Gesti¨®n y ahorro

LA CORRECCI?N de irregularidades detectadas en la percepci¨®n del seguro de desempleo permitir¨¢ ahorrar este a?o al Estado m¨¢s de 83.000 millones de pesetas. No es una bagatela. Representa m¨¢s del 40% sobre los 200.000 millones que el Tesoro va a perder por la reducci¨®n de un punto en las cuotas a la Seguridad Social y que han obligado a decisiones tan discutibles como la subida del IVA. La conclusi¨®n principal es que la mejora en la gesti¨®n, incluyendo el control del fraude, es una v¨ªa muy importante, aunque apenas explorada, de reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico.Recientes encuestas indican que los espa?oles atribuyen al Estado, en medida muy superior a los ciudadanos de otros pa¨ªses de similar nivel de desarrollo, una responsabilidad directa en su bienestar personal y familiar. Esa actitud les compatible con una sincera preocupaci¨®n ciudadana por el d¨¦ficit p¨²blico, pero, a la hora de determinar c¨®mo reducirlo, los espa?oles se caracterizan por oponerse tanto a la subida de impuestos como a cualquier recorte en las prestaciones y servicios p¨²blicos. Tan s¨®lo en el cap¨ªtulo de Defensa hay una mayor¨ªa partidaria de gastar menos; en todo lo dem¨¢s, los espa?oles piensan que el Estado gasta menos de lo que debiera.

El gasto en prestaciones de desempleo es precisamente aquel cuya reducci¨®n suscita mayor oposici¨®n. Su importe es, sin, embargo, muy considerable: m¨¢s de dos billones de pesetas en los Presupuestos para 1995. Todos los expertos en materia de empleo llevan a?os sosteniendo que la cifra real de paro es en Espa?a bastante inferior a la que reflejan las estad¨ªsticas; concretamente, que la econom¨ªa sumergida es un factor decisivo para explicar que la tasa espa?ola de paro doble a la del conjunto de la Uni¨®n Europea. Ese factor explicar¨ªa tambi¨¦n el dato, a¨²n m¨¢s sorprendente, de que el n¨²mero de personas ocupadas en el sector privado sea en 1994 inferior en un mill¨®n al registrado en 1964.

El resultado es, en todo caso, que un n¨²mero cada vez m¨¢s reducido de ocupados sostiene a un n¨²mero creciente de personas. De ah¨ª que el futuro del Estado de bienestar dependa, en buena medida, de que sea capaz de canalizar la ayuda solidaria hacia las personas que realmente la necesitan. La idea de que el fraude est¨¢ ¨²nicamente en el lado de los ingresos (v¨ªa defraudaci¨®n fiscal) es consoladora, pero falsa. La Inspecci¨®n del Ministerio de Trabajo ha detectado irregularidades en el 10% de los casos investigados. No siempre se trata de fraudes en sentido estricto, pero, incluso descontando los errores por desconocimiento, la cifra es espectacular. Como resultado de la inspecci¨®n, se producir¨¢n m¨¢s de 85.000 bajas en las listas de perceptores del subsidio.

Los modelos de fraude son variados, incluyendo los organizados por asesor¨ªas que se han especializado -en paralelo con las dedicadas a facilitar el fraude fiscal- en tramitar contratos aparentes a fin de pasar a percibir el subsidio una vez transcurrido el plazo correspondiente. Con cierta frecuencia, algunos empresarios simulan esas contrataciones falsas en connivencia con el trabajador.

La discusi¨®n sobre c¨®mo compensar con otros ingresos la rebaja de las cotizaciones sociales ha hecho correr r¨ªos de tinta. La reducci¨®n del d¨¦ficit se ha planteado casi siempre por la v¨ªa de aumentar los ingresos; hora es ya de que se contemple tambi¨¦n la reducci¨®n de los gastos, como han empezado a hacer con ¨¦xito Sanidad y ahora el Inem.