Bandidos calabreses siembran el terror en las carreteras del Sur de Italia

Perder al propio hijo en una autopista extranjera, mientras se conduce en vacaciones, asesinado por unos bandidos que intentan detener el coche del turista como si fuera una diligencia en el Oeste es una experiencia ins¨®lita y terrible, incluso en los tiempos duros que corren. M¨¢s infrecuente a¨²n es que el padre de la v¨ªctima done los ¨®rganos de su hijo en el pa¨ªs que le ha deparado semejante tormento.

Reginald Green, un peque?o editor californiano de 65 a?os, lo ha hecho, y ha dejado sin palabras a los italianos que le han o¨ªdo decir, 24 horas despu¨¦s de perder a su peque?o Nicholas, de siete a?os: "Nadie debe sentirse culpable. Podr¨ªa haber ocurrido en cualquier otro sitio". Un ni?o de 15 a?os y una joven de 18 viven desde ayer, respectivamente, gracias al coraz¨®n y al h¨ªgado de Nicholas, que falleci¨® el s¨¢bado en un hospital de Mesina.

La familia Green hab¨ªa visitado el d¨ªa de autos el valle arqueol¨®gico de Paestum. Concluida la visita, Reginald, su esposa, Margaret, de 33 a?os, su hija Eleonora, de 10 a?os, y Nicholas se dirigieron hacia el sur, por la autopista que baja hacia Calabria desde Salerno.

Acerca de esa carretera, sobre todo en horas nocturnas y tramos concretos -en parajes donde la Camorra pasa a llamarse N'Dranghetta- ha corrido ya mucha tinta en las p¨¢ginas de sucesos. S¨®lo en lo que va de a?o se cuentan m¨¢s de 20 asaltos.

Green es un hombre pac¨ªfico y lo ¨²nico que se le ocurri¨® cuando vio a cuatro enmascarados que, a bordo de un coche, le amenazaban con armas para que se parase, aceler¨® y trat¨® de huir. S¨®lo despu¨¦s se dio cuenta de que su hijo Nicholas no estaba dormido, sino que ten¨ªa un balazo disparado por los bandidos.