A vueltas con el tiempo
S¨®lo el tiempo, inexorable y carente de sensibilidad, pod¨ªa facilitar la sucesi¨®n en la dinast¨ªa Flores. La Faraona ha sido, en s¨ª misma, toda una instituci¨®n que nunca supo de leyes, ni revoluciones. Una majestuosa pir¨¢mide sonora, dise?ada y forjada por Arturo Soriano y Fernando Ill¨¢n -productores-, es culminada por Rosario, s¨®lida y vibrante int¨¦rprete que encarna como nadie el concepto "m¨²sica espa?ola oficial de los a?os noventa". Con su segundo disco, Siento, la m¨¢s joven de la saga parece empe?ada en consolidar el flamante reinado que estableci¨® con el primero.En terrenos m¨¢s livianos, si bien no menos atractivos para el o¨ªdo y la vista, Paco Clavel concit¨®, en la presentaci¨®n de sus duetos discogr¨¢ficos, a buena parte de la extraviada galer¨ªa de h¨¦roes que libr¨® la incruenta batalla de la movida.
El tiempo -"el implacable, el que pas¨®...", cantaba Pablo Milan¨¦s- hab¨ªa condenado a muchos de ellos a un desagradecido ostracismo. Sin embargo, una mec¨¢nica id¨¦ntica los devuelve ahora de la mano de Paco y su continua y enloquecida revisi¨®n de los aspectos m¨¢s burbujeantes del pop de todos los tiempos. La estrella del guarri-playback, junto al evidente Almod¨®var y una pl¨¦yade de amigos, se marc¨® un fiestorro vistoso y desinhibido, en compa?¨ªa de un numeroso p¨²blico de variado pelaje, que, eso s¨ª, compart¨ªa las mismas ansias de carnalidad festiva.
En una especie de bucle ir¨®nico del tiempo, la figura del cantautor parece que vuelve a ganarse la vigencia que perdi¨® durante m¨¢s de una d¨¦cada. Llevamos ya mucho tiempo oyendo timbres y arreglos similares. Ante este estanca miento creativo y sonoro, los cl¨¢sicos y vigentes, Ricardo Solfa y Javier Krahe, recuperando con sendos conciertos un espacio l¨²dico madrile?o hurtado por cazurros ediles, van tendiendo su mano a la cantera, Pedro Manuel Guerra, Javier ?lvarez o Andr¨¦s Molina. Respecto al primero, cabe constatar su enorme personalidad art¨ªstica, su capacidad de llenar un escenario con su voz y su guitarra y una prodigiosa capacidad de hacer canciones, capaces de hacerte ver n¨ªtidamente, en un sentido casi f¨ªsico, las emociones del autor. Ser¨¢ dificil, reflejar en disco la sensaci¨®n de intimidad que produce en directo Pedro, el que dej¨® su casa en el mar, con siete puertas, para hacer el relevo en un estilo que, ciertamente, lo necesitaba.
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