El 'agente naranja' a¨²n causa enfermedades en Vietnam 20 a?os despu¨¦s de su uso
Tumores, abortos y malformaciones cong¨¦nitas pueden perdurar por tres generaciones
Los aviones estadounidenses sobrevolaron a baja altura los cielos vietnamitas con el objetivo de eliminar la exuberante jungla que ocultaba al enemigo. La carga era un poderoso exfoliante llamado agente naranja. Dos d¨¦cadas despu¨¦s se est¨¢ comprobando que aquellas fumigaciones cargadas de dioxina atacaron tambi¨¦n al hombre, dejando un rastro de tumores, abortos y malformaciones cong¨¦nitas que algunos estudiosos aseguran que perdurar¨¢ por tres generaciones. Veteranos norteamericanos sufrieron sus efectos, pero donde perdura la terrible secuela b¨¦lica es entre los ni?os de Vietnam.
La ¨²ltima misi¨®n con agente naranja contra Vietnam tuvo lugar en 1970; las zonas exfoliadas han empezado a crecer de nuevo. Pero 19 a?os despu¨¦s del fin de la guerra parece claro que el agente naranja est¨¢ matando y mutilando a seres humanos, algo que nunca se pretendi¨® que hiciera. Parece que la lluvia t¨®xica procedente de las nubes de herbicida ha provocado una multitud de desgracias humanas -entre ellas, tumores, abortos y taras cong¨¦nitas- que pueden prolongarse durante d¨¦cadas. El doctor Hoang Dinh, director de un comit¨¦ vietnamita que investiga el agente naranja, afirma: "Creemos que esto durar¨¢ tres generaciones", y posiblemente m¨¢s si tambi¨¦n existen da?os cromos¨®micos.El agente naranja es un verdugo implacable que sigue actuando. El riesgo parece claro, pero no se ha demostrado de forma categ¨®rica. En un informe de 2.000 p¨¢ginas muy esperado, hecho p¨²blico hace dos semanas, el Organismo de Protecci¨®n Medioambiental de EE UU sac¨® la conclusi¨®n de que la dioxina, el elemento t¨®xico del agente naranja, probablemente causa c¨¢ncer y puede estar relacionada con otros problemas de salud, incluidos defectos de desarrollo en el embri¨®n y trastornos del sistema inmunol¨®gico.
El informe pide que se estudie en m¨¢s profundidad el modo como el veneno afecta a los seres humanos, despu¨¦s de 12 a?os de esfuerzos modestos -y seg¨²n algunas voces cr¨ªticas, chapuceros- por parte de Washington para examinar a veteranos de Vietnam y obreros contaminados en accidentes industriales.
Dioxina desde el cielo
Pero tal vez el mejor lugar para llevar a cabo esos estudios sea la regi¨®n donde la dioxina cay¨® del cielo. "La situaci¨®n en Vietnam es tr¨¢gicamente ideal", dice el almirante retirado Elmo Zumwalt jefe de operaciones de la marina de EE UU en Vietnam desde 1968 hasta 1970. "Sabemos exactamente con qu¨¦ se fumig¨® y qu¨¦ pueblos hab¨ªa all¨ª".
Hace dos semanas, Zumwalt visit¨® Vietnam y realiz¨® un periplo para apreciar el da?o humano infligido por el agente naranja. En el pueblo de Thanh Xuan, cerca de Hanoi, conoci¨® a 70 ni?os minusv¨¢lidos cuyos padres fueron en su mayor¨ªa fumigados durante los combates en el sur.
Los cient¨ªficos que buscan un v¨ªnculo causal directo entre la dioxina y la estela de problemas de salud que deja tras de s¨ª no han conseguido hasta ahora demostrar c¨®mo el producto provoca c¨¢ncer y exactamente con qu¨¦ niveles de exposici¨®n. Los nuevos avances en la biolog¨ªa molecular pueden contribuir a establecer esa conexi¨®n. Pero algunos investigadores consideran convincentes las pruebas circunstanciales.Los an¨¢lisis de sangre muestran que los niveles de la sustancia entre las mujeres del sur de Vietnam son elevados. En comparaci¨®n con las del norte, estas mujeres tienen 10 veces m¨¢s abortos y el doble de hijos con anomal¨ªas cong¨¦nitas.
En la provincia de Song Be, justo al norte de Ciudad Ho Chi Minh (la antigua Saig¨®n) -uno de los centros de utilizaci¨®n del agente naranja, los pacientes han mostrado trastornos en el sistema inmunol¨®gico junto con elevadas tasas de hepatitis, c¨¢ncer de h¨ªgado y tuberculosis. El doctor Leo Cao Dai, un gran experto vietnamita en taras cong¨¦nitas, registr¨® 30 parejas de gemelos siameses en s¨®lo cinco a?os. En circunstancias normales, afirma el doctor Dai, en todo el pa¨ªs se podr¨ªa esperar una pareja cada 10 a?os.
El agente naranja, as¨ª llamado por la franja naranja caracter¨ªstica de los barriles de acero en que se transportaba, fue uno de los herbicidas utilizados durante nueve a?os en lo que entonces era Vietnam del Sur. Los productos qu¨ªmicos que conten¨ªa se hab¨ªan utilizado durante mucho tiempo como herbicidas agr¨ªcolas en EE UU. Pero las partidas destinadas a las Fuerzas Armadas resultaron contaminadas durante el proceso de fabricaci¨®n con unos niveles de dioxina -uno de los venenos m¨¢s potentes conocidos por el hombre- m¨¢s elevados de lo normal.
A finales de los a?os setenta, algunos veteranos de guerra estadounidenses empezaron a sufrir extra?os problemas de salud, de los que culparon al agente naranja. En 1984 se resolvi¨® con una indemnizaci¨®n de 2.320 millones de pesetas una querella colectiva contra siete empresas que fabricaron el exfoliante.
Durante los a?os setenta, tambi¨¦n empezaron a aparecer en Vietnam problemas de salud en las ¨¢reas fumigadas, a una escala mucho mayor.
La doctora Nguyen Thi Ngoc Phuong, directora del hospital de maternidad Tu Du, de Ciudad Ho Chi Minh, fue la primera en darse cuenta de que algo andaba mal. "Todos los d¨ªas ve¨ªamos alguna tara cong¨¦nita", recuerda, y tambi¨¦n recib¨ªan cada vez m¨¢s notificaciones de casos de c¨¢ncer".
El almirante Zumwalt, inst¨® la semana pasada a que EE UU repare en alguna medida la tragedia que caus¨® financiando un amplio programa de investigaci¨®n en los hospitales del sur de Vietnam.
Vietnam no se puede permitir esas investigaciones; en el pasado, tanto Hanoi como Washington se han mostrado reacios a dedicar fondos o especialistas a la cuesti¨®n. Zumwalt se?al¨® que nadie habr¨ªa abandonado Hiroshima y Nagasaki de forma semejante. "Habr¨ªamos tenido m¨¢s ¨¦xito si hubi¨¦ramos empezado justo despu¨¦s de la tragedia, como ocurri¨® en Jap¨®n", afirma. "Pero nunca es demasiado tarde".
Los ni?os del Apocalipsis
En el centro infantil del hospital Tu Du, una docena de ni?os pasa los d¨ªas viendo la televisi¨®n. La mayor¨ªa tiene brazos y piernas a medio formar. A Nguyen Phuc, de tres a?os, le falta el antebrazo izquierdo, la mand¨ªbula y la lengua. No puede hablar. "Es muy inteligente", dice una de las enfermeras que lo cuida. "Sabe lo que le quieres decir".Cerca de ¨¦l, Tran Thi Hoa, de siete a?os, se abraza a un gallo de pl¨¢stico rosa. El brazo izquierdo y las dos piernas no son m¨¢s que mu?ones. "La mayor¨ªa de los padres quiere a estos hijos", afirma Pham Viet Thanh, un toc¨® logo del hospital. "No los pueden tener en casa porque en sus pueblos ser¨ªan tratados como monstruos".
En una habitaci¨®n de la segunda planta del centro de salud infantil de la provincia de Song Be, ocho grandes frascos de cristal contienen las aut¨¦nticas monstruosidades. Las muestras conservadas en formaldeh¨ªdo van de hermanos siameses con el rostro distorsionado a fetos con miembros a medio formar, cr¨¢neos hundidos, mand¨ªbulas deformadas o pelvis y espinas dorsales torcidas. Casi todas las cl¨ªnicas de maternidad de Vietnam tienen un museo de los horrores similar.Un estudio realizado en el a?o 1989 en el sur de Vietnam por un investigador japon¨¦s hall¨® que el 6% de una muestra aleatoria de ni?os en edad escolar sufr¨ªa malformaciones cong¨¦nitas, una tasa extremadamente alta. Si la dioxina tiene la capacidad de da?ar los cromosomas humanos, algo a¨²n por demostrar, es de prever que haya varias generaciones m¨¢s de v¨ªctimas del agente naranja.
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