El Instituto Cervantes, un gigante con pies de barro
La mayor¨ªa de los centros en el extranjero carece de personalidad jur¨ªdica y fiscal
FIETTA JARQUE Tres a?os despu¨¦s de haber iniciado su andadura, el gran proyecto del instituto Cervantes presenta una situaci¨®n contradictoria, la de un gigante con pies de barro. De las 40 delegaciones que hered¨® en sus inicios de Exteriores, Trabajo y Cultura han cerrado 10, aunque han abierto otras. Acaba de inaugurar esta semana sus nuevas sedes en Roma, Mil¨¢n y N¨¢poles y est¨¢ a punto de abrir otras instalaciones en Varsovia, T¨²nez, Bucarest y Bremen. En total hay 32 en 21 pa¨ªses actualmente. Su expansi¨®n y las cerca de mil actividades que han programado, este curso lo describir¨ªan como un ente en expansi¨®n. Pero la mayor parte de sus 100 colaboradores, adem¨¢s de los 359 trabajadores en el extranjero, lo hacen en una situaci¨®n de ilegalidad e indefensi¨®n, en algunos casos, ya que los institutos Cervantes carecen de personalidad f¨ªsica y jur¨ªdica, aspectos unidos a una futura legislaci¨®n de la Uni¨®n Europea.
M¨¢s de 19.300 estudiantes siguen actualmente cursos de espa?ol en los 32 centros en 21 pa¨ªses que tiene el Instituto Cervantes, un 14% m¨¢s que el a?o pasado. El presupuesto para este curso tambi¨¦n se ha incrementado en un 10% respecto al a?o anterior, con 4.194 millones de pesetas.Una dotaci¨®n insuficiente, sin embargo, que, hace dos d¨ªas el Grupo Socialista en el Congreso intent¨® paliar con una propuesta de aumento en las partidas de los Presupuestos de 1995 para este centro, con 300 millones m¨¢s.
Joaqu¨ªn Almunia considera que la importante implantaci¨®n de este organismo en el extranjero no puede continuarse con la "insuficiente" partida recogida en el proyecto de los presupuestos.
Pero, en la base, subsisten problemas que siguen sin solucionarse desde la creaci¨®n de este ambicioso proyecto. El Instituto Cervantes carece de personalidad f¨ªsica y jur¨ªdica, y sus centros se ven incluso obligados a funcionar sin un n¨²mero de identificaci¨®n fiscal (NIF), lo que causa muchos y distintos problemas en los diferentes pa¨ªses. En Lisboa, la Embajada le presta el suyo al Cervantes, por ejemplo. En el aspecto fiscal, los Cervantes viven en el limbo y,_si bien pagan algunos impuestos locales para no despertar sospechas sobre su alegalidad, cuando pagan el IVA a ciertos proveedores no pueden luego repercutirlo.
En Par¨ªs trabajan 20 personas, de las cuales s¨®lo cuatro tienen contratos legales que solventen su situaci¨®n laboral, fiscal y de seguridad social. El resto son meros "turistas estables", personas que no pueden pedir un permiso de residencia porque no tienen un contrato de trabajo v¨¢lido y que tampoco pueden beneficiarse de acreditaci¨®n diplom¨¢tica porque la Embajada no se la facilita, informa Octavi Mart¨ª.
Situaciones irregulares
Esta situaci¨®n irregular del Cervantes se repite, con sus peculiaridades, en Toulouse y Burdeos, pero tambi¨¦n en otros pa¨ªses. En el Reino Unido, el Cervantes de Londres no puede emprender las necesarias obras de reforma por que la Embajada -Exteriores- no reconoce el centro ante las autoridades brit¨¢nicas. En otros pa¨ªses de la UE, las situaciones irregulares se repiten, ya sea en Utrecht o en Mil¨¢n y Roma. S¨®lo en Atenas, el centro con mayor n¨²mero de alumnos (1.782), los trabajadores parecen tener una situaci¨®n de residentes legalizada. Obviamente, pasar por turista en un pa¨ªs de la UE no crea otros problemas que los burocr¨¢ticos, pero eso no es as¨ª en lugares como Argelia o Filipinas. Concretamente, en el primero de los pa¨ªses citados un trabajador del Cervantes fue agredido y necesit¨® de los servicios de la polic¨ªa, que acab¨® trat¨¢ndole, como a un inmigrante ilegal.
De todo esto se desprende que el Instituto Cervantes tiene una situaci¨®n jur¨ªdica y fiscal cuando menos irregular. As¨ª lo reconoce su propio director, Nicol¨¢s S¨¢nchez Albornoz, que lamenta la situaci¨®n en la que se tienen que desempe?ar buena parte de quienes trabajan para esta instituci¨®n.
"Como ente p¨²blico, el Instituto Cervantes tiene cierta indefinici¨®n que causa esta s situaciones inusuales. Soy consciente de lo que sucede y me tiene preocupado desde hace tien¨ªpo", dice Nicol¨¢s S¨¢nchez Albornoz. "Yo lo, he planteado a las instancias correspondientes porque tengo el mayor. inter¨¦s en que el personal se encuentre lo m¨¢s c¨®modo posible".
La carencia de un estatuto de secretar¨ªa de Estado -lo que que le dar¨ªa mayor autonom¨ªa- reclamado por. Fernando Mor¨¢n cuando se le ofreci¨® el cargo, antes de que se eligiera a S¨¢nchez Albornoz, no es el problema, seg¨²n el actual director. "Eso no tiene nada que ver", explic¨®.
Tolerancia
"El problema que arrastra esta instituci¨®n es similar al de otros institutos equivalentes, como el Goethe y el British Council. Se ha dado una situaci¨®n defectuosa de hecho, pero ellos han segu¨ª-. do operando con la tolerancia de los pa¨ªses que no pretenden perjudicar a estas instituciones culturales. Pero a m¨ª me gustar¨ªa que la UE adoptara pronto una definici¨®n clara al respecto, una soluci¨®n gen¨¦rica, y no s¨®lo para nosotros, sino para todos", dice Nicol¨¢s S¨¢nchez Albornoz
La directiva que Espa?a impulsar¨¢ en la Uni¨®n Europea s¨®lo solucionar¨¢ el problema entre Estados miembros. Constituir¨¢, sin embargo, "una excelente tarjeta de visita a la hora de negociar estatutos similares en todos los pa¨ªses de Europa del Este y mediterr¨¢neos que aspiran a . ingresar en la UE", explica Delf¨ªn Colom¨¦, director general de Asuntos Culturales, de Exteriores. Con los pa¨ªses del Tercer Mundo habr¨¢, en una tercera y ¨²ltima etapa, que negociar caso por caso para obtener estatutos similares. En el mundo ¨¢rabe se est¨¢, sin embargo, planteando un problema de otra ¨ªndole. El personal espa?ol contratado in situ disfrutaba hasta ahora de un pasaporte de servicio, mientras los directores disponen de pasaporte diplom¨¢tico.
El Ministerio de Exteriores est¨¢ empe?ado en reducir los pasaportes oficiales en circulaci¨®n y no renueva los t¨ªtulos de viaje de servicio, dejando algo desprotegidos a los contratados espa?oles ante las autoridades, a veces arbitrarias, de los pa¨ªses ¨¢rabes. Algunos contratados se han quejado a los jefes de los centros que s¨ª conservan sus pasaportes diplom¨¢ticos. Adem¨¢s, el Instituto Cervantes va a crear pr¨®ximamente un cuerpo de directores que podr¨¢n ir rotando de una capital a otra.
Un problema m¨¢s para la Uni¨®n Europea
F. J. La situaci¨®n del Instituto Cervantes y su contexto europeo, seg¨²n el Ministerio de Exteriores, se est¨¢ tratando de aclarar lentamente y por etapas, como tambi¨¦n-se pretende resolver la de los centros culturales p¨²blicos de otros pa¨ªses europeos asentados en Espa?a, informa Ignacio Cembrero. ?stas son al menos las intenciones de la diplomacia espa?ola. En el programa de la pr¨®xima presidencia espa?ola de la Uni¨®n Europea (UE), durante el segundo semestre de 1995, figura una primera iniciativa: la aprobaci¨®n de una directiva comunitaria que solucionar¨¢ en parte el problema.
El titular de Exteriores, Javier Solana, lo explic¨® parcialmente el 1,3 de octubre ante el Patronato del Instituto Cervantes. Se trata de que cada Estado miembro de la UE considere cada uno de los centros culturales o educativos de sus socios extranjeros asentados en su territorio como si fuesen propios y les otorgue, en consecuencia, las mismas facilidades jur¨ªdicas y fiscales. Cuanto m¨¢s civilizado es el pa¨ªs donde est¨¢ instalado el Cervantes, m¨¢s problemas se le plantean. "Son precisamente los Estados europeos los que m¨¢s empe?o tienen en que tribute el instituto y sus empleados", explica Delf¨ªn Colom¨¦, director general de Asuntos Culturales, de Exteriores. Pagar impuestos supondr¨ªa 100 millones de pesetas anuales, cerca de un 3% del presupuesto del Cervantes.
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