Obras eternas para reunificar una ciudad
M. ?. V. Las enormes gr¨²as de construcci¨®n han sustituido al muro como espect¨¢culo cuando se sobrevuela Berl¨ªn o cuando se intenta pasear por sus calles y plazas. Centenares de edificios en obras o en fase de rehabilitaci¨®n han convertido la capital alemana en un in fierno donde la consigna apunta a cerrar las heridas del muro y de su antigua tierra de nadie de alambradas y de minas con hoteles de lujo, rascacielos de dise?o y bloques de viviendas. Con un ¨ªmpetu y una constancia dignos de la mentalidad alemana, Berl¨ªn se prepara para que en 1998 el Gobierno y el Bundestag (Parlamento) puedan trasladarse desde Bonn.
Pero las consabidas trabas burocr¨¢ticas y las gigantescas inversiones necesarias, desbordadas una y otra vez por la realidad, tal vez alejen esa optimista fecha. Entre tanto, la vivienda o mejor dicho la ausencia de casas suficientes, se ha convertido en el mayor problema. Alquileres alt¨ªsimos en un pa¨ªs donde tener un piso en propiedad es un lujo, figuran en el primer lugar de las reclamaciones y protestas de los berlineses. Adem¨¢s, los habitantes de la capital siguen resisti¨¦ndose a saltar el invisible muro que los ha separado y marcharse a vivir al otro lado.
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