El conductor arrepentido
Cuando Cicer¨®n escribi¨® el di¨¢logo De senectute, en el que Cat¨®n el Censor convence a Escipi¨®n y a Lelio acerca de las ventajas de la vejez sobre la juventud, no pudo esgrimir un argumento que habr¨ªa sido decisivo para la defensa de su tesis. "Y, adem¨¢s", habr¨ªa podido decir Cat¨®n despu¨¦s de ponderar la experiencia, la serenidad y la moderaci¨®n de las pasiones en el hombre de edad, Ilegar¨¢ un d¨ªa en que los ancianos disfrutar¨¢n de un pase que, por poco dinero al mes, le permitir¨¢ viajar en autob¨²s, en metro y hasta en alg¨²n tren de cercan¨ªas, con s¨®lo mostr¨¢rselo al conductor".No s¨¦ si ha sido ir cumpliendo a?os o una especie de examen de conciencia acerca de las horas que he pasado en mi vida al volante por las embotelladas calles de Madrid, el caso es que he llegado a hacerme un converso ferviente -los conversos son fervientes siempre- a la religi¨®n del transporte p¨²blico. "Enga?ado he vivido hasta aqu¨ª", como dec¨ªa Sancho, lapidariamente.
He calculado ahora las incomodidades y molestias que me habr¨ªa ahorrado y habr¨ªa dejado de causar a mis conciudadanos si en lugar de ser ahora un conductor arrepentido hubiese hecho caso de la abundante variedad de bonobuses, tacos de metro o pases para trayectos de zona que ofrecen a buen precio los transportes p¨²blicos. En mi descargo dir¨¦ que Madrid es de las ciudades en las que m¨¢s se le contagia a uno el deseo de circular en coche, incluso cuando no es estrictamente necesario. Tenemos a¨²n aquella concepci¨®n, ya pasada de tiempo, del coche particular, que nos hace sentirnos seguros y dominadores en la peque?a fortaleza privada. Y un arraigado menosprecio por lo p¨²blico que puede ser efecto, pero tambi¨¦n es causa, del mal funcionamiento de muchas cosas.
No suelo encontrarme en el autob¨²s o en el metro, ni a banqueros ni a hombres de negocios, ni a pol¨ªticos ni a personajes famosos. Ni veo en los estancos a toreros o futbolistas c¨¦lebres, a escritores de renombre o artistas de ¨¦xito compr¨¢ndose un bonob¨²s. Me he hecho proselitista de la fe en el transporte p¨²blico como ¨²nico medio de sacar a Madrid de su infierno circulatorio. La verdad es que mi arrepentimiento de insaciable conductor ocupante de espacio urbano ha venido un poco tarde, y se me puede reprochar al leer mis admoniciones estar haciendo como aquel anciano que dec¨ªa: "Estoy en una edad en que puedo dar buenos consejos porque ya no puedo dar malos ejemplos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Atascos
- Autobuses urbanos
- EMT
- Metro Madrid
- Opini¨®n
- Retenciones circulaci¨®n
- Ayuntamientos
- Metro
- Administraci¨®n local
- Madrid
- Transporte urbano
- Transporte carretera
- Tr¨¢fico
- Comunidad de Madrid
- Transporte ferroviario
- Espa?a
- Incidencias transporte
- CTM
- Empresas p¨²blicas
- Transporte p¨²blico
- Sector p¨²blico
- Empresas
- Transporte
- Econom¨ªa
- Administraci¨®n p¨²blica