Podredumbre pol¨ªtica
La hist¨¦rica reacci¨®n del Gobierno a los comentarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre pensiones y despidos es buena prueba de que priman las consideraciones pol¨ªticas sobre las econ¨®micas.Ni siquiera los pol¨ªticos marxistas del Tercer Mundo en los a?os setenta hab¨ªan descalificado al FMI y al Banco Mundial -instituciones en las que participa el Estado espa?ol, con funcionarios y cuantiosas aportaciones econ¨®micas- con expresiones como las que hemos escuchado de miembros de un Gobierno espa?ol que dice que quiere estar en la primera velocidad europea: "fundamentalistas", "ser¨ªamos m¨¢s tontos que Abundio si les hicieran caso", "invitados de compa?¨ªas privadas que se atreven a opinar", "ultraliberales". Y ello porque la l¨®gica del mantenimiento del poder a cualquier precio dirige la acci¨®n de Gobierno no a resolver los problemas del pa¨ªs, sino a "recompensar" a colectivos de posibles votantes. Y entre los grupos identificados se encuentran los pensionistas, parados y receptores del Plan de Empleo Rural (PER). Por su parte, la oposici¨®n -ejercitada en la lectura de las entra?as de las encuestas- ha llegado a la conclusi¨®n de que el grado de desinformaci¨®n de la ciudadan¨ªa es tal que hablar abiertamente de estos temas es asegurarse la p¨¦rdida de las elecciones. Fin del debate.
Un sistema p¨²blico de pensiones no puede calificarse de bueno o malo a priori. Ese juicio s¨®lo puede hacerse a la vista de su relaci¨®n con la econom¨ªa del pa¨ªs. En este sentido, ning¨²n Gobierno puede hacer promesas del tipo "mantendremos el poder adquisitivo de las pensiones", con independencia de lo que ocurra con la econom¨ªa.
La politizaci¨®n -que no el debate- del tema de las pensiones p¨²blicas comienza con ocasi¨®n de las elecciones generales del 93, cuando el presidente del Gobierno acusa al PP de querer rebajar las pensiones 8.000 pesetas al a?o. Maliciosa acusaci¨®n tanto por la escasa cuant¨ªa del posible m¨¢ximo ahorro, 56.000 millones de pesetas, como porque el sistema de pensiones p¨²blico es s¨®lo un gasto p¨²blico m¨¢s.
La separaci¨®n entre Presupuestos del Estado y de la Seguridad Social tiene sentido cuando el sistema capitaliza las pensiones, lo que no es el caso: el Estado es tan responsable del pago de las pensiones como de los sueldos de los funcionarios. Y cuenta, para hacer frente a esas obligaciones, con todos los ingresos p¨²blicos por impuestos, tasas, contribuciones sociales o endeudamiento.
La crisis de gasto y d¨¦ficit p¨²blicos -la crisis del Estado de bienestar- en la Europa desarrollada se relaciona directamente con los pagos a los pensionistas, porque esta partida de gasto presupuestario ha crecido mucho m¨¢s que otras y las perspectivas son que crezcan a¨²n m¨¢s, vista la evoluci¨®n demogr¨¢fica.
La crisis fiscal en Espa?a no tiene hoy, sin embargo, las mismas causas que en la Europa de la econom¨ªa de bienestar. El enorme crecimiento del gasto p¨²blico desde 1982 no se ha producido b¨¢sicamente por el crecimiento del pago de pensiones. En valor absoluto, las pensiones sumaron en 1982 1,6 billones de pesetas -el 8,12% del producto interior bruto (PIB)- y en 1993, 6,3 billones -el 10,28% del PIB-; un crecimiento de 2,16 puntos en t¨¦rminos de PIB.
La crisis fiscal se plantea en Espa?a por dos causas diferentes, la forma en que se distribuye el crecimiento del gasto p¨²blico y el fracaso en dar trabajo a j¨®venes y mujeres.
Dentro del gasto p¨²blico, lo que se ha disparado en Espa?a es el consumo p¨²blico de todas las administraciones p¨²blicas, que ha pasado de 2,6 billones en 1982 a 10,5 billones en 1993. En t¨¦rminos de PIB ha crecido del 13,28% en 1982 al 17,33% en 1993. Un aumento de 4,05 puntos.
Pero, incluso si se suman los gastos por pensiones, desempleo, PER, prestaciones no contributivas, ILT, invalidez provisional y ayudas a ancianos, su aumento, desde 1982 hasta 1993, de 7 billones de pesetas sigue siendo inferior al aumento del consumo p¨²blico (el gasto de funcionamiento de todas nuestras administraciones p¨²blicas) que lo hacen en 8 billones de pesetas.
Creo que la experiencia diaria confirma lo que dicen las cifras; las pensiones contributivas, las aut¨¦nticas pensiones, las que perciben los jubilados que han pagado su contribuci¨®n a la Seguridad Social durante toda su vida de trabajo, son bajas, el promedio es de 60.000 pesetas/ mes y son muchas las que est¨¢n en el m¨ªnimo legal de 55.000 pesetas/mes, dinero con el que dif¨ªcilmente se puede vivir en un pa¨ªs tan caro como Espa?a. ?Por qu¨¦ entonces las aparentes recomendaciones del FMI?
El FMI y cualquier organizaci¨®n que emita una opini¨®n sobre la econom¨ªa espa?ola se topa con unas terribles cifras en una variable b¨¢sica para el pago de cualquier obligaci¨®n p¨²blica: la relaci¨®n entre el n¨²mero de personas que trabajan y el de las que cobran una pensi¨®n. En Espa?a hay 11,6 millones de personas ocupadas y 7 millones de pensionistas. La relaci¨®n es, por tanto, de un pensionista por cada 1,6 trabajadores. Es la peor relaci¨®n de Europa. Una conclusi¨®n inmediata es que el futuro de los pensionistas que cobran de una Seguridad Social p¨²blica podr¨ªa ser dif¨ªcil.
La primera matizaci¨®n que habr¨ªa que hacer a las recomendaciones del FMI es que la demograf¨ªa no explica esa relaci¨®n de 1,6. En t¨¦rminos de poblaci¨®n activa Espa?a es hoy, todav¨ªa, un pa¨ªs joven. Hace veinte a?os hab¨ªa un pensionista por cada tres personas ocupadas. Hoy, si trabajara la misma proporci¨®n de personas que en los pa¨ªses de la econom¨ªa de bienestar -con quien nos comparamos constantemente-, tendr¨ªamos una poblaci¨®n ocupada de 16 millones de personas (incluso con un paro del 14%) y la relaci¨®n entre pensionistas y ocupados ser¨ªa de 1 a 2,3. ?se es por tanto el problema que a?o tras a?o se esquiva. ?Por qu¨¦ hay tan poco empleo? El problema b¨¢sico, que probablemente requiere la reforma fiscal, la de la legislaci¨®n laboral y la modificaci¨®n de la financiaci¨®n de la Seguridad Social, es c¨®mo crear m¨¢s empresas que inviertan m¨¢s y que creen m¨¢s empleo.
Las advertencias del FMI son, sin embargo, relevantes para el futuro porque dada la evoluci¨®n demogr¨¢fica espa?ola, con un descenso desde un m¨¢ximo hist¨®rico de 680.000 nacidos en 1974 hasta un m¨ªnimo de 380.000 de 1993, la situaci¨®n econ¨®mica espa?ola puede ser muy dif¨ªcil para todos: tenedores de deuda, funcionarios, parados, proveedores de la Administraci¨®n y pensionistas. V¨¦ase, si no, el gr¨¢fico de edades de la poblaci¨®n espa?ola.
Creo que esos son los datos de un posible debate. Sorprendentemente,en un ejercicio de maquiavelismo pol¨ªtico digno de la mejor causa, el Gobierno ha conseguido transformarlo en un mensaje de miedo a los pensionistas: "Os quieren rebajar las pensiones".
Lo ha logrado convenciendo a los pensionistas que el control del gasto p¨²blico significa menores pensiones y que si se hacen las cosas con seriedad pagar¨¢n justos por pecadores. Mensaje que ha calado, porque cuando se habla del PER se piensa no en la ayuda a verdaderos parados, sino en el fraude. Cuando se habla de pensiones se recuerda que el n¨²mero de los te¨®ricamente inv¨¢lidos ha crecido de la mano de un fraude consentido, hasta significar el 34% de todos los jubilados. Y si se trata de pensiones de guerra civil se recuerda que cuando se aprobaron se hicieron c¨¢lculos de gastos en torno a los 25.000 millones de pesetas anuales y ya sobrepasan los 125.000 millones.
Pero ¨¦ste no es el caso de las pensiones contributivas, de los que han trabajado_hasta su jubilaci¨®n. Si acaso, resalta la peque?a diferencia con la pensi¨®n asistencial (32.000 pesetas/mes), lo que constituye elemento impulsor de la econom¨ªa sumergida.
Aunque, naturalmente, si la pol¨ªtica econ¨®mica no consigue que aumente el n¨²mero de empresas privadas y de empleos, todo se volver¨¢ un problema. Incluso las pensiones. Pero antes se dejar¨ªan de pagar los intereses de la deuda p¨²blica. Otra cosa distinta es el debate sobre las futuras pensiones, pues es evidente que cada vez se justifican m¨¢s los planes individuales, ajustados a de cada trabajador.
es vicepresidente ejecutivo de Centuni¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.