El Getafe se subio a las barbas del Rayo

El Rayo s¨®lo encontr¨® alivio al final, cuando un espl¨¦ndido cabezazo de Rodr¨ªguez recuper¨® uno de los dos puntos que se fugaban ya de Vallecas. Antes, lo pas¨® mal. El Getafe, un modesto vecino que hasta ayer viajaba, cada domingo por los campos de Segunda B, Je sac¨® los colores con una simple defensa zonal adelantada, El Rayo jam¨¢s supo como romperla.Sali¨® con ganas el conjunto de David Vidal, decidido a convencer al personal de sus intenciones de retomar cuanto antes a la Primera Divisi¨®n. Cogi¨®, el bal¨®n y se puso a mirar a la porter¨ªa contraria, toda una novedad en la particular filosof¨ªa de su t¨¦cnico, Vidal. Lo intent¨® primero con lanzamientos lejanos de Chesa, el nuevo jefe del centro del campo, y despu¨¦s con la f¨®rmula de siempre: la colecci¨®n de regates de On¨¦simo. Pero el Rayo fue gaseosa pura. Salt¨® al escenario con mucho ruido, pero con el paso de los minutos perdi¨® fuerza. Acab¨® sin nada.

La salida explosiva no intimid¨® al Getafe. Lejos de asumir una supuesta inferioridad, el equipo azul trat¨® al Rayo de t¨² a t¨², sin asomo de respeto. Apag¨® las sospechas que anunciaban un cerrojazo y se plant¨® con todos sus hombres en un espacio reducido, a unos veinte metros de su parcela, por detr¨¢s, y un. par de ellos m¨¢s all¨¢ del centro del campo, por delante. Todo bajo el formato cl¨¢sico del 4-4-2.

No es que fuera un discurso t¨¢ctico demasiado osado, que tampoco se concedi¨® excesivas alegr¨ªas ofensivas,. pero s¨ª lo suficientemente, acertado para hacerse con el pomo del partido. El Getafe presion¨® con disciplina en el mediocampo y sali¨® con criterio en busca de los fueras de juego. La f¨®rmula, de sobra conocida, destroz¨® al Rayo. Sus jugadores, de visita continua en la red de la posici¨®n ilegal, acabaron por encomendarse en exclusiva a On¨¦simo. Otra vez, la On¨¦simo dependencia.

Un detalle t¨¢ctico a?adido acab¨® por reducir la salud ofensiva del Rayo. David Vidal coloc¨® a Calder¨®n como falso lateral izquierdo, seguro como estaba de que se convertir¨ªa en realidad en un extremo. Pero, no. Al contrario, el zurdo rayista tuvo que vivir todo el partido pendiente de Carlos Guerrero, un centrocampista elegante y de toque-exquisito al que no conviene dejarle solo. Calder¨®n, no pudo subir al ataque hasta que Duque decidi¨® retirar al ex atl¨¦tico (m. 57). Toda una concesi¨®n.

Hasta entonces, Guerrero hab¨ªa sido el alma ofensiva del Getafe. No entr¨® mucho en jue90, pero cada una de sus apariciones llegaron cargadas de veneno: una rosca rasa que Montero mand¨® fuera (m. 4), un recorte que dobl¨® a Calder¨®n y que, Juli¨¢n no supo rubricar (m. 19), el lanzamiento del penalti (m. 22) y otra rosca acaramelada, esta vez al vuelo, que, culmin¨® Mariano con un duro disparo desde fuera del ¨¢rea (m. 31). No existi¨® m¨¢s ataque en el Getafe (salvo alguna acci¨®n individual de Montero y Juli¨¢n). Cuando Guerrero se fue, el Getafe se apag¨®.

La llave del ¨¦xito visitante, con todo, no estuvo en su ataque, sino en su trabajo t¨¢ctico defensivo. Esa zona adelantada y presionante que maltrat¨® al Rayo. Los franjirrojos no acertaron a romper jam¨¢s la l¨ªnea rival. Todo su peligro procedi¨® de los quiebros de On¨¦simo (el regateador de Vallecas fue sujetado a la perfecci¨®n por cualquiera de las zonas por las que intent¨® entrar) o de las acciones a bal¨®n parado.

Cuando el Rayo consigui¨® sacarse alg¨²n remate de encima (circunstancia que no sucedi¨® en muchas ocasiones) se dio de narices contra Caballero. El guardameta getafense cuaj¨® una actuaci¨®n extraordinaria, con tres o cuatro intervenciones antol¨®gicas. Sobre todo, una de ellas, la que realiz¨® cuatro minutos despu¨¦s del 0 - 1: un cabezazo picado de Baroja a la salida de un libre indirecto, dirigido a una esquina, que Caballero desvi¨® no sabe C¨®mo.

Fue, claro, un lance a bal¨®n parado. Como el gol del empate, a 12 minutos del final (un cabezazo de Rodr¨ªguez). S¨®lo de esta forma, el Rayo, un ex Primera, pudo meter mano al Getafe, un ex Segunda B.