Anchoa para perros

Los puertos de Hendaya (Francia) y Hondarribia (Espa?a) se contemplan cara a cara, con el Bidasoa por medio. Todos aseguran que hay buena vecindad. Pero esta hermosa hermandad vasca tiene un espina: la pesca. Escuchando lo que hablan unos de otros parece imposible que las aguas bajen tan tranquilas. En Hendaya, hay varado el Leticia, un barco que destrozaron, dicen, los de enfrente. Pero en Hondarribia todav¨ªa recuerdan a sus vecinos yendo por las orillas del puerto con tirachinas.Estos d¨ªas a¨²n humea la guerra por la anchoa. Esteban Olaizola, presidente de la cofrad¨ªa de Hondarribia, asegura que no es una batalla entre pa¨ªses, sino de artes. Los franceses van con barcos pel¨¢gicos "que son aut¨¦nticas excavadoras sin ojos, unos depredadores. Nosotros vamos con, artes artesanales, selectivas, porque aqu¨ª pensamos en nuestros hijos y queremos que puedan seguir pescando, vivir. Si hay m¨¢s capacidad de pesca que recursos, esto se acabar¨¢ un d¨ªa. Ellos son empresarios de tierra que cuando se haya terminado el pescado montar¨¢n zapater¨ªas". "Estas dos artes no pueden convivir", concluye, para desplegar el cap¨ªtulo de las cifras. Siempre seg¨²n esta parte, los franceses no s¨®lo pescan muchas m¨¢s toneladas de las que tienen autorizadas, sino que, como los pel¨¢gicos pescan a lo bruto, cuando llegan a puerto con toneladas de anchoa impresentable, la venden para latas de perro. "Y al hacerlo por debajo del precio de retirada, va Bruselas y les paga la diferencia. Nosotros s¨®lo salimos a la mar cuando hay mercado. Nunca hemos pedido estas ayudas. No queremos pescar para perros".

"Qu¨¦ flota destruye m¨¢s, la que pesca 3.000 toneladas, como nosotros, o la que pesca 30.000, como ellos, aunque sea con otras artes", atruena el presidente del Comit¨¦ Regional de Pesca, Joseph Blancho, en su despacho de Hendaya. Asegura estar harto de las mentiras espa?olas: mienten porque pescan m¨¢s de lo que dicen, porque tambi¨¦n hay pel¨¢gicos y mienten con la anchoa para perros. "Ellos lo quieren todo sin poner nada. Nosotros tenemos una flota moderna porque nadie nos paga por tener el puerto parado. Aqu¨ª hemos hecho una caja com¨²n.

Cuando no podemos vender la anchoa al precio que fija Bruselas, nuestra organizaci¨®n la retira del mercado y nos paga el precio garantizado. Es verdad que Bruselas da el 85% de este precio, pero el otro 15% lo ponemos de la caja. Los espa?oles, como no quieren pagar nada, tampoco piden nada a Bruselas. Adem¨¢s, para hacer eso hace falta que un. veterinario certifique que era pescado comestible. S¨®lo despu¨¦s colocamos la anchoa donde podemos". Da la sensaci¨®n de que alguien, en cualquier momento, puede perder la paciencia. Los pescadores, pero tambi¨¦n los conserveros y los importadores. En el puerto de Hondarribia, al ¨²nico que ven demasiado tranquilo es al ministro espa?ol de Pesca.