Servicio indigno

El pasado s¨¢bado 8 de octubre llegu¨¦ a la estaci¨®n de Renfe de Chamart¨ªn, en Madrid, con intenci¨®n de sacar mi billete para ?vila. En la taquilla me dicen que no hay billetes. Como era el ¨²ltimo tren (Madrid-Hendaya, once de la noche), me decid¨ª bajar al and¨¦n. All¨ª me encontr¨¦ el vag¨®n de segunda abarrotado de gente, en la entrada y en el pasillo. Unos, con billete; la mayor¨ªa, sin ¨¦l. El revisor, pacientemente, adem¨¢s de hacernos el billete, nos fue colocando como pudo en los coches cama.Viajo con frecuencia a Madrid, y ¨²ltimamente la vuelta en los trenes de largo recorrido es una odisea... Ante las taquillas, personas crispadas que se tienen que quedar en Madrid por falta de billetes (lunes 10 de octubre, diez de la noche).

Parece ser que los cerebros grises de Renfe quieren ahorrar dinero y se lo montan poniendo un solo vag¨®n de segunda, mitad literas, mitad departamentos reconvertidos, en los que, en un espacio superreducido, nos meten a ocho personas, como sardinas en lata, en unos asientos supierinc¨®modos y sin sitio para el equipaje. Mi trayecto es corto, pero compadezco a las personas que tienen que ir hasta Ferrol o hasta Hendaya, en estos departarnentos.

?Qu¨¦ pretenden las personas ele Renfe que han tomado estas medidas restrictivas? ?Quieren que utilicemos los coches particulares? ?Les supone mucho dinero poner un vag¨®n de m¨¢s? En este pa¨ªs tiene que ser todo irentable?-