Obras de Botero en el paseo del Prado
Esas manitas ¨ªnfimas, manitas de no hacer nada, contrastan con las panzas enormes, capaces de digerir todo lo que caiga en ellas.Esos cuerpazos de mujerotas asexuadas de puro gandulas y perezosas.
Esa madre que no necesita haber parido, tan s¨®lo haberse limpiado la linfa de la vulva invisible entre los monstruosos muslos para obtener a su menos que diminuto hijo.
Ese caballo de in¨²til cabeza, todo ¨¦l carnaza, patorras, todo ¨¦l masa lustrosa sin m¨²sculo.
Esa manaza, m¨¢s bien que surgiendo, olvidada sobre la tierra, marcando un poder desconocido e innecesario.
La fumadora, so?adora de nada, aspirando sin deseo, so?olienta de hast¨ªo y felicidades digestivas.
Aquel monstruo, que ni siquiera necesita parecer bestia, ni intenta ni puede anonadar a la ni ingenua ni bella.
El p¨¢jaro y el perro, ah¨ªtos de todo y de nada, sin deseos de piar el uno o ladrar el otro.
Esta otra gorda de masa sudorosa por lo grande y pesada, asolanada de playa inexistente y sin idea de ir a ella.
Estas se?oras sin cabeza, que tampoco la necesitan para coronar tan enormes cuerpos, para tanta masa dormida, incapaz de voluptuosidad ni sensaciones.
Otro caballo, s¨®lo patas y panza, so?ando encontrar jinete desde su cabecita enana.
No vay¨¢is a creer que necesite amante enamorado esa dama porque est¨¦ boca arriba; lo que siente es cansancio por haber estado de pie antes, en alg¨²n tiempo, en alg¨²n lugar remoto.
Tampoco importa que se miren esos dos, aunque est¨¦n desnudos; con esas carnazas, con esas masas amorfas de perfil olvidado, el sexo, diminuto, no necesita narc¨®ticos para estar inerte, eternamente inactivo.
Esta otra t¨ªa deforme, elefanti¨¢sica y gandula, solamente se molest¨® un poquito para traer un colch¨®n neum¨¢tico, y aplastarlo, tendi¨¦ndose indolente sobre ¨¦l.
As¨ª est¨¢ de confiada esta otra se?ora informe y bruta, montada sobre el torazo manso e inagresivo de tanta hartura, tanto comer alfalfa gigantesca e ins¨ªpida como ¨¦l.
Un guerrero como ¨¦ste no necesita atacar, al verlo no dan impulsos de huir; m¨¢s bien sugiere su gesto la idea de echarse a su lado una siesta interminable.-
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