A las urnas con ETA en silencio
Las votaciones de hoy deben alterar el mapa p¨®litico de Euskadi
Las elecciones auton¨®micas vascas, primeras no precedidas de atentados terroristas, deben confirmar en buena l¨®gica las alteraciones del mapa pol¨ªtico apuntadas en los pasados comicios europeos y, particularmente, la fulgurante irrupci¨®n de IU en el Parlamento de Vitoria y la eclosi¨®n del espacio en el que ha estado constre?ido el PP local. Con Aznar inmerso en la campa?a electoral, los populares han tratado de abrir en el Pa¨ªs Vasco un nuevo episodio de la batalla por La Moncloa, aunque el resultado del enfrentamiento con los socialistas, que han movilizado a Gonz¨¢lez, a Guerra y a buena parte de su ejecutiva, puede tener una interpretaci¨®n m¨¢s psicol¨®gica que literal, habida cuenta de que el PSE-EE parte de una posici¨®n inicial ventajosa.La posibilidad de que los socialistas no renueven la coalici¨®n de gobierno con el PNV en el caso de cosechar una severa derrota, ha planeado intensamente a lo largo de estas semanas y abierto una inc¨®gnita de dif¨ªcil respuesta sobre las f¨®rmulas posibles de gobernabilidad del pa¨ªs. El hipot¨¦tico pase a la oposici¨®n del PSE-EE, esgrimido por los socialistas, -el tiempo dir¨¢ si artificiosamente o no-, deja al PNV una alternativa de coalici¨®n de gobierno nada s¨®lida, con Eusko Alkartasuna (EA) y el PP como ¨²nicas opciones, en las perspectiva de una elecciones municipales y provinciales ante las que necesitar¨¢ crear una alianza estable y suficiente para garantizarse el control de las poderosas diputaciones vascas.
La fortaleza que las encuestas atribuyen a los regionalistas de Unidad Alavesa, (UA), complica por lo dem¨¢s, extraordinariamente, el pr¨®ximo objetivo de garantizar la cohesi¨®n territorial a trav¨¦s de una pol¨ªtica homog¨¦nea com¨²n en las instituciones provinciales de la comunidad. Desde su posici¨®n emergente, el PP puede ahora tratar de condicionar al PNV para minar el apoyo nacionalista al Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, y buscar el pacto para capitalizar y estabilizar sus votos en la comunidad aut¨®noma.
Las urnas deben tambi¨¦n evaluar el alcance del marcado desgaste de Herri Batasuna y su capacidad de recuperaci¨®n coyuntural de esos 36.000 votos que perdi¨® en los comicios europeos. Queda igualmente por confirmar el aparente agotamiento del espacio abierto a la izquierda del PNV por el nacionalismo democr¨¢tico de Eusko Alkartasuna.
La ausencia de atentados ha retirado a la violencia del primer¨ªsimo plano electoral, si bien, el problema ha seguido formando parte del gui¨®n abordado por los pol¨ªticos, esta vez desde una actitud dialogante y esperanzada.
Con las encuestas situando al PNV a gran distancias del resto de las alternativas y anulado el intento socialista de disputar la Presidencia del Gobierno vasco, la campa?a ha transcurrido en una atm¨®sfera anormalmente serena, s¨®lo enrarecida, por las declaraciones en las que el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, dijo preferir un negro euskaldun a un blanco que ignore el euskara y por sus comentarios sobre la abundancia en la literatura espa?ola de la figura del p¨ªcaro.
Su discurso, que ha tenido un eco muy superior al del propio candidato a lehendakari, Jos¨¦ Antonio Ardanza, ha desdibuja do formalmente la iniciativa de "renovaci¨®n del nacionalismo vasco", destinada a incorporar a antiguos votantes de Euskadiko Ezkerra y a los descolgados de Eusko Alkartasuna en una operaci¨®n que cerca por la izquierda a estos ¨²ltimos.
En paralelo con el silencio de ETA, HB ha llevado a cabo una campa?a introspectiva de b¨²squeda de voto perdido, revestida de se?as de identidad de la izquierda y premeditamente discreta, sin estridencias ni apolog¨ªa expresa de ETA.
El tono utilizado, nada vociferante, ilustra elocuentemente este giro t¨¢ctico, esta in¨¦dita apuesta por una campa?a tranquila, sin perjuicio de que, vistos los resultados, caigan las m¨¢scaras y reaparezca con todo su peso efectivo el discurso y las figuras predominantes en HB.
El consejo de Adams
En el cierre de campa?a, Ardanza reproch¨® a HB el haber ocultado a sus bases que Gerry Adams, l¨ªder del Sinn Fein, el brazo pol¨ªtico del IRA les sugiri¨® que pidiesen a ETA el fin de la violencia. "Se han callado como muertos" asegur¨® Ardanza, quien a?adi¨®: "Adams les ha dicho lo mismo que nosotros: que esta guerra est¨¢ perdida y que la ¨²nica salida es sentarse a hablar, sin condiciones previas y sin garant¨ªas finales".
El deslizamiento, m¨¢s bien ret¨®rico, hacia los espacios de la autodeterminaci¨®n y la independencia efectuado por el PNV, y el escaso inter¨¦s mostrado por el PP respecto al estatuto, -los populares vascos han puesto el acento en la idea de la rectificaci¨®n-, han dejado al PSE-EE y a IU como portadores del estandarte de la autonom¨ªa.
Junto a la reivindaci¨®n de Espa?a, y la denuncia del nacionalismo vasco y del socialismo, el PP ha tratado tambi¨¦n de ocupar el espacio de centro descuidado por un PNV m¨¢s volcado a recabar el voto nacionalista.
Unidad Alavesa, surgida de una escisi¨®n del PP a principios de 1990, ha destapado en la campa?a todo el muestrario de agravios frente al resto de las provincias, fundamentalmente Vizcaya.
La batalla de ?lava, donde la presencia de los nacionalistas es menor, es fundamental puesto que el sistema electoral vasco adjudica a esta provincia el mismo n¨²mero de esca?os que a Vizcaya o Guip¨²zcoa, cuyo poblaci¨®n es muy superior. Un esca?o en Parlamento vasco exige en Vizcaya unos 23.000 votos, frente a los 14.000 que son necesarios en Guip¨²zcoa y los 5.000 en ?lava.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.