La democracia, asignatura pendiente
Sobre la mesa, de Bretton Woods hab¨ªa, en 1944, dos grandes propuestas. De un lado, el plan brit¨¢nico, personalizado en la gran figura de John M. Keynes, orientado a buscar f¨®rmulas globales de arreglo de los desequilibrios comerciales y financieros entre unos y otros pa¨ªses, mediante procedimientos de ajuste que penalizaran no s¨®lo a aquellas econom¨ªas que fueran deficitarias, sino tambi¨¦n a las que mantuvieran fuertes y sostenidos super¨¢vit en sus balanzas de pagos. Por otra parte, el Plan White norteamericano, destinado a hacer descansar el peso de los ajustes en aquellas econom¨ªas con d¨¦ficit de balanza de pagos, lo que, en las circunstancias de la ¨¦poca, supon¨ªa que EE UU quedaba libre para poder ejecutar su pol¨ªtica econ¨®mica al margen de compromisos inter nacionales.La imposici¨®n final de las tesis norteamericanas, y la creaci¨®n en Bretton Woods del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial sobre la base de la filosof¨ªa contenida en el Plan White, vendr¨ªa a evidenciar los importantes d¨¦ficit democr¨¢ticos de unos acuerdos determinados por la desigual fuerza de los all¨ª presentes. La clara hegemon¨ªa de Estados Unidos resultaba decisiva para el establecimiento de un orden econ¨®mico a la medida del poder¨ªo norteamericano del momento, presentado bajo forma y apariencia de mecanismo de cooperaci¨®n multilateral.Las dos primeras d¨¦cadas de funcionamiento de las instituciones creadas en Bretton Woods transcurrieron sin mayor problema, lo que se debi¨® no tanto a su protagonismo como a la buena marcha de la econom¨ªa mundial y al prolongado periodo de expansi¨®n que sigui¨® a la guerra.
Sin embargo, como es sabido, la econom¨ªa norteamericana pronto dejar¨ªa de estar a la altura de las responsabilidades adquiridas. La recuperaci¨®n de las econom¨ªas europea y japonesa, unida a las crecientes dificultades del sector exterior de EE.UU, vendr¨ªan a poner en evidencia las carencias del orden de Bretton Woods. De ah¨ª a la insostenibilidad del patr¨®n monetario basado en el d¨®lar s¨®lo hab¨ªa un paso, y ¨¦ste lo dio el presidente Nixon cuando, en agosto de 1971, anunci¨® la no convertibilidad del d¨®lar. El FMI se quedaba as¨ª sin buena parte de las funciones que le hab¨ªan sido encomendadas.
Los cambios en la econom¨ªa internacional afectaron tambi¨¦n al Banco Mundial, inici¨¢ndose un proceso en el que la banca privada, necesitada de dar salida a las ingentes cantidades de d¨®lares acumuladas, asumi¨® el principal protagonismo en la financiaci¨®n de las necesidades de las econom¨ªas del Tercer Mundo, dando lugar al fen¨®meno de la bancarizaci¨®n del desarrollo. Una din¨¢mica perversa, propiciada tanto por los bancos como por las ¨¦lites gobernantes de no pocos pa¨ªses, que estallar¨ªa poco despu¨¦s cuando, como consecuencia de los cambios en la pol¨ªtica econ¨®mica de EE UU y el alza generalizada de los tipos de inter¨¦s, la deuda se convertir¨ªa en impagable. Una situaci¨®n que, parad¨®jicamente, iba a dar por fin un cierto protagonismo al FMI y al Banco Mundial.
En efecto, convertidas en gestores del problema de la deuda, las instituciones de Bretton Woods iban a servir a partir de entonces para defender los intereses de los pa¨ªses ricos frente a los fuertemente endeudados. Si antes hab¨ªan sido el exponente de la hegemon¨ªa norteamericana, en su metamorfosis lo iban a ser del poder del Norte rico frente al Sur empobrecido. Un poder expresado en programas de ajuste orientados al pago de la deuda, la cual tendr¨ªan que asumir quienes nada hab¨ªan tenido que ver en su gestaci¨®n: las mayor¨ªas pobres, principales afectadas por las penurias derivadas de dichos programas. De nuevo unos mecanismos de coacci¨®n ser¨ªan presentados como f¨®rmulas de cooperaci¨®n, evidenciando las carencias democr¨¢ticas de unas instituciones en las que cinco pa¨ªses tienen el 40% de los votos, en tanto 42 pa¨ªses africanos s¨®lo cuentan con el 3% de los mismos.
Antes como ahora, los graves problemas y desequilibrios de la econom¨ªa mundial requieren de soluciones de medio y largo plazo basadas en el consenso y la cooperaci¨®n. Han pasado 50 a?os desde la firma de los acuerdos de Bretton Woods y hoy la situaci¨®n por la que atraviesa gran parte de la humanidad no es mejor que la de entonces. Zonas enteras del mundo (es el caso del ?frica subsahariana) viven marginadas de los flujos econ¨®micos internacionales y, en algunos casos, en situaci¨®n realmente l¨ªmite.
Hoy, sin duda, la democracia sigue siendo la gran ausente de las relaciones internacionales. Y ah¨ª radica, probablemente, el mayor problema, y surge la principal exigencia que pueda hacerse a las instituciones de Bretton Woods. Nacieron para dar cobertura a un orden asim¨¦trico y 50 a?os despu¨¦s dicha asimetr¨ªa se ha visto agrandada con su concurso.
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