Va con el sueldo
NO SE puede negar que el tono del debate pol¨ªtico en Espa?a ha alcanzado un grado de estridencia en ocasiones insufrible. Es cierto tambi¨¦n que con demasiada frecuencia se confunde la cr¨ªtica con el insulto, que verdades a medias se presentan como hechos incontestables y que algunos han convertido el libelo en una pr¨¢ctica cotidiana. Pero quienes han decidido libremente hacer de la pol¨ªtica su vocaci¨®n y profesi¨®n lo han hecho sabiendo que entraban en un medio duro, en el que las hostilidades son m¨¢s frecuentes que las rivalidades y en el que los individuos y partidos ven siempre su suerte en la desgracia de otros.El presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, ha demostrado sobrada capacidad de encaje en sus doce a?os en el poder y casi siempre ha sido ajeno al histrionismo pol¨ªtico de que han hecho gala algunos de sus colaboradores y bastantes de sus adversarios. Por eso son doblemente sorprendentes sus quejas lastimeras en Casablanca denunciando una campa?a contra su persona y las instituciones. Por supuesto que existe una campa?a para desalojarlo del, poder, la de la oposici¨®n y -sus medios afines. Pero es tan leg¨ªtima como la que orquest¨® ¨¦l para llegar a La Moncloa. Por m¨¢s que los m¨¦todos se hayan envilecido.
Si Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ convencido de que se le ataca con "informaci¨®n calumniosa hecha con la conciencia de que se calumnia", en "ese juego de mentiras, difamaciones y cobard¨ªa moral" del que habl¨® en Casablanca, puede presentar una denuncia ante los juzgados como cualquier ciudadano que se sienta calumniado o injuriado por alguien. Y sus familiares contaminaci¨®n. Todo lo dem¨¢s son ataques -por agrios, viles o injustos que sean- que un pol¨ªtico tiene que aguantar como parte del sueldo.
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