Formaciones G
El poder de decisi¨®n de un pa¨ªs miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI) -la capacidad de voto y la elecci¨®n de sus ¨®rganos ejecutivos- est¨¢ fundamentalmente determinado por la magnitud de sus cuotas. ?stas reflejan, en gran medida, la importancia relativa de las econom¨ªas correspondientes. El resultado es que los grandes son los que disponen de la mayor capacidad de incidencia en los asuntos de que se ocupa esa instituci¨®n.Si esto es as¨ª, ?por qu¨¦ siete de los principales pa¨ªses industrializados -Estados Unidos, Jap¨®n, Alemania, Francia, Reino Unido Italia y Canad¨¢- siguen manteniendo un ¨¢mbito diferenciado de encuentro como es el Grupo de los Siete? ?Son tan distintas sus deliberaciones como para que no se puedan mantener en el seno del FMI? Si no es as¨ª, ?qu¨¦ necesidad existe de cuestionar la propia virtualidad de las reuniones anuales del FMI y del Banco Mundial decidiendo en sus v¨ªsperas sobre asuntos que ser¨¢n objeto de atenci¨®n en esas reuniones? ?No es necesario escuchar a los otros 172 pa¨ªses miembros de esas instituciones cuyo ecumenismo se pretende reforzar? ?No es necesario el FMI?
M¨¢s all¨¢ de la representatividad de las econom¨ªas de los pa¨ªses que conforman ese grupo, cuestionada por una terca realidad que, adem¨¢s de desautorizar criterios convencionales de jerarqu¨ªa econ¨®mica, acent¨²a progresivamente el grado de globalizaci¨®n e interdependencia, su capacidad para resolver problemas entre los pa¨ªses del propio grupo es, cuando menos, cuestionable. El contencioso comercial que siguen manteniendo Estados Unidos y Jap¨®n (el G-2), su potencial desestabilizador sobre los mercados financieros y, en general, sobre la econom¨ªa mundial, es uno de los m¨¢s recientes e ilustrativos exponentes al respecto.
En su reuni¨®n del s¨¢bado en Madrid, tres d¨ªas antes de que formalmente se inaugure la reuni¨®n anual del FMI y del Banco Mundial, el G-7 ya ha anticipado gran parte de su desenlace. M¨¢s all¨¢ de esas gen¨¦ricas y obvias manifestaciones de sus prop¨®sitos orientados a asegurar el proceso de recuperaci¨®n econ¨®mica, el n¨²cleo duro de ese grupo ha marcado sus distancias respecto a la principal propuesta que incorporar¨¢ el discurso de Michel Camdessus, director gerente del FMI: la ampliaci¨®n de la asignaci¨®n de derechos especiales de giro (DEG) a 36.000 millones (50.000 millones de d¨®lares) con el fin de hacer frente a las necesidades de reservas mundiales en los pr¨®ximos cinco a?os, especialmente destinadas a favorecer la transici¨®n de las econom¨ªas del Este.
Una decisi¨®n, como las m¨¢s gen¨¦ricas pero no menos importantes, vinculada a la redefinici¨®n del papel de las instituciones nacidas hace 50 a?os, en la que es necesario que concurran opiniones adicionales a las vinculadas a esas formaciones G nacidas cuando el G-1 dio al traste con el sistema nacido en Bretton Woods. Son los d¨ªas del G- 179.
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