Apostilla a Ignacio Sotelo
Una breve glosa al excelente art¨ªculo del profesor Ignacio Sotelo aparecido en EL PA?S del 6 de septiembre. Su despiadado tratamiento del t¨ªtulo VIII de nuestra Constituci¨®n me parece excesivo y poco realista. Ese t¨ªtulo est¨¢ lleno de defectos, pero se adapta bastante bien a la realidad espa?ola de 1978, que, en lo esencial, sigue siendo la misma. Si, como ¨¦l dice y con raz¨®n-, no, es ¨¦ste el momento de proponer una receta diferente para rehacer la estructura institucional basada en su articulado, ello se debe no solamente a que la revisi¨®n a fondo de este ¨²ltimo plantear¨ªa hoy (y seguir¨ªa planteando en un futuro nada corto) m¨¢s problemas que los. que pretendiera resolver, sino tambi¨¦n y sobre todo a que dar¨ªa como resultado un texto demasiado parecido al actual para que el esfuerzo mereciera la pena.La ra¨ªz del mal que en ese ¨¢mbito aqueja a Espa?a no est¨¢ en las instituciones, sino en el esp¨ªritu nacionalista -centr¨ªfugo por una parte, centr¨ªpeto por otra- que anima a los partidos pol¨ªticos y a sectores muy amplios de la opini¨®n p¨²blica. Estos nacionalismos, de uno y otro signo, que Sotelo denuncia clara, rotunda y acertadamente, por lamentables que sean, est¨¢n ah¨ª, seguir¨¢n ah¨ª durante mucho tiempo y, aunque no nos gusten, en la medida en que se comporten democr¨¢ticamente, ser¨¢ inevitable contar con ellos, tanto para desempe?ar las funciones de Gobierno como para ejercer una oposici¨®n realista y constructiva. A quienes so?amos con otra cosa nos toca tener paciencia, sin dejar -eso, por supuesto- de decir lo que pensamos y de trabajar al servicio de nuestras convicciones.- Jos¨¦ Miguel de Azaola.
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