Con la sentencia al cuello
El Tribunal Superior de Cantabria dar¨¢ a conocer el lunes su fallo sobre Juan Hormaechea, juzgado por prevaricaci¨®n y malversaci¨®n
Algo hay que distingue de los dem¨¢s a este contundente fajador de la pol¨ªtica: su menosprecio por la disciplina de los partidos, sus enormes contradicciones y una tendencia al populismo y la mitoman¨ªa que hacen imposible que pase inadvertido. Con una personalidad as¨ª, Juan Hormaechea, de 55 a?os, tan admirado como odiado, no debi¨® de sentirse desalentado cuando, hace cuatro a?os, tuvo que admitir que pod¨ªa ser procesado por prevaricaci¨®n, malversaci¨®n de fondos p¨²blicos y obstaculizaci¨®n de la Asamblea regional. Una C¨¢mara que le ha reprobado dos veces y que ¨¦l desprecia tan ostensiblemente que se niega a acudir a ella.Fue el 1 de diciembre de 1990 Cuando cuatro diputados auton¨®micos presentaron una denuncia contra el presidente c¨¢ntabro. Manuel Pardo Castillo, ex dirigente del PP instalado en el Grupo Mixto porque no pod¨ªa soportar m¨¢s la arbitrariedad y personalismo de Hormaechea; el regionalista Miguel ?ngel Revilla; el entonces presidente del CDS, Manuel Garrido, y el entonces senador socialista Juan Gonz¨¢lez Bedoya.
Ped¨ªan al Tribunal Superior de Justicia que reclamara del Consejo de Gobierno lo que desde la Asamblea parlamentaria no pod¨ªan obtener: el expediente completo del parque natural construido en Cab¨¢rceno, incluida la garant¨ªa otorgada por el Consejo de Gobierno ante el Banco Europeo de Finanzas para obtener un cr¨¦dito de 4.000 millones; y la certificaci¨®n de acopio de materiales del Palacio de Festivales.
Eran las dos obras predilectas del presidente c¨¢ntabro. Y los denunciantes deseaban una informaci¨®n m¨¢s completa del endeudamiento de la Diputaci¨®n con entidades financieras y el soporte legal con que se hab¨ªa contra¨ªdo. Los justificantes de todos los gastos de viajes y manutenci¨®n efectuados por el presidente y los consejeros eran otra de sus curiosidades.
"Actitudes irracionales"
Hormaechea, que no se achica ante las embestidas de sus adversarios y que se enfrentaba en ese momento a una moci¨®n de censura que le apart¨® luego de la presidencia, encaj¨® la denuncia con serenidad y sali¨® por los cerros de ?beda. El presidente c¨¢ntabro critic¨® las "actitudes irracionales y viscerales de quienes desde 1800 llevaron a Espa?a a varias guerras civiles, al enfrentamiento con EE UU, al conflicto de, ?frica y a la guerra del 36. Ahora, aqu¨ª, en Cantabria", remat¨®, "los herederos de aquellos comportamientos se dejan llevar por las mismas ideas".
Cinco meses despu¨¦s, alejado de la presidencia y en plena campa?a electoral, acud¨ªa por vez primera al despacho del juez C¨¦sar Tolosa, que comenzaba la investigaci¨®n de su gesti¨®n al frente del Gobierno. Pocas semanas antes, Hormaechea hab¨ªa intentado evitar la comparecencia con la disculpa de la "fatiga f¨ªsica y mental". Pero el magistrado no accedi¨® y le interrog¨® cinco horas seguidas.
Otra vez en la presidencia, despu¨¦s de su triunfo en las elecciones auton¨®micas de la primavera de 1991, el 13 de noviembre de ese a?o el juez Tolosa dict¨® el auto de procesamiento contra Hormaechea por dos delitos de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos y cuatro delitos de prevaricaci¨®n, con un mill¨®n de pesetas de fianza para eludir la prisi¨®n.
Tres meses despu¨¦s anunciaba la presentaci¨®n de una querella contra el juez instructor por su actuaci¨®n, pero luego desisti¨® de hacerlo. Lo que s¨ª hizo el Gobierno c¨¢ntabro, integrado por seis consejeros procesados, fue rechazar los t¨¦rminos del auto. El vicepresidente, Roberto Bedoya, asegur¨® que nadie pod¨ªa tomar el encausamiento como "el paradigma de la corrupci¨®n".
A mediados de septiembre del a?o pasado, Hormaechea, de nuevo bailando en la cuerda floja y sin soltar el poder, desafi¨® a Aznar: advirti¨® que no dimitir¨ªa aunque se lo pidiese. Poco despu¨¦s comenz¨® su ofensiva contra dos de los tres magistrados que constituir¨ªan el tribunal -al tercero, Jos¨¦ Redondo, siempre le ha mantenido al margen- Acus¨® al ponente Claudio Movilla de autoproclamarse de izquierdas, y record¨® que Mario Garc¨ªa-Oliva fue senador socialista y que como concejal del Ayuntamiento de Santander vot¨® contra ¨¦l -entonces alcalde- una moci¨®n de censura.
A lo largo de este a?o, Hormaechea ha lanzado acusaciones temerarias. Ha tratado de establecer v¨ªnculos entre las ideas pol¨ªticas del juez Movilla y presuntos comportamientos suyos en la guerra civil. Comentarios "miserables", seg¨²n Movilla, y que revelan "una catadura moral que no desear¨ªa para un presidente de una comunidad aut¨®norna". Hormaechea le denunci¨® entonces ante el Supremo, aunque infructuosamente, por presuntas injurias.
La vista oral prevista para el pasado 2 de febrero sufri¨® un primer retraso debido al cambio de abogado de cuatro de los procesados. En realidad, no era sino la forma de iniciar una serie de estratagemas para demorar la comparecencia en el banquillo. Siete d¨ªas antes de que se fijara la nueva fecha, el 23 de marzo , para el inicio de las sesiones, Hormaechea present¨® una nueva demanda contra el juez Movilla, desestimada al ser conceptuada como un acto de mala fe.
Nueva sorpresa
El juicio se inici¨® por fin el d¨ªa 23 de marzo, pero con la ausencia premeditada de uno de los letrados, que deja as¨ª indefenso a su cliente. Dos sesiones despu¨¦s, el tribunal se ve forzado a decretar una nueva suspensi¨®n. Transcurren tres meses hasta que el d¨ªa 14 de junio puede reanudarse la vista y llegar a su t¨¦rmino. Durante su desarrollo, Hormaechea sorprende otra vez a la sala presentando un escrito por el que prescinde de su abogado y acomete su propia defensa. El fiscal rebaj¨® en sus conclusiones provisionales de 33 a?os a 18 a?os la petici¨®n de inhabilitaci¨®n al estimar continuado el delito de prevaricaci¨®n en vez de apreciar cuatro delitos distintos.
A comienzos de a?o se apresur¨® a enviar un mensaje al presidente del Partido Popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, del que pol¨ªticamente ya se encontraba alejado. Si sale absuelto, el l¨ªder c¨¢ntabro intentar¨¢ recomponer en Cantabria el centro-derecha bajo su exclusivo liderazgo. Si le condenan, estar¨ªa dispuesto a dimitir.
Pero nunca ha cre¨ªdo Juan Hormaechea que pueda ser inhabilitado. M¨¢s de una vez ha dicho p¨²blicamente: "La sentencia' tiene que ser absolutoria, porque soy inocente. Si se analizaran las adjudicaciones directas que se han hecho por los ministerios en estos a?os, aparecer¨ªan miles de obras y habr¨ªa que acusar a muchas personas". Sin renunciar a su futuro pol¨ªtico, su obsesi¨®n es retornar a la alcald¨ªa de Santander, y lo que nadie duda es que estar¨ªa dispuesto a agotar todos los recursos legales si los jueces le condenan a una inhabilitaci¨®n.
Recurrir para ganar tiempo
El que haya trascendido que el magistrado Jos¨¦ Redondo presentar¨¢ un voto particular sobre la sentencia indica que ¨¦sta va a ser,` casi con toda probabilidad, condenatoria. Pero Juan Hormaechea presentar¨¢ recurso ante el Tribunal Supremo, entre otras cosas, con objeto de ganar tiempo de cara a las elecciones municipales, y auton¨®micas de mayo de 1995. En ese proceso electoral, Hormaechea piensa acudir como candidato a la presidencia auton¨®mica y a la alcald¨ªa de Santander.La idea de verle nuevamente en su despacho suscita ya entre los m¨¢s veteranos funcionarios municipales un sentimiento muy generalizado de temor y desconfianza. Tal es el hombre que ha conviertido Cantabria en un verdadero pandem¨®nium pol¨ªtico.
La caldera de la clase pol¨ªtica hierve en Cantabria mientras el hombre de la calle basa posiblemente su aparente indiferencia en el hecho de que Hormaechea ha saturado su capacidad de sorpresa.
Pero el futuro pol¨ªtico de Juan, Hormaechea depende en buena parte de la sentencia que ser¨¢ dada a conocer el pr¨®ximo lunes. Una sentencia que ocupar¨¢. m¨¢s de cien folios.
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