La sangre no llego al r¨ªo
Basta recorrer Mozambique para darse cuenta de que vive un estado de gracia. Acaso contribuya a ello el clima primaveral y la ilusi¨®n desatada por la ausencia de combates desde que en octubre de 1992 la Renamo y el Frelimo firmaran la paz. La campa?a ha sido dura en ocasiones, con enfrentamientos f¨ªsicos entre partidarios de una y otra formaci¨®n. Pero la sangre no lleg¨® al r¨ªo.Carlos Jos¨¦ Machado, de 27 a?os, es uno de los casi 70.000 desmovilizados por los acuerdos de paz. Durante cuatro a?os combati¨® en la zona de Tete, al noroeste del pa¨ªs, en las filas del Frelimo. Ahora acude a Magud, en la carretera nacional que lleva desde la capital, Maputo, al norte, para cobrar la paga prometida: 29.000 meticais (unas 530 pesetas; un coc¨® vale 500 meticais). Una dieta pol¨ªtica que, con la ayuda internacional, percibir¨¢ durante 18 meses. No tiene trabajo y ha regresado a su tierra para convertirse, en campesino. .
En el camino hacia Inhambane, soldados de la paz, uruguayos con uniforme de combate y casco azul de metal patrullan bajo el sol en camiones y veh¨ªculos descubiertos. Hay ¨®rdenes estrictas para extremar la vigilancia, e incluso existe un plan de emergencia para evacuar a los observadores si la cosa se pone fea, admite un oficial espa?ol.
A pocos kil¨®metros de Inhambane, un cementerio de autom¨®viles calcinados da cuenta de la crudeza de los combates que se libraron en la zona, aunque la de Mozambique no fue nunca una guerra abierta. La Renamo fue siempre un movimiento guerrillero que tuvo en el mato su medio natural. Hoy los autom¨®viles han comenzado a ser devorados por la feracidad del propio mato, como si la vegetaci¨®n quisiera contribuir a sepultar tan funesto pasado.
La zona re¨²ne todas las condiciones para convertirse en un im¨¢n tur¨ªstico. Tal vez el dinero est¨¦ apostando en la direcci¨®n correcta, y Mozambique no vaya a dejar pasar esta ocasi¨®n hist¨®rica de asegurar una paz que le permita salir de la miseria.
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