerza en este espacio con el objetivo de frenar y equilibrar la fuerza e influencia de Rusia.
Este camino, en mi opini¨®n, est¨¢ pre?ado de peligros, en primer lugar para aquellas rep¨²blicas de la ex URSS o aquella uni¨®n de varias rep¨²blicas que pueden tomarse como posibles contrapesos de Rusia (Kazajst¨¢n, Ucrania o una uni¨®n de rep¨²blicas con una base antirrusa). Siendo estructuras estatales laxas y econ¨®micamente d¨¦biles, con un sustrato etnocultural y etnolingu¨ªstico heterog¨¦neo, ellas no est¨¢n en condiciones de justificar semejantes programas y se convertir¨ªan en las primeras v¨ªctimas, sin haber llegado a ser primero Estados viables. La desingraci¨®n de estos Estados y los serios des¨®rdenes en ellos pueden acarrear des¨®rdenes en la misma Rusia, lo que consituye una seria amenaza para la comunidad internacional, para sus aspiraciones a garantizar la paz, la estabilidad y la seguridad en el mundo. Por ello quisiera pensar que los pa¨ªses occidentales har¨¢n la elecci¨®n correcta al elaborar su pol¨ªtica en la nueva etapa de desarrollo de la CEI.
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