Cuesti¨®n de solera
La media docena de muletazos soberanos con que Pepe Luis V¨¢zquez preludi¨® su faena pusieron al p¨²blico en pi¨¦. Cuesti¨®n de solera. Qu¨¦ ol¨¦s, qu¨¦ ovaciones, qu¨¦ j¨²bilo hubo entonces entre los aficionados. Uno de los conspicuos, que se llama Goyo y es habitual en el tendido del 10, le hab¨ªa dicho cuando se acerc¨® a brindar: "Sepa que le queremos y nos gustar¨ªa verle m¨¢s por Las Ventas". Pues eso. Y acudi¨® Pepe Luis V¨¢zquez al toro, lo embarc¨® por bajo a dos manos, marc¨® la trincherilla, lig¨® el pase de la firma, esboz¨® el kikirik¨ª, cambi¨® de mano, remat¨® de pecho, y ya estaba el p¨²blico en pie, la plaza boca abajo.Muchas veces se ha dicho que el toreo no son cien pases poniendo posturas. El toreo es llevar toreado al toro, combinar las suertes de acuerdo con sus caracter¨ªsticas. Y nada m¨¢s. A veces media docena de pases bastan para compendiar todo el toreo posible, mientras la apostura ser¨¢ consecuencia de la tarea realizada, del sentimiento que se puso en su ejecuci¨®n, del orgullo de sentirse torero. Y aqu¨ª cada cual anda, para, mira -si es torero aut¨¦ntico- seg¨²n su personalidad. Unos con pinturer¨ªa, otros con arte, otros con arrogancia.
Ocho ganader¨ªas/ Siete toreros
Ocho ejemplares (8?, sorteado).l?, Los Guateles, novillo, manso; 2?, Sep¨²lveda, cinque?o, sentido; 3?, Baltasar Ib¨¢n, novillo, bravo; 4? Gonz¨¢lez S¨¢nchez-Dalp, novillo, manso; 5?, El Toril, toro, manso; 6?, Marqu¨¦s de Domecq, toro, sentido; 7?, El Torre¨®n, novillo, noble; 8?, Soto de la Fuente, sobrero, toro, inv¨¢lido. Manolo Cort¨¦s: estocada atravesada y dos descabellos (silencio), media atravesada baja, tres descabellos -aviso- y dos descabellos (silencio). Frascuelo: tres pinchazos -aviso-, pinchazo, estocada corta trasera y descabello (silencio). S¨¢nchez Puerto: pinchazo hondo atravesado, rueda de peones y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Pepe Luis V¨¢zquez: pinchazo y media atravesada tendida (vuelta con algunas protestas). Fernando C¨¢mara: estocada -aviso- y dobla el toro (silencio). Domingo Valderrama: bajonazo descarado (ovaci¨®n y saludos). Luis Miguel Encabo: estocada atravesada trasera (oreja con protestas). Plaza de Las Ventas, 30 de octubre. Festival homenaje al banderillero Joselito Calder¨®n. M¨¢s de media entrada.
La personalidad de Pepe Luis V¨¢zquez manda que su toreo y su propia presencia en el ruedo est¨¦n fundamentados en la naturalidad, en el estilo y en la fidelidad al canon. Probablemente no haya torero en activo, de ninguna de las categor¨ªas que toree con tanta ortodoxia y finura interpretativa, desde la naturalidad. Lo hizo as¨ª incluso en el resto de la faena, muy tesonera, intentando cuajar naturales y redondos pese a que el toro se revolv¨ªa buscando el bulto.
Los restantes matadores de alternativa que participaron en el festival pertenec¨ªan a la misma escuela y todos tuvieron actuaciones dign¨ªsimas con toros francamente dif¨ªciles. En cambio el novillero Luis Miguel Encabo se mostr¨® militante convencido de la modernidad taurina, que concibe el toreo como un ejercicio superficial poniendo posturas relamidas. No es su culpa, evidentemente. Las tres o cuatro figuras que mandan han sacado la moda, y la torer¨ªa entera, preferente mente los j¨®venes -a salvo excepciones- se mira en ese espejo. Ojal¨¢ no hayan de arrepentirse, empero; pues, seguramente sin advertirlo, se deval¨²an al entregarse a este pegapasismo peculiar, que ha convertido la fiesta en un espect¨¢culo vulgar, irrelevante y aburrido.
La diferencia entre el toreo y la nueva moda es -mal comparado- la que media entre el vino a?ejo y el elaborado con qu¨ªmica; entre la madera caoba y el conglomerado de serr¨ªn. Encabo banderille¨® f¨¢cil (a toro pasado, por cierto), dio una valerosa pedresina en el centro del redondel, peg¨® mont¨®n de pases con voluntariosa entrega y estudiada pinturer¨ªa, y sin embargo su toreo superficial al novillo de estimable nobleza, no calaba en la afici¨®n.
M¨¢s m¨¦rito di¨® la afici¨®n a los quites sensacionales de Joselito Calder¨®n -algunos evitaron cogidas a los banderilleros-, en cuyo homenaje se celebraba el festival. Y, por supuesto, a los seis matadores de alternativa, que lidiaron con seriedad toros complicados.
A Manolo Cort¨¦s le impidieron lucirse uno aplomado y el inv¨¢lido sobrero que tore¨® por sorteo. Frascuelo lance¨® bien a la ver¨®nica, se dobl¨® hondo y no le descompusieron los arreones aviesos de un cinque?o. S¨¢nchez Puerto cuaj¨® con torer¨ªa otro bello preludio de faena y no logr¨® imprimir el adecuado temple a los redondos y naturales. Fernando C¨¢mara porfi¨® pundonoroso a un manso huidizo e incierto. Domingo Valderrama hubo de sortear las coladas de un toro bronco que desarroll¨® sentido, y lleg¨® a sufrir una voltereta. Pepe Luis V¨¢zquez...
Pepe Luis V¨¢zquez parec¨ªa un torero de otra ¨¦poca. Quiz¨¢ lo sea. Y cuando desgran¨® aquel toreo asolerado y puro, la afici¨®n, sorprendida y gozosa, recuper¨® la fe en la fiesta. Fue como si se le hubiera aparecido la Virgen.
Babelia
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