Vida, pasi¨®n y muerte del general Batet
La figura del general Domingo Batet (1872-1937) ha pasado a la historia por la tr¨¢gica paradoja que le reserv¨® el destino: premiado con la laureada de San Fernando por sofocar la rebeli¨®n de la Generalitat catalana en octubre de 1934, su negativa a sublevarse contra la Rep¨²blica en julio de 1936 provocar¨ªa su detenci¨®n por sus propios subordinados y un consejo de guerra que le acus¨® del curioso delito de adhesi¨®n a la rebeli¨®n militar, por el que fue condenado a muerte y posteriormente fusilado. Si en 1934 su defensa del orden constitucional le fue recompensada con la laureada, en 1936 le habr¨ªa de costar la vida.Todo ello convert¨ªa al general Batet en un personaje un tanto singular, a la vez ins¨®lito y paradigm¨¢tico. Militar, catal¨¢n, cat¨®lico y republicano, la situaci¨®n l¨ªmite de la guerra civil har¨ªa imposible su posici¨®n tolerante y conciliadora, censurada, a la postre, desde ambos bandos, que crearon en torno a ¨¦l una especie de leyenda negra de doble uso. Tachado de traidor por cierto sector del nacionalismo catal¨¢n a causa de su lealtad al Gobierno central en octubre de 1934, la extrema derecha espa?ola no le perdon¨® ni la prudencia con que actu¨® en Catalu?a como jefe de la divisi¨®n org¨¢nica ni su fidelidad a la Rep¨²blica en 1936, aparte de lanzar contra ¨¦l la consabida -y en este caso falsa- acusaci¨®n de pertenecer a la masoner¨ªa.
El libro que acaba de dedicarle, Hilari Raguer (El general Batet. Publicaciones de l'Abadia de Montserrat, Barcelona, 1994) esclarece el tr¨¢gico final del personaje a la luz de una abundante documentaci¨®n in¨¦dita, escrupulosamente manejada, pero tambi¨¦n a partir de la reconstrucci¨®n de la poco conocida trayectoria personal y profesional de Batet antes de la proclamaci¨®n de la II Rep¨²blica. El resultado es una buena biograf¨ªa, de lectura amena y sugestiva, que supera largamente en solvencia hist¨®rica y -dentro de lo que cabe- en objetividad las breves semblanzas biogr¨¢fica existentes hasta ahora.
El origen catal¨¢n de Batet y la falta de tradici¨®n militar en su familia llevan el autor a presentarle como un oficial at¨ªpico, completamente ajeno al esp¨ªritu de casta que anidaba en buena parte de la oficialidad espa?ola a ra¨ªz, sobre todo, del desastre del 98. Precisamente, la traum¨¢tica experiencia vivida en las guerras coloniales desarroll¨® en Batet, al contrario que en los llamados africanistas, una conciencia humanista y liberal, a la vez que firmemente cristiana, que le hizo chocar muy pronto con la mentalidad depredadora del Ej¨¦rcito colonial y con toda una concepci¨®n de la profesi¨®n militar.
En opini¨®n de Hilari Raguer, su futura peripecia como general republicano se vislumbra ya en los a?os veinte. Sin embargo, a diferencia de otros oficiales liberales que conspiraron contra la dictadura y la monarqu¨ªa, el idealismo de Batet apenas trascendi¨® al ¨¢mbito estrictamente profesional, por mucho que su compromiso en la moralizaci¨®n y modernizaci¨®n del Ej¨¦rcito hiciera madurar en ¨¦l una concepci¨®n civilista y liberal del papel de las Fuerzas Armadas. Que este desider¨¢tum no pod¨ªa tener cabida bajo la monarqu¨ªa alfonsina lo pudo comprobar -antes incluso del golpe de Estado de Primo de Rivera- durante su actuaci¨®n como juez instructor del llamado expediente Picasso, cargo para el que fue nombrado en 1922 y que le oblig¨® a investigar sobre el terreno las responsabilidades del Ej¨¦rcito de ?frica en el desastre de Annual.
Su valerosa defensa de la legalidad en un ambiente extremadamente hostil, su compenetraci¨®n con Alcal¨¢ Zamora desde 1922 y sus demoledores informes sobre la conducta de los mandos m¨¢s populares del Ej¨¦rcito colonial, empezando por el futuro general Franco, parecen marcar definitivamente su destino.
Se dir¨ªa, efectivamente, que la obra de Raguer est¨¢ en todo momento orientada a la b¨²squeda del significado de la muerte del general catal¨¢n, y no s¨®lo por tratarse del episodio culminante de una vida que parece predestinada a la tragedia, sino tambi¨¦n por el valor simb¨®lico que el autor le atribuye, porque "la tragedia del general Batet", llega a decir, "¨¦s la tragedia de l'Espanya". Ese car¨¢cter emblem¨¢tico, de hombre representativo de la Espa?a y la Catalu?a liberal, se refuerza en la comparaci¨®n con Franco, su polo opuesto, y en el recorrido por sus discrepancias y enfrentamientos en el orden profesional e ideol¨®gico. Raguer considera el radical antagonismo entre ambos como una de las claves para entender el principal enigma que ha rodeado la muerte da Batet: la inutilidad de las peticiones de indulto que, hicieron llegar a Franco generales tan notorios en el bando sublevado como Cabanellas, Mola y Queipo de Llano. La decisi¨®n de Franco de no conmutarle la pena de muerte ser¨ªa consecuencia, por una parte, de su resentimiento personal hacia Batet, al que no perdonaba el haber conseguido neutralizar la rebeli¨®n de la Generalitat en 1934 sin apenas derramamiento de sangre, bien al contrario de lo ocurrido en Asturias. Por otra parte, el autor cree ver en la significativa cadencia procesal de la causa la influencia de determinados acontecimientos militares y pol¨ªticos, uno de ellos el ascenso al poder del propio general Franco, que utiliz¨® el caso Batet para hacer un alarde de su incontestable poder personal frente a sus compa?eros de sublevaci¨®n y posibles rivales.
La calidad del libro de Raguer no impide, como es obvio, que algunas de sus apreciaciones resulten muy discutibles, por ejemplo, su insistencia de implicar a Aza?a en la revuelta encabezada por Companys en octubre de 1934 o la suposici¨®n de que Batet habr¨ªa sufrido en Catalu?a, en julio de 1936, la misma suerte que el general L¨®pez Ochoa en el Madrid republicano. Por lo dem¨¢s, a lo largo de toda la obra, pero muy especialmente en el ep¨ªlogo, se plasma una visi¨®n vindicativa y a la vez reconciliadora de la tragedia personal del general Batet, presentado en estas p¨¢ginas como uno de los abanderados de la llamada tercera Espa?a, junto a personas como Unamuno, Madariaga, el cardenal Vidal i Barraguei y -c¨®mo no- el pol¨ªtico catal¨¢n Carrasco i Formiguera, que, tras huir de la Catalu?a republicana, acab¨® iendo fusilado en el Burgos franquista -como Batet- por catalanista y liberal.
No har¨¢ falta insistir en que el libro de Hilari Raguer, que es lo se dice una obra de g¨¦nero, tiene -y en grandes dosis- ese componente hagiogr¨¢fico que es propio de muchas biogr¨¢ficas. Sin duda, el caso de Batet hac¨ªa a¨²n m¨¢s tentadora la deriva hagiogr¨¢fica del g¨¦nero, tanto por la profunda devoci¨®n cristiana del general -ilustrada, con especial ¨¦nfasis, a partir de su correspondencia personal- como por el verdadero martirio moral que le toc¨® sufrir en los ¨²ltimos meses de su vida, y que el autor reconstruye sin escatimar detalle. M¨¢s all¨¢ del indudable m¨¦rito de la investigaci¨®n realizada, el libro de Raguer es un oportuno alegato en favor de la paz civil y la concordia. El ¨¦xito de esta biograf¨ªa ser¨¢, por ello, doblemente merecido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.