La torre de la ilusi¨®n
Los m¨¢s peque?os arman un juego de construcci¨®n en la plaza de Dal¨ª para ayudar a los ni?os de RuandaLos ni?os construyen, con el juego de Lego, su edificio en favor de Ruanda
Algunos abuelos que no sab¨ªan c¨®mo clavar los ladrillos del tradicional juego de construcci¨®n Lego ped¨ªan ayer ayuda a sus nietos, en un curioso intercambio de papeles. En plena calle, la ilusi¨®n por participar en un juego solidario llen¨® de ni?os la Plaza de Dal¨ª. Los m¨¢s grandes ocuparon las primeras posiciones en una rebati?a de manos deseosas de encajar todas las piezas.El reto que lanz¨® ayer Lego a la salida de unos grandes almacenes era doble: erigir con sus piezas una torre de 22 metros en tres d¨ªas de obras para entrar en el Libro Guinness y recaudar dinero para los ni?os de Ruanda con la venta simb¨®lica de 20 ladrillos al precio de 100 pesetas. "No es un reclamo publicitario, es una actividad para los ni?os", explicaba Manuela Monge, representante de la compa?¨ªa Lego. La torre m¨¢s alta que se ha construido hasta ahora con piezas de juguete fue levantada en Hong Kong el pasado abril y midi¨® 21,96 metros.
PASA A LA P?GINA 6
Construcci¨®n. Plaza de Felipe II. Hoy y ma?ana, de 10.00 a 20.00. Exhibici¨®n de la torre: 11 y 12 de octubre.
Primero el Guinness, luego Ruanda
VIENE DE LA P?GINA 1La altura corresponde a un edificio de siete pisos. Una gr¨²a espera que la torre madrile?a alcance los dos metros para iniciar su trabajo, Y dos ingenieros daneses vigilan de cerca el proceso de construcci¨®n. "Si hay demasiado viento, no podremos montar la torre porque ser¨ªa peligroso pata la gente que pasa por los alrededores", se?ala Finn Nielsen, uno de los ingenieros.
Los ni?os arman bloques en forma de cruceta de 25 ladrillos de alto, que luego los dos expertos colocan, unos sobre otros, a partir de una base de madera y hierro. "Estas piezas de pl¨¢stico, si est¨¢n bien unidas, son muy resistentes. Y la forma de cruceta les otorga la flexibilidad necesaria", explica Nielsen, del departamento creativo de la empresa.
Nielsen tambi¨¦n particip¨® en la construci¨®n de la torre de Hong Kong y recuerda que tuvieron problemas con el Ayuntamiento local: les exigi¨®, planos de construci¨®n, las dimensiones y el peso del modelo final. "Aqu¨ª todo ha sido m¨¢s sencillo", asegura el ingeniero.
La guerra de las piezas
A primera hora de la ma?ana de ayer, los alumnos de media docena de colegios se lanzaron sobre las piezas y no las soltaron m¨¢s. Silvia, una de las colaboradoras del recinto, qued¨® impresionada: "Son muy ego¨ªstas. No dejaban que los m¨¢s peque?os pusieran sus piezas y, encima, se las quer¨ªan llevar a casa para seguir jugando", comenta. "Los peque?ines manejan mucho mejor el juego porque escuchan las instrucciones", a?ade. Los abuelos fueron los m¨¢s colaboradores. Antonio Mu?oz llev¨® a su nieto para que se entretuviera. "No Sab¨ªa que el dinero iba para Ruanda. He pedido dos bolsas de piezas porque regalan una gorra y quer¨ªa que mi nieta, que est¨¢ en el cole, tambi¨¦n tuviera la suya", se?ala. Margarita Medina no ha explicado a sus hijos lo que ocurre en Ruanda. "Supongo que el mayor, que tiene siete a?os, sabe un poco, pero muy poco. Los he tra¨ªdo porque son fan¨¢ticos de los juegos de construcci¨®n", explica. La mexicana Lourdes Le¨®n, en visita tur¨ªstica, quer¨ªa que su hijo Alberto ayudara a ganar un r¨¦cord para el Guiness. Javier, de cinco a?os, tardaba varios minutos en colocar las piezas. "No puedo construir bien porque tengo un caracol en la mano. Lo he cogido en la pescader¨ªa y es muy dif¨ªcil jugar con ¨¦l", explic¨®.
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