El Atl¨¦tico detiene el temporal
El equipo de Maturana jug¨® bien la segunda parte tras el empate de la Real

El Atl¨¦tico detuvo la tormenta que amenazaba en el Manzanares. Por un momento, los s¨ªntomas del partido devolvieron al equipo al mismo escenario de los ¨²ltimos partidos. El miedo y la desesperanza se adue?aron de la hinchada con el empate de la Real. El desgarro del primer tiempo s¨®lo hab¨ªa provocado un juego acelerado y torp¨®n, suficiente para superar a un rival sin car¨¢cter ni oficio, pero insuficiente para impedir el des¨¢nimo del p¨²blico. S¨®lo apoyado en el coraje, estaba abierta la posibilidad de la ca¨ªda, como tantas otras veces. Pero esta vez el Atl¨¦tico no hizo crisis. Su segundo tiempo alcanz¨® una buena nota. Mejor¨® el orden y el criterio, una novedad que fue recibida con entusiasmo por una hinchada que se resiste a caer en el fatalismo. El estado de alarma del Atl¨¦tico ha precipitado las tendencias compulsivas del equipo. Por este orden, el Atl¨¦tico jug¨® en la primera parte con ansiedad, confusi¨®n y desorden. Era un f¨²tbol desesperado, producto de los resultados y de la destartalada historia reciente del club. En el mejor de los casos, cuando el esp¨ªritu de. combate proyectaba a sus jugadores hacia el ¨¢rea contraria, el Atl¨¦tico produc¨ªa una cierta admiraci¨®n por su desgarro. Pero su f¨²tbol se hac¨ªa muy dificultoso. Resultaba problem¨¢tico encontrar dos pases seguidos y un poco de luz. Por ese lado, sal¨ªa castigado Maturana, un entrenador con estilo, de los que consiguen que se reconozcan sus equipos. Pero hasta ahora, Maturano no ha dotado al Atl¨¦tico de perfil reconocible. Est¨¢ la l¨ªnea, la presi¨®n y todo eso, pero falta identidad en el juego, en la manera de distribuirse en el campo, en el manejo de la pelota. En todas estas cuestiones, el Atl¨¦tico est¨¢ por definir, aunque el segundo tiempo tuvo un car¨¢cter diferente, casi esperanzador.Parte del problema del equipo est¨¢ en la angustia generada por el pobre comienzo en el campeonato. El Atl¨¦tico apret¨® todo lo que pudo a la Real Sociedad. Re cuper¨¦ la pelota con rapidez, carg¨® con fe contra el ¨¢rea rival y estableci¨® una superioridad in contestable. Tampoco encontr¨® una respuesta firme en el equipo de Toshack. La Real fue un equipo desva¨ªdo, sin habilidad para encontrar a los cuatro jugadores que elevan la categor¨ªa del juego, Karpin, Kodro, De Pedro y Luis Garc¨ªa. La primera fase del Atl¨¦tico fue de choque. Con un juego vehemente conquist¨® la direcci¨®n del partido y marc¨® el primer gol. Se advert¨ªa una falta de sinton¨ªa en la direcci¨®n colegiada que se hab¨ªa establecido en el centro del campo. Por all¨¢ andaban Vizca¨ªno, Simeone y Caminero con la intenci¨®n de dirigir las operaciones. Cada uno iba con lo suyo: Vizca¨ªno, correcto pero limitado en la distribuci¨®n; Simeone m¨¢s dispuesto a correr que a tocar, y Caminero dividido entr¨¦ su naturaleza como volante de ataque y la exigencia de repartir la pelota. Junto a ellos apareci¨® Dobrovolsky, un interior zurdo, muy fino, de aspecto fr¨¢gil. Su primer contacto con el Atl¨¦tico fue ins¨ªpido, aunque tiene buena pinta como jugador. En estas condiciones, el juego sal¨ªa defectuoso, pero suficiente para superar a la Real Sociedad. S¨®lo faltaba el gol. Lleg¨® en una jugada extra?a. Entre los silbidos del p¨²blico, Kiko agarr¨® la pelota y quiso meterla entre dos defensas. En medio apareci¨® el ¨¢rbitro que le devolvi¨® la pared. Kiko aprovech¨® para revolverse, amagar y lanzar un remate perfecto. Desde ah¨ª, la Real sac¨® sus ¨²nicos gramos de f¨²tbol. El partido se equilibr¨®. El Atl¨¦tico se hab¨ªa achicado y la Real ten¨ªa algo m¨¢s de cuerpo, lo suficiente para meter algo de miedo entre los locales. En esas circunstancias pod¨ªa esperarse el empate, que lleg¨® con un pelotazo de Iturrino en el ¨²ltimo minuto del primer tiempo. El Atl¨¦tico estaba de nuevo frente a sus viejos fantasmas.
Su respuesta en la segunda parte tuvo m¨¢s calibre. Le ayud¨® el gol de Caminero, muy t¨ªpico del jugador que tiene llegada y vista en ¨¢rea. Sirvi¨® el gol para reducir la ansiedad y jugar con m¨¢s tacto. La pelota corri¨® con soltura. Hab¨ªa criterio y pujanza. Aunque fuera de su posici¨®n natural, Caminero hac¨ªa da?o en la banda derecha. Quiz¨¢ record¨® sus primeros a?os de futbolista y se las apa?¨® para tirar regates y varios pases venenosos. El resto acompa?aba. As¨ª que vinieron las ocasiones, entre el entusiasmo del p¨²blico. Por fin hab¨ªa f¨²tbol en el Manzanares. La Real, que hab¨ªa llegado para especular, abdic¨® con rapidez. El Atl¨¦tico se sinti¨® due?o del partido y busc¨® su rehabilitaci¨®n. Estuvo al borde de alcanzar la goleada, pero s¨®lo pudo celebrar la victoria.
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