Un experto en lidiar contradicciones
El nuevo secretario general de la Alianza Atl¨¢ntica es un negociador sin sentido del humor versado en la m¨²sica y el pacto
Quiso ser m¨²sico y se decidi¨® por la pol¨ªtica. Es hijo de minero y dirigi¨® una dr¨¢stica reconversi¨®n que acab¨® con las explotaciones hulleras belgas. Ejerce de flamenco y accede al mando de la mayor organizaci¨®n defensiva del mundo, ocupada hoy en aquietar a los nacionalismos violentos del Mediterr¨¢neo eslavo y musulm¨¢n. Es socialista y no molesta a Washington. El manejo de las contradicciones, desde la firmeza y el pactismo, han marcado su vida.As¨ª es Willy Claes (nacido en Hasselt, B¨¦lgica, el 24 de noviembre de 1938), el nuevo secretario general de la OTAN, un peso pesado de la liviana y compleja pol¨ªtica belga, fraguada por los equilibrios y las dobles coaliciones: pol¨ªticas (socialcristianos, socialistas) y ling¨¹¨ªsticas (valones franc¨®fonos, flamencos neerland¨®fonos).
Su carrera ha sido fulgurante. A los 17 a?os preside a los j¨®venes socialistas del Limbourg minero. A los 30 a?os es diputado. A los 34, ministro, sucesivamente, de Educaci¨®n, de Econom¨ªa y de Asuntos Exteriores. Desde entonces no abandona la poltrona gubernamental salvo durante el breve par¨¦ntesis (1974-1977) en que su partido milita en la oposici¨®n. A los 40 a?os llega a viceprimer ministro. Con 52 es elegido presidente de la Uni¨®n de Partidos Socialistas de la Uni¨®n Europea (UE), en Burdeos, y del Partido de los Socialdem¨®cratas, en La Haya. Ha lidiado con m¨¦todo y codos. Fue un buen estudiante de Ciencias Pol¨ªticas, pero nada del otro jueves. Aplicado y tesonero, no se le conocen bromas. Si explica un chiste -lo que sucede de higos a brevas-, s¨®lo concita su propia carcajada. Es, en suma, un hombre muy apropiado para su nuevo puesto, en los tristes y opacos despachos de la sede de la Alianza Atl¨¢ntica: eficac¨ªsimo como negociador -practica a la perfecci¨®n la t¨¦cnica de fatigar al adversario-, cort¨¦s con todos, estajanovista consigo mismo y con los dem¨¢s, abrumador, como jefe. "Carece por completo, de sentido del humor", detallan sus pr¨®ximo. ?Le har¨¢ falta?
Este socialista flamenco -el ¨²nico socialista, el ¨²nico flamenco en acceder al puesto, excepci¨®n hecha del legendario Paul Henri Spaak, el De Gaulle belga cuyo escape de ultramar fue Barcelona, que presidi¨® la primera Asamblea General de la ONU y accedi¨® a la Secretaria de la OTAN en 1957- se gan¨® el prestigio internacional y el puesto actual durante la presidencia belga de la UE, el a?o pasado. Con ella se desbloquearon los fondos de cohesi¨®n, se lleg¨® al acuerdo de la Ronda Uruguay del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), se encauz¨® la ampliaci¨®n hacia los pa¨ªses n¨®rdicos, se designaron las sedes de las nuevas agencias comunitarias.
Tanta capacidad de decidir y provocar consenso ven¨ªa forj¨¢ndose desde hac¨ªa tiempo. Como ministro de Econom¨ªa, Claes cape¨® las dos grandes crisis del petr¨®leo, en 1973 y en 1979-1980. Hijo de un maitre chantier -algo as¨ª como un jefe de equipo- de la mina, con aficiones musicales, encabez¨® entre 1978 y 1981 la m¨¢s grave reconversi¨®n industrial que ha conocido su pa¨ªs desde que existe: la siderurgia, el textil, las minas, los astilleros. Pu?o de acero en guante de seda, el nuevo secretario general de la OTAN pas¨® por ella como cae la lluvia en B¨¦lgica, sin estr¨¦pito. S¨®lo estuvo a punto de hundirse en el lodazal de un esc¨¢ndalo financiero que afect¨® a las mutualidades laborales de las que era responsable. Sali¨® indemne de acusaciones formales.
Willy Claes -pron¨²nciese Kl¨¢s- representa el ala centrista, moderada, de su partido. Como su socio socialcristiano y primer ministro, Jean Luc Dehaene, sabe "olfatear las minas antes de que se las pongan, para sortearlas", dice un observador de la pol¨ªtica belga. As¨ª ha logrado ser uno de los dos ¨²nicos supervivientes de los Gobiernos de Leo Tindemans (que ocuparon los a?os setenta del plat pays de Jacques Brel). Su car¨¢cter riguroso, monacal, le acerc¨® al rey Balduino, almas gemelas. Hasta el punto de que, llegado de Espa?a el f¨¦retro del rey, fue el ¨²nico pol¨ªtico a quien Fabiola quiso abrazar. Un s¨ªntoma.
Dicen sus cr¨ªticos que le pierde la vanidad. Y sus seguidores admiran su sensibilidad art¨ªstica. No en vano ha dirigido casi todas las orquestas sinf¨®nicas de B¨¦lgica, interpretando a Beethoven, Schubert, Dvorak, Franck, Gershwin, y realizando grabaciones en disco compacto. Y es que de joven, antes de que le perdiera la pol¨ªtica, quiso ser m¨²sico. Ahora se conforma con empollar las partituras. Sin olvidar una sola corchea.
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