El reto del patrimonio
De nuevo es noticia entre urgente y dolorida el estado de nuestras catedrales. En ellas se incluye la parte m¨¢s sustancial de nuestro patrimonio cultural. En su conjunto, unos 70 edificios de gran complejidad, en muy diferente situaci¨®n y albergando una colecci¨®n de piezas excepcionales (coros, retablos, rejas, pinturas, vidrieras, orfebrer¨ªa, ropas, bibliotecas, archivos, etc¨¦tera), no tienen equivalencia en el continente europeo. Por razones varias nuestras catedrales han sobrevivido a los tres enemigos de la arquitectura que eran para V¨ªctor Hugo, en su Notre Dame de Par¨ªs, las cat¨¢strofes naturales, las revoluciones y los arquitectos con t¨ªtulo. Sin embargo, por otra serie de sinrazones nuestras catedrales est¨¢n atravesando un largo desierto que hace cerrar hoy la vieja de Vitoria, cuando hace ya muchos a?os que lo est¨¢ la de Tarazona y quiz¨¢ dentro de poco haya que hacer lo mismo con la de ?vila.Con buen criterio el Ministerio de Cultura dio los primeros pasos para poner en funcionamiento un ambicioso y loable plan de catedrales, con la participaci¨®n activa de una representaci¨®n de la Conferencia Episcopal, as¨ª como de las 17 comunidades aut¨®nomas. Tuvo aquel proyecto un respaldo internacional con la celebraci¨®n en Madrid de unas jornadas bajo los auspicios del Consejo de Europa (1990). No puedo ocultar que se lleg¨® a producir un cierto entusiasmo entre quienes intervinimos en aquel proceso des pu¨¦s de haber limado tantas dificultades de toda ¨ªndole. Sin embargo, all¨ª mismo falleci¨® el plan de catedrales del que luego nunca m¨¢s se supo. El Ministerio no volvi¨® a hablar de ello. Las comunidades aut¨®nomas se desentendieron y la Iglesia no mostr¨® el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s.Dicho plan de catedrales no propon¨ªa sino racionalizar el proceso que, de seguir as¨ª, repetir¨¢ la visi¨®n miope de las restauraciones del pasado siglo que tantas veces no fueron sino pan para hoy y hambre para ma?ana. No m¨¢s inversiones sin un plan director -de verdad- que se?ale el orden y prioridades de ¨¦stas. No m¨¢s inversiones sin una visi¨®n total del conjunto tanto del edificio como de lo que ¨¦ste contiene. No m¨¢s inversiones sin estudios previos. No m¨¢s inversiones sin un equipo de probada sovencia y experiencia en este espec¨ªfico campo. No m¨¢s inversiones sin involucrar a la Iglesia en este proceso. De lo contrario no habr¨¢ nunca dinero suficiente para seguir aparentando que restauramos nuestro viejo patrimonio.
El Ministerio de Cultura debiera, a mi juicio, hablar menos de dinero y m¨¢s de ideas que es lo m¨¢s urgente en este momento. El plan de catedrales est¨¢ ah¨ª. ?Ser¨ªa descabellado reintentarlo? Centrar y, conocer los problemas no cuesta dinero. Este es hoy el verdadero reto de la catedral.Pedro Navascu¨¦s Palacio es catedr¨¢tico de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.
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