Terriblemente solo

El concierto de Wallace Roney era uno de los pocos reflejos que ofrec¨ªa el cartel del festival madrile?o de la por todos admitida feliz revitalizaci¨®n del jazz ac¨²stico, fiel a su historia y conocedor de su filosof¨ªa.El trompetista, tercer eslab¨®n de la carrera iniciada por Wynton Marsalis (cabeza visible y pensante de la operaci¨®n) y continuada por Terence Blanchard (autor de varias bandas sonoras de pel¨ªculas de Spike Lee), ha sido considerado el m¨¢s radical seguidor de Miles Davis. Roney parece decidido a definir el largo trecho que media entre el plagiar a, exclusivo de los impostores y el inspirarse en, que afecta a todo artista.

Nadie duda que su filosof¨ªa se basa por completo en premisas milesianas, pero tambi¨¦n es evidente que su sonido es m¨¢s acad¨¦mico y el dramatismo de su fraseo resulta menos incisivo.

Mist¨¦rios, primer producto de su reci¨¦n estrenada etapa, rompe dr¨¢sticamente con el pasado. El repertorio, basado tanto en enjundiosas piezas de Astor Piazzolla y Pat Metheny como en canciones populares de los Beatles y Dolly Parton, es el primer s¨ªntoma de la peque?a revoluci¨®n interna que Roney se vio obligado a exponer en Madrid casi en solitario, desasistido por sus compa?eros y seriamente afectados por los elementos.

Su hermano Antoine es, de momento, un principiante con aspiraciones a engrosar el mont¨®n de seguidores superficiales de John Coltrane, y el bater¨ªa Eric Allen parece un condenado a galeras que bracea con denuedo aunque sin patr¨®n que le azuce. Por los resquicios que dej¨® una sonorizaci¨®n canalla, se comprob¨® que Anthony Wonsay est¨¢ dotado para progresar y que el contrabajista Clarence Seay toca ya aceptablemente.

Un arreglo algo tenebroso de Michelle, una adaptaci¨®n para quinteto de Caf¨¦, de Egberto Gismonti, y cl¨¢sicos del jazz como What's new, Tenor madness y Well you needn't dejaron atisbar lo que hubiera podido resultar con la anunciada pianista Geri Allen.