William Dieterle, el pintor de Jennie
Una de las tradiciones fuertes de este festival es la que constituyen sus series retrospectivas. Acudir en septiembre a San Sebasti¨¢n para rescatar la obra de algunos cl¨¢sicos del cine es cosa que hace mucha gente enamorada de este arte y que sabe que, para disfrutarlo plenamente, es imprescindible conoce sus cap¨ªtulos fundacionales y de plenitud.Esta virtud, que se ha mantenido durante muchas ediciones del certamen, se ha afinado hasta la exquisitez en los dos ¨²ltimos a?os, gracias a la incorporaci¨®n al equipo programador de algunos conocedores serios y documentados de la historia del cine.
El a?o pasado, la llamada fue el nombre y la obra ingente del norteamericano William Wellman, que llen¨® su vasta filmograf¨ªa desde la ¨¦poca de los pioneros a las tres d¨¦cadas prodigiosas de Hollywood, desde 1930 a 1960. Y este a?o le ha correspondido el turno a otro gigante, este menos prol¨ªfico y m¨¢s escondido, pero que una vez rescatado del casi olvido en que estaba, su figura y la sombra que ¨¦sta proyecta sobre el cine posterior a ¨¦l se agigantan cada d¨ªa m¨¢s, hasta el punto de que ya se le equipara a los grandes de aquel tiempo. Es el alem¨¢n William Dieterle, uno de los exiliados del nazismo a Hollywood, y del que Bertold Brecht, que adivin¨® su talento, dijo que "cada una de sus pel¨ªculas es un acto de coraje".
Alcanz¨® enorme popularidad con obras tan s¨®lidas como La senda de los elefantes, en la que sosten¨ªa con firmeza una historia desmesurada y dif¨ªcilmente sostenible.
Surrealistas
Pero antes fue quien resolvi¨® a su maestro Max Reinhardt la compleja papeleta de la filmaci¨®n de El sue?o de una noche de verano, y quien contribuy¨® decisivamente a encauzar el ingobernable torrente de Duelo al sol, en la que intervino tambi¨¦n Josef von Sternberg, y cuya direcci¨®n acab¨® firmando King Vidor.
Dirigi¨® Blockade, la m¨¢s seria contribuci¨®n de Hollywood a la filmografia sobre la guerra civil espa?ola, y tambi¨¦n los memorables Emile Zola, El gran O'Malley, Esmeralda la z¨ªngara, Ju¨¢rez, El hombre que vendi¨® su alma y, sobre todo, Jennie, su obra perfecta, que Luis Bu?uel consideraba una de las 10 mejores pel¨ªculas de la historia.
El filme provoc¨® que los cineastas y escritores de la escuela surrealista gastaran toneladas de tinta en sus ex¨¦gesis de esta formidable pel¨ªcula de las llamadas de amor loco, un monumento de pudoroso erotismo, de gran originalidad formal y de asombrosa cadencia.
Para algunos historiadores es la mejor producci¨®n de David O'Selznick, incluida Lo que el viento se llev¨®.
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