La mujer bandera
La figura y el legado de Martha Graham est¨¢n ligados a la historia del arte moderno de manera org¨¢nica. Frecuentemente se la ha comparado con Stravinski y con Picasso, lo que no es en absoluto exagerado. Su respuesta de vanguardia, la creaci¨®n de un lenguaje aut¨®nomo susceptible de haber desencadenado un m¨¦todo de aprendizaje propio, es un caso ¨²nico hasta hoy dentro de la danza moderna y contempor¨¢nea, donde sus c¨®digos son referencia obligada y g¨¦nesis de muchos descubrimientos posteriores. La cultura norteamericana desde los a?os cincuenta exhibi¨® a Martha Graham como uno de sus productos m¨¢s genuinos, el prototipo de un arte nuevo en un pa¨ªs nuevo.Sin que se entienda en dem¨¦rito de otras grandes anteriores, contempor¨¢neas o posteriores suyas, como Ruth Saint Denis, Mary Wigman, Hayna Holm o Doris Humprey, Martha Graham fue la mujer bandera de la danza moderna norteamericana y mundial. Su talento, unido a su compromiso social con la mujer y sus luchas, le hizo merecedora de una fama de batalladora a toda costa. As¨ª, sus solos sobre temas mitol¨®gicos hablaban de la discriminaci¨®n de la mujer en la sociedad moderna, mientras que otros traduc¨ªan su angustia con hechos pol¨ªticos, como el Deep song inspirado por la guerra civil espa?ola. Su compa?¨ªa primero estuvo compuesta s¨®lo por mujeres, lo que era del todo intencional. Otros muchos detalles aparecen en su libro de memorias, traducido recientemente al franc¨¦s, al japon¨¦s, al alem¨¢n y al italiano ' pero a¨²n, esperando por un editor espa?ol.
Mientras tuvo fuerzas, Martha Graham apareci¨® en escena al final de las representaciones, a la hora de saludar. As¨ª lo hizo en Pamplona y en Madrid en la pen¨²ltima gira de la compan¨ªa a Espa?a. Se hac¨ªa sostener por dos de sus atl¨¦ticos bailarines e inclinaba cort¨¦smente la cabeza.
Seg¨²n Ron Protas, su estrecho colaborador y heredero de la direcci¨®n de la compa?¨ªa, era el momento que m¨¢s esperaba Martha en las giras, pues se trataba de salir a escena, de pisar las tablas. Una noble manera de ser artista hasta el final, pues no estaba en la sombra, sino en la letra y en cada paso de baile.
La retrospectiva de Nueva York ha sido una oportunidad quiz¨¢ irrepetible de acercamiento a su enorme legado, tanto en extensi¨®n (m¨¢s de 200 coreograf¨ªas) como en impronta sobre la danza contempor¨¢nea de hoy y del futuro.
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